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El callejón
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Estado de malestar (continuación)

Ante una situación económica tan catastrófica como la actual, tal vez uno de los mejores remedios sea reírnos de nosotros mismos. Algo en lo que el humorista Manolo Vieira es un verdadero maestro. Aquí tienen la primera parte de su show, Positivando.

El pasado martes, 22 de febrero, en el curso de una apasionante sesión plenaria, celebrada en la Cámara regional, con motivo del debate sobre el estado de la nacionalidad canaria, el presidente del Gobierno autónomo, Paulino Rivero, pronunció uno de sus discursos más locuaces desde que ocupa el cargo. En un alarde de sereno optimismo y de preclara lucidez, el ex alcalde de El Sauzal anunciaba que, tras años de recesión (o desaceleración) económica, en el inmediato horizonte financiero del Archipiélago se observan evidentes signos de recuperación. "Estamos empezando a salir de la crisis antes que España", afirmó el ex diputado tinerfeño en un destello de euforia y exaltación patriótica, propia de su talla como estadista y líder espiritual de la causa coalicionera.

            Una semana después de estas palabras, pronunciadas y lanzadas a los cuatro vientos con la severa solemnidad de los antiguos profetas del pueblo de Israel, la realidad, que no entiende de componendas ni de trapacerías, cayó con toda su terca pesadez sobre los ciudadanos de este país de países, unidad de destinos, crisol de naciones y retablo de las maravillas, que antes era conocido como España. En este caso, la realidad se presentó bajo la rotunda contundencia de una cifra de siete dígitos (4.299.200), que es el número total de personas sin trabajo que actualmente malviven en territorio hispano. De ellos, 261.176 residen en las islas Canarias.

            A la vista de tales datos y teniendo en cuenta el prometedor pronóstico formulado por el presidente regional, el hecho de que, por ejemplo, haya 48.226 aspirantes a la espera de que se celebren las oposiciones para ocupar alguna de las 423 plazas de celador ofertadas por el Servicio Canario de Salud (pruebas cuyo plazo de preinscripción se cerró hace seis meses y para cuya realización se cuenta con una asignación presupuestaria aprobada desde el ejercicio correspondiente a 2007) debe interpretarse como un indicador positivo de que la economía en este rincón del Atlántico empieza a ver la luz después de un ciclo nefasto.

            Hace exactamente un año, en esta misma página, recogíamos el testimonio directo de uno de esos 261.176 desempleados que tratan de salir adelante en esta tierra de promisión nuestra que nunca antes había estado tan dejada de la mano de Dios, de sus gobernantes estatales, de la Unión Europea, de la FIFA, de la UEFA y de los audaces representantes designados por su propio pueblo para la gestión de los asuntos de interés público.

            En cuestión de apenas tres meses volvemos a tener una cita con las urnas. Sería oportuno que miraran a su alrededor, hicieran balance y se lo pensaran dos veces antes de depositar su papeleta. Y, en caso de duda, relean el texto publicado aquí hace un año y su continuación. 

Un año después 

            Han pasado ya 365 días desde que le di a José Amaro Carrillo un amplio resumen sobre mi trayectoria profesional para que escribiera un artículo.

            En ese período de tiempo, solo me han llamado para una "posible entrevista" que ni siquiera se llegó a realizar. En el Colegio Echeyde, de Ofra, necesitaban incorporar rápidamente a un profesor de Biología y Matemáticas para 1º de la ESO. La secretaria del centro me insistía en que no sabía si el contrato sería por un día, una semana, un mes… A lo que yo le decía: "Que sí, que sí, que sí…". Eran las 12.30 horas de un día cualquiera a principios de mayo y quedamos a las 14.30 horas, en el centro, ese mismo día.

            No me dio tiempo ni de levantarme de la cama (porque estaba leyéndome los apuntes para unas oposiciones) cuando mi mujer me llama y me avisa para que no vaya, que la habían telefoneado para anunciarle que la profesora que estaba de baja ya tenía el alta.

            Antesdeayer me llevé una grata sorpresa cuando, a los diez minutos de apuntarme a una oferta de técnico en P.R.L., con las tres especialidades, aparecida en Infoempleo (¡qué guay!), me llaman por teléfono de una empresa de trabajo temporal (ETT) y me preguntan si estaba interesado en trabajar un mes o menos, a lo que yo vuelvo a contestar: "Que sí, que sí, que sí…". Pero siempre piden dentro de los requisitos mínimos tener experiencia y ¡ay, mecachis! Es que… ¡No tengo! ¡Jopeta! ¡Nunca se me ha dado la oportunidad de desempeñar esas funciones! (Así es como se contestaría en una entrevista de trabajo). De todas maneras, insisten en que les mande mi Currículum Vitae (¡Oh! Qué palabra más bonita, por dios), porque el que reciben de Infoempleo no les sirve. Le digo a la chica que habla conmigo: "Mira, como tú estás en una ETT, te pido que me guardes el Currículum para cualquier trabajo que salga y en el que pueda entrar. Es que me descartan de lo que me apunto y lo que quiero es que me llamen por lo menos para una entrevista para trabajar de lo que sea: de jardinero, de limpiador, de segurita…"

            "Sí, ya veo que has trabajado de varias cosas", dice ella.

            Y sigo: "Además, esta gente seleccionará a los que tengan experiencia y a mí no me cogerán, así que, por favor, tenme en cuenta".

            "No te preocupes, que yo les mando tu Currículum y ya te informo", me asegura la chica.

            Y yo me quedo agradecido y me acuerdo de mi abuela, a la que me parece oírla mientras me susurra: "La vida, Manola, la vida…"

            Es curioso esto de Internet. Cuando te inscribes a ofertas en Infojobs, Infoempleo, Laborae.com, Laboris.net… y ves que te descartan o que pasan meses y no ves nada, te crees que todo es un engaño y que hay que comprar el periódico, donde cada vez hay menos anuncios de ofertas de trabajo.

            A veces me dicen: "Es que tienes que mandar por correo los Currículos. Es la única forma de que todo sea fiable". Sí, ahora mismo me vuelvo a gastar 30 euros… Eso ya lo hice tres veces y, a la vista de los resultados, prefiero ahorrarme un dinero que no tengo. Lo más gracioso de todo es que, cuando te apuntas por Internet a un curso a distancia, para que te dé puntos en un hipotético concurso-oposición aprobado, y que cuesta 90 euros, a los tres días tienes el material completo para el curso en tu casa.

A título de anécdota, paso a contar, a continuación, lo que me ocurrió antes de las navidades. Mi cuñado me comenta: "Hablé con Roberto, el hijo de mi primo Luis. Resulta que fue al LIDL de Tacoronte a dejar el Currículum y no se lo aceptaron, porque están buscando cajeros que sean licenciados. Ya sabes, ahí tienes una oportunidad. Te tienes que mover más. ¿O acaso es que no quieres trabajar?"

Como no quería entrar en discusiones absurdas, le respondí: "Que sí, que sí, que sí…". Al día siguiente (recuerdo que fue sábado) imprimí un Currículum del tipo Completo (en el que aparezco como licenciado) y tiré para allí con la curiosidad de un golfillo que está a punto de hacer una ruindad.

Se lo entrego a una empleada y esta me contesta con cara de velatorio: "Que tengas mucha suerte". A lo que yo le contesté interiormente: "Suerte es la que tienes tú, que tienes trabajo…"

Aproveché el viaje para curiosear y cogí algunas cosas para comprar. Mientras lo hacía me iba diciendo en plan de coña: "¿Me tendrán en cuenta? Si es que vivo a dos pasos…"

Cuál es mi sorpresa cuando, haciendo cola para pagar, me veo en la caja de enfrente, mientras pasaba los productos con desgana y los cobraba, a una piba cuya cara me suena un montón. Empiezo a darle al disco duro durante el tiempo que estoy avanzando, y ¡oh! ¡Sorpresa! ¡Pero si es una alumna que tuve en Radio Ecca el año pasado! Me empiezo a descojonar de lo que me dijo mi cuñado. Bueno, en realidad me descojono del tono y del retintín con que me lo dijo.

En fin, cuando llego a casa de mi suegra y me lo veo le comento: "Acabo de venir del LIDL de dejar el Currículum y había una cajera que había estado el año pasado en Radio Ecca. Mira y, a no ser que se haya sacado los dos cursos de Bachiller y cinco de universidad en un año, me parece que las cajeras del LIDL no son licenciadas". Me río y él se me queda medio alucinando y algo cortado. Enseguida se cambia de tema y aquí al pan, pan, y al vino, gloria.

Primera conclusión: ahora resulta que todos saben más que tú. Esto es como el típico aficionado del Madrid que no tiene ni idea de fútbol y al que, cuando le preguntas cómo quedó su amado equipo en la final de la Copa de Europa contra el Liverpool, en el 80, te responde que ganó con un gol de Raúl.

Ya he pasado la fase en la que uno se siente un vago, un inútil, un vividor, un acabado…

            Ahora me encuentro en la etapa de auténtico PASOTA y al que ya toda esta situación le viene de vuelta.

            Cada día es lo mismo: me levanto, desayuno, bajo a Santa Cruz, cojo la bicicleta, me hago mi kilometraje (mientras espero que Bermúdez nos ponga a los cicloturistas un carril bici que llegue hasta Agadir), "tiro de la cadena", almuerzo viendo el telediario de Intereconomía, regreso a casa, me acuesto, a las cuatro de la mañana me levanto a orinar y me duermo hasta el día siguiente, aunque a veces me sobreviene el insomnio del parado, y entonces "empato" la madrugada con el amanecer. Aquí es cuando empieza la cabeza a centrifugar como una lavadora y te arrepientes de cosas que hiciste (y de las que te sentiste en su momento orgulloso y que, sin embargo, ahora no harías). Pero, en el fondo, fondo, fondo, sé que obré bien, así que le den a todos por el culo y a dormir… Entonces, descubres que son las seis y media de la mañana. Te jodiste, brother, ya dormirás la siesta… Y todo comienza a empezar, como en una de esas canciones de Rubén Blades en las que la rutina se tiñe de tristeza, la ilusión se fue, vieja, y el tiempo es mi enemigo.

            Esta semana me ha venido bien tener que coger dos guaguas (Tacoronte-La Laguna y La Laguna-Santa Cruz) porque así se pasa parte de la mañana.

            Anoche le dije a mi mujer: ¿Ves para qué sirve tener una carrera y un buen trabajo? Para pagar una hipoteca de por vida o para comprarte un coche que a los diez años ya no te sirve.

            Si en realidad soy un afortunado y todo. Porque mi mujer cobra muy bien, menos mal…

            A los 17 era parásito de mis padres, acabo de cumplir 37 y sigo siendo parásito y encima con descendencia.

            Afortunadamente, mi hija aún no sabe si trabajo o no. Eso sí, cuando le preguntas de quién es la casa, te responde: "De mami". Y me revuelve el alma pensar que, de continuar así, algún día esa frase sea verdad.

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