Se veía venir. No con tanta diferencia, de esa manera tan arrolladora como incontestable, pero se veía venir. El absurdo empeño de Barack Obama de premiar a su otrora rival por los servicios prestados a su causa (aunque alguien debería explicar qué es lo que ha defendido este hombre durante sus dos mandatos en la Casa Blanca y en qué consiste exactamente su legado) era sin duda la forma más eficaz de abrir de par en par las puertas de la presidencia al candidato que nadie quería: ni demócratas ni republicanos.
Engolosinados con la convicción (absolutamente envenenada) de que la victoria de Hillary Rodham Clinton iba a ser tan inevitable como los balones de oro que se vienen repartiendo Messi y CR7 un año sí y otro también desde hace una década, unos y otros aceptaban el triunfo de la ex Primera Dama con la apatía y la resignación de quien aguarda un mal menor. Sin embargo, unos y otros no contaban con la fatal injerencia de uno de los principios fundamentales de la democracia y que con más asiduidad contribuye a socavar los cimientos de ésta: la mayoría decide y, a veces, se equivoca.
Y ahora, unos y otros (los que postularon a Mrs. Clinton y los que permitieron, con su ineptitud y desidia, el resistible ascenso de Donald Trump) han de pechar con las nefastas consecuencias de tanto despropósito.
Por el momento, el recién elegido muestra, en el tono y en el fondo de sus declaraciones, una mayor moderación y cautela que en su inflamada oratoria de campaña. No obstante, como la propia Historia se ha encargado de enseñarnos, con terca e inapelable reiteración, estas primeras intenciones, tibias, atemperadas, con que suelen comenzar a gestionar el poder los movimientos demagógicos de raigambre populista, suelen ir dando paso, decisión a decisión, nombramiento a nombramiento, ley tras ley, a una sucesión de calamitosas y terroríficas desdichas. Sobre todo, para los más débiles.
pevalqui
Obama fue un soplo de aire fresco, un hecho histórico en un país que nunca había tenido un presidente de raza negra. Probablemente el sueño incumplido de Luther King cuando decía aquello de “I have a dream” (tengo un sueño). Pero ya lo decía Calderón de la Barca, “los sueños, sueños son”. Las preguntas que deberíamos hacernos son ¿las dos legislaturas de Obama se correspondieron con las expectativas que de él esperaban una buena parte del electorado norteamericano? Obviamente, no.
Sin dejar de soslayar el contrapeso al que nuestro amigo Pintao hacía referencia del Congreso como del Senado, lo que allí se conoce como “Check and balances”, y que se manifiesta como el contrapeso mediante el cual los tres poderes principales, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, impiden a veces incluso con el veto del presidente, o viceversa, que ningún poder se imponga sobre el resto; el presidente Obama no pudo cumplir los principales renglones que lo auspiciaron en su programa electoral a la presidencia del país más poderoso de la Tierra.
Si bien al comienzo de su mandato, le tocó “bailar con la más fea”, con las hipotecas basura también llamadas subprime; el fraude financiero de Madoff, una de las principales firmas inversoras de Wall Street; el mayor fraude piramidal que se conoce en la historia de los Estados Unidos, que afectó a bancos, particulares y multitud de entidades privadas por un valor próximo a los 70.000 millones de dólares. La antesala de la crisis financiera que asoló al Mundo.Un disparate. Una de las principales firmas inversoras que hicieron sonar las alarmas en Wall Street. Lo que motivó que “la maquinita de la “Casa del Tesoro” en Washington diera más vueltas de la cuenta, imprimiendo billetes verdes.
Su pretendido programa social, se fundamentaba en tres pilares: Recuperar la economía americana reduciendo el paro, instaurar un sistema de Seguridad Social y regularizar 11 millones de latinos. A todo ello, habría que añadir el cierre de Guantánamo. Y en política exterior ha brillado más, sobre todo en Europa, aunque con luces y sombras tanto con Rusia, (algo mejor con los chinos, con quienes mantienen una balanza de pagos desfavorable), con los judíos y con el mundo árabe. Especialmente calamitosa, la invasión de Libia propugnada y fuertemente apoyada por Hillary Clinton. Ya hemos visto los resultados.
– Recuperar la economía americana y adelgazar la lista del paro que alcanzó una cifra que allí podríamos considerar excesiva, llegando a alcanzar el 10% de jobless. En este sentido redujo en más de la mitad la lista de parados y ha reactivado la economía que ahora mismo crece en torno a un 5%. Pero, y este es el meollo del asunto, cargando sobre las clases medias (abrumadoramente de raza blanca), el coste mayor de la crisis, que han visto disminuir sus salarios en una cantidad sustancial. Menos cantidad de dinero en el bolsillo. Un desatino en un país con un sentimiento profundamente individualista que no ve con buenos ojos que sus impuestos se destinen a mejorar el nivel de vida de “los más necesitados”. Amigos personales de allá, así me lo han confirmado. Y son votantes demócratas, por su ascendencia católica. Mientras que los republicanos aglomeran un mayor número de votantes protestantes.
La propuesta de regularizar a los indocumentados latinos, “colmó el vaso”. Y es que Obama tiene una imagen en Europa, otra muy diferente en USA.
– Cerrar Guantánamo (no lo consiguió). Aunque si lo “aligeró”.
– El gran sueño del Partido Demócrata, de instituir una Seguridad Social “al estilo americano”, lo que se dio en llamar, el Obamacare. Lo consiguió a medias y con muchos esfuerzos administrativos como judiciales. Más de once millones de norteamericanos han podido disfrutarlo.
– Una política exterior expansiva en lo comercial (lo contrario de lo que se pretende ahora), de libre comercio.
– Con el “amigo judío”, no pudo reverdecer los tratados de su precedente, el presidente Carter con los famosos acuerdos de Camp David, “amigando” a egipcios y judíos y que a la postre supuso el posterior magnicidio del presidente egipcio, Sadat. Pero tampoco es que lo haya empeorado.
– Sacó las tropas de Afghanistan: una petición a gritos, unánime, del pueblo norteamericano.
– Estableció acuerdos más vinculantes con los socios europeos. Excepto con la URSS, donde mantiene un pulso con Putin por el liderazgo de las acciones bélicas en Siria, con una política antagónica a la soviética, de apoyo a los rebeldes, propugnando la salida de Al Hassad, que se mantiene gracias a las bombas de los vetustos Mig 21 rusos en suelo sirio sobre Alepo. Y a la tibieza norteamericana de tomar la iniciativa en una confrontación bélica de la que ya salieron escaldados hace bien poco, tanto en Iraq como en Afghanistan. ¿El peligro? Que el oso ruso se abrace con el gigante chino. Ese sería, el mayor de los riesgos. Ideológicamente son primos hermanos, aunque con intereses contrapuestos.
Hillary Clinton, quien perdió la nominación a la presidencia frente a Obama, éste magnánimamente la nombró Secretaria de Estado en su primera legislatura. Prestigiosa abogada graduada en Yale, tuvo que arrastrar con los “Cons” de la era Obama, así como con los episodios de corrupción en los que se vio envuelta con la anuencia en su contra, de otros poderes fácticos como el FBI. Tenía todo a su favor: haber sido inquilina de la White House en la etapa en la que su marido se dedicó también a “mariposear”, experiencia de gobierno, la maquinaria del estado e incluso mayoritariamente de la prensa. Pero ya lo dicen los americanos, sobre todo los que suelen votar republicano: “Business is business”. Y a cada cual, lo suyo.
Hasta luego.
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Pintao
Desde luego y a estas alturas del partido, dado que los norteamericanos en el clima que la globalización y otros aspectos les ha dado por elegir la Donald Trump, no nos queda más que esperar que no vayan a cometer locuras que nos metan en un torbellino de inseguridad mundial que tengamos que lamentar.
Yo más bien pienso que el sistema de funcionamiento de las instituciones americanas tiene tantos contrapesos, que ni Obama pudo llevar a cabo sus intenciones de reformas al estilo socialdemócrata, ni Trump podrá dar un golpe en la mesa y mandar a parar, llevando a cabo sus promesas.
Las cosas son muy complejas y aparte de algunos efectos teatrales al principio, para que se note “quién está al mando”,
las demás medidas que tengan que ver con la economía se van a mover muy prudentemente. Lo mismo va a pasar con la política de seguridad mundial. El freno se llama Senado y Cámara de Representantes, Pentágono y Wall Street, aparte de los muchos Lobbys que tienen mucho poder.
Donde si que se van a notar los cambios a peor será en el trato que van a recibir los 120 millones de norteamericanos que no pertenecen a “los americanos blancos de verdad”, aparte de los más desvalidos, que por otro lado, en los EEUU, la idea de la “sociedad del bienestar” como la entendemos en la Europa Occidental, no existe, y le importa un bledo al ciudadano medio.
En cuanto a “los latinos y los afroamericanos (salvo las estrellas), para contento general de la America profunda, se les va a hacer sentir lo de toda la vida, cosa que quedó bien definida en la filosofía del “destino manifiesto” ya a principios del siglo XIX. Aunque no lo digan abiertamente, pues ñno fue muy políticamente correcto decirlo, el mismo hecho de haber tenido a Obama de presidente, les ha despertado los viejos sentimientos de raza tal como lo entienden de “make America greate again”, y la actual ley vigente en Arizona SB 1070, será la pauta para hacer alguna ley federal que ponga a los “migrants”, en el escalón social donde tradicionalmente han estado. Tengámoslo claro, para los americanos en general todo lo que huela a “hispano” no sólo es inferior sino sospechoso, y se tiene siempre y cuando se le pueda sacar rendimiento.
La perspectiva que los sociólogos han dejado claro, que a partir del año 2.040, los “blancos anglosajones serían una minoría más, junto a los latinos, afroamericanos, asiáticos y otras gentes raras, ha movilizado a los “americanos de verdad”.
También algo sociológicamente demostrado es que parte de estas minorías son las mayores enemigas de que puedan venir otros descamizados a quitarles el puesto, y son capaces de apuntarse al KKK si ello fuera necesario.
En fin que probablemente los perjudicados del fenómeno Trump, no van a ser otros que los más débiles, como por otro lado suele suceder.
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Juanf
Estimado José Amaro, no es fácil llegar a conclusiones del porque ganó Donald Trump unas elecciones donde saltaban los chivos de lado a lado, el uno llevando jóvenes al placer y el otro demostrando poco cuidado en sus labores de gobierno, meses de toma y dame, de esto y de aquello, en un lado los republicanos se mordían unos a otros, diecisiete candidatos gruñendo mas que llevando el buen mensaje, al final el mas fiero, el que mas palabras de grueso calidad usó fue el candidato menos querido por los conservadores republicanos, el candidato que apoyaban los del KKK y las organizaciones nazistas y en especial por los llamados blancos y aun así ganó el postulado, por el lado demócrata la mujer que deseaba ser la primera en la historia se enfrentaba un socialista que hablaba maravillas de los cubanos de Castro, prevaleció la de mayor experiencia y aun con el apoyo del otro junto a la “casa real” de la Casa Blanca tratando de contener al grosero que no dejaba en paz a las familias americanas para poder dormir en paz, ya lo comenta el amigo José Amaro cuando dice ” sucesión de calamitosas y terroríficas desdichas” pudiera ser lo que le espera a la nación de las barras y las estrellas por lo impredecible de su nuevo mandatario, es de confiar que no le dejen abierta la puerta del gatillo alegre, y sea el Senado y Congreso quien se encargue de amarrar al caballo antes de que se desboque en carrera de muertes, ya comentó unas y otra vez que enviaría tropas para terminar con ISIS, que pondría un muro entre norte mejicano y sur de los EEUU, que cambiaría lo realizado por el presidente que sale, hombre este que a demostrado darle un parón a la caída de la economía en el dos mil ocho y hoy con un desempleo de un 4.5% lo que demuestra buena su gestión, llega el nuevo, el billonario que no enseña sentimiento alguno por aquellos que no lo son de su agrado, que no respeta por lo que dice a la OTAN ni tratados con países del Asia, que llega con todos los hierros que recuerda al difunto venezolano cuando entrando en Congreso dijo que todo lo cambiaría, lo que no explicó si para bien o para mal, y ya todos sabemos hasta donde envió el país y a los venezolanos, a una imitación de la Cuba comunista de los hermanos Castros y todos sabemos el horror de lo que allí existe, queda por ver si tendremos paz en el mundo o volveremos a escuchar partes de guerra con recuento de caídos, con el Donald de Disney que nunca demostró en tantas películas producidas un buen carácter dejara ahora su forma de ser al llegar en ‘”un nuevo y agitado carácter” a la mansión de Washington para mandar y quien de seguro la asegurara para que sus hijos y nietos sean los futuros inquilinos y antes no se derrumba, es que cuando agarran son comparables a las garrapatas.
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