[Esta entrada iba a titularse “Un país en combustión” pero al volver a escuchar, tantas décadas después, la emocionante versión de Olga Manzano y Manuel Picón de este himno inconformista, original de Chico Buarque y adaptado al castellano por Daniel Viglietti, decidí eludir cualquier circunstancia actual (que solo invita a la vergüenza, a la ira y la desesperanza), ignorar a la muchedumbre de dementes, ineptos, gandules y miserables que despilfarran los recursos públicos en su propio beneficio o los de su misma ralea y no sumar más leña al fuego. Que al menos estos versos apenas modificados sirvan de tributo a los profesionales que se dejan la piel cada día bajo las órdenes de unos incompetentes]
Amó aquella vez como si fuese última
Besó a su mujer como si fuese última
Y a cada hijo suyo cual si fuese el único
Y atravesó la pista con su paso tímido
Subió al monte como si fuese máquina
Alzó en el recodo cuatro barreras sólidas
Rastrojos y troncos en un diseño mágico
Sus ojos embotados de humo y lágrimas
Sentóse a descansar como si fuese sábado
Comió pasta con verduras como si fuese un príncipe
Bebió y sollozó como si fuese un náufrago
Danzó y se rió como si oyese música
Y tropezó en el fuego con su paso alcohólico
Y flotó por el aire cual si fuese un pájaro
Y terminó en el suelo como un bulto fláccido
Y agonizó en el medio de un infierno impúdico
Murió a contramano entorpeciendo el tránsito
Amó aquella vez como si fuese el último
Besó a su mujer como si fuese única
Y a cada hijo suyo cual si fuese el pródigo
Y atravesó la pista con su paso alcohólico
Subió a la colina como si fuese sólida
Alzó en el recodo cuatro barreras mágicas
Rastrojos y troncos en un diseño lógico
Sus ojos embotados de humo y tránsito
Sentóse a descansar como si fuese un príncipe
Comió su pobre pasta si fuese el máximo
Bebió y sollozó como si fuese máquina
Danzó y se rio como si fuese el próximo
Y tropezó en el fuego cual si oyese música
Y flotó por el aire cual si fuese sábado
Y terminó en el suelo como un bulto tímido
Agonizó en el medio del paseo náufrago
Murió entorpeciendo al infierno impúdico
Amó aquella vez como si fuese máquina
Besó a su mujer como si fuese lógico
Alzó en el recodo cuatro paredes flácidas
Sentóse a descansar como si fuese un pájaro
Y flotó en el aire cual si fuese un príncipe
Y terminó en el suelo como un bulto alcohólico
Murió entorpeciendo el sábado
Por ese pan de comer y el suelo para dormir
Registro para nacer, permiso para reír
Por dejarme respirar y por dejarme existir
que Dios te maldiga, Pedro
Por ese cáliz de gracia que tenemos que beber
Por ese humo desgracia que tenemos que toser
Por los andamios de gente para subir y caer
que Dios te maldiga, Sánchez
Por esa parca que un día nos va a adular y escupir
Y por las moscas y gusanos que nos vendrán a cubrir
Y por la calma postrera que al fin nos va a redimir
Dios te maldiga, Pérez-Castejón