cerrar
cerrar
Registrarse
Publicidad
El callejón
Publicidad

La prima y los primos

Resumen del Brasil-Italia (España, 1982). En un partido tan hermoso como aciago para el buen fútbol, la puntería de Paolo Rossi privó de la gloria a un equipo fabuloso, de jugadores formidables y comprometidos con la realidad social de su país.

Hoy, que da comienzo en Sudáfrica la decimonovena edición del Campeonato Mundial de Fútbol (acaso el deporte más popular, impredecible y corrupto del planeta), tenía la intención de rememorar unos pocos momentos estelares, relacionados con dicho acontecimiento, que en su día repercutieron con singular fuerza en mi vida: como es el caso de la desgraciada eliminación de Brasil, en el torneo celebrado en España, en 1982, que me dejó una dolorosa costura en el alma que nunca ha terminado de cicatrizar.

Precisamente, este viernes me había propuesto comentar el inesperado valor que la selección española (ahora rebautizada con el significativo nombre de La Roja) ha alcanzado como lugar de reencuentro colectivo para un país tan entregado al divisionismo, al enfrentamiento tribal y a la condena explícita de cualquier atisbo de sentimiento nacional (en una clara reacción fraticida a décadas de rojigualda y execrable tiranía franquista) e incluso había encontrado cierta patriótica simetría entre el caso de nuestro equipo de fútbol y la hermosa dimensión integradora que su homólogo en el rugby supo adquirir en la Sudáfrica posterior al apartheid, gracias a la sabia mano del entonces presidente Mandela.

Hasta en una jornada tan alegre como ésta, llevado por las buenas vibraciones que despierta a su alrededor este combinado casi inmejorable de jugadores exquisitos y de futbolistas firmes y contundentes en la defensa de su propia portería, iba a escribir un par de párrafos para elogiar la figura del entrenador: ese apacible hombre tranquilo, que nunca escatima una sonrisa, que mide al milímetro cada palabra, que no necesita elevar el tono de voz para hacerse escuchar, ya que cree que no tiene que convencer de ninguna verdad absoluta a nadie, y que aguanta la temible presión mediática con la serenidad de quien duerme con la conciencia tranquila, porque sabe perfectamente que la vida ni empieza ni termina en un campo de fútbol.

De todo eso y de alguna cosa más quería hablarles hoy, pero, sintiéndolo mucho, no va a ser posible. ¿Por qué?, se preguntará alguien. Porque hace tan solo unos días que la suerte que pueda correr este conjunto de jóvenes atletas, en su inminente cita africana, ha dejado de importarme más allá del simple deseo de que los nuestros lleguen lo más lejos posible. Mi compromiso con la selección española en el Mundial que está a punto de empezar se limitará a brindarles mi apoyo sin más, no tanto por su condición de representantes del país al que pertenezco como por el magnífico y esplendoroso juego que estos chicos son capaces de desplegar, dado que, en última instancia, en este terreno, mi única patria es el buen fútbol, con independencia del color de la camiseta de aquellos que lo practiquen.

¿Qué quieren que les diga? Con la que está cayendo, que estos muchachos se lleven una bonificación de más de medio millón de euros por cabeza, si finalmente se alzan con el Campeonato, no sólo me parece un exceso del todo inapropiado, me resulta una indignidad que prueba, una vez más, el absurdo, caótico y terrible desbarajuste en el que nos encontramos sumidos dentro de una nación con casi cinco millones de parados.

"Yo también sé lo que es la crisis. Tengo amigos, tengo familiares, tengo primos que los están pasando mal", contestó el pasado lunes el capitán, Iker Casillas, para justificar semejante paga extra, ante los micrófonos y cámaras de unos periodistas empleados por cuenta ajena, con salarios modestos y un futuro profesional siempre en precario. Desconozco cuál ha sido su reacción ante tales palabras. Por mi parte, lo tengo claro. Me niego rotundamente a hacer el primo en esta macrofiesta de cumpleaños que, al menos en un determinado porcentaje, se sufraga con dinero de mi propio bolsillo.

Archivado en:

Publicidad
Comentarios (0)
Publicidad

Últimas noticias

Publicidad

Lo último en blogs

Publicidad