Como a todo buen polemista, al escritor y filósofo Jean-Paul Sartre se le atribuyen multitud de frases, algunas de las cuales resultan de dudosa paternidad. Uno de estos aforismos reza que, después de dar un par de pasos en la dirección equivocada y de bajar unos cuantos escalones, de repente, casi sin que uno se dé cuenta, se descubre instalado en la derecha. Espacio ideológico que el autor de La náusea identifica, en dicha cita, con una especie de sótano angosto, frío y mal iluminado.
Con independencia de la autenticidad o no de tal aserto, no cabe la menor duda de que una similar sensación de desasosiego y desorientación tuvo que experimentar Kim Jong-nam, primogénito del actual mandatario de Corea del Norte, Kim Jong-il, cuando hace nueve años fue detenido por la policía japonesa, en el aeropuerto de Tokio, en posesión de un pasaporte falso y a punto de embarcar para Estados Unidos en un viaje sin billete de vuelta, idéntico a aquellos que realizan los políticos occidentales que cambian de equipo, según sople el viento.
A raíz de esta huida frustrada, Kim Jong-nam, de 39 años de edad, fue relevado por su padre en la línea de sucesión, en favor de su hermano menor, Kim Jong-un, al que el aparato de propaganda oficial del régimen de Pyongyang atribuye no menos de 27 años.
"Personalmente estoy en contra de una sucesión familiar a una tercera generación", ha declarado el heredero repudiado, quien vive en el exilio, a caballo entre Pekín y Macao. "Nunca he tenido ningún interés por este particular y no me importa nada", ha reconocido Kim Jong-nam, al mismo tiempo que desea suerte a su hermano pequeño, a fin de que "pueda hacer lo mejor para el pueblo de Corea". Además, en reiteradas ocasiones, Nam ha ofrecido su colaboración al país, desde el extranjero, cuando éste lo necesite.
El pasado mes de octubre Kim Jong-un, el nuevo sucesor, fue asimismo nombrado general de cuatro estrellas y miembro de la cúpula del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte, la formación política con mayor implantación en el país, quizás porque es la única. Fue fundada en 1935 por Kim Il-sung, padre del actual presidente, abuelo del próximo y jefe supremo del estado norcoreano hasta su fallecimiento, ocurrido en 1994. Despedido en medio de multitudinarias y dramáticas muestras de duelo por parte de decenas de miles de consternados ciudadanos, que lloraban a lágrima viva ante las cámaras de medio mundo, Kim Il-sung fue posteriormente embalsamado, igual que Lenin, y recibió el título de "presidente eterno", razón por la cual su muerte sigue aún sin tener carácter oficial.
Este modelo de criogenización del poder, muy típico en las gerontocracias de corte comunista, se consolidó con la designación de Kim Jong-il, hijo del "gran líder" de la revolución norcoreana, como nuevo mandamás. Sin embargo, en abril de 2008, Jong-il sufrió una apoplejía y, desde entonces, ha dosificado al máximo sus apariciones públicas y prepara el siguiente traspaso de poderes con la previsión y meticulosidad de quien no quiere irse al éter sin antes dejar todo atado y bien atado.
Por cierto, al parecer, el hijo mayor del dirigente norcoreano intentó sin éxito viajar a Norteamérica con el propósito de cambiar de estilo de vida y, fundamentalmente, para hacer realidad su deseo de visitar Disneylandia. Se desconoce si Jong-nam también quería ver la cámara frigorífica donde el creador de Mickey Mouse duerme el mismo sueño eterno que su abuelo.