Dedicado con (des)afecto (no exento de cariño putativo) al ilustre ex senador Casimiro Curbelo
Diputados y senadores representan al pueblo español y son depositarios de su capacidad para debatir y tomar decisiones de interés general.
En virtud de esta delegación, constitucionalmente establecida, diputados y senadores hacen suyo el poder legislativo, que emana del pueblo, y adoptan medidas que redundan, directa o indirectamente, en las vidas o haciendas de sus representados.
Por término medio, diputados y senadores, gracias, en parte, al ejercicio de dicha función representativa, poseen 163.000 euros y son titulares de, al menos, dos viviendas.
Si diputados y senadores han alcanzado dicho patrimonio a partir de su dedicación profesional y remunerada a la causa pública, en aras de una justa correspondencia, todo aquel capital obtenido por sus señorías (y señoríos) en concepto de ganancia, que haya sido generada fuera de las obligaciones que entraña su cargo, las cuales, por otro lado, están generosa y debidamente retribuidas conforme a la ley, y que, asimismo, proceda de actividades lícitas, estrechamente vinculadas a su condición de cargo electo, debe ser devuelta a la ciudadanía soberana que en ellos depositó la responsabilidad de legislar, con el fin de favorecer el interés común, ya que debe entenderse por política el arte de servir a los hombres porque se cree, de verdad, que nada de lo humano nos es ajeno y no el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos porque, en el fondo, consideramos que todo lo ajeno no sólo es humano sino que también es nuestro.