El último derbi

A Lucio Manuel Bardón Pérez, in memoriam, y a Carmensa, Patricia y Cristina, con todo el cariño

El partido, último enfrentamiento entre los dos rivales madrileños con el Calderón como testigo, lo cogió ya muy cansado, extenuado más bien, sumido en una postrera somnolencia que anunciaba el inevitable desenlace.

Él, con la fanfarronería que era consustancial a su naturaleza de hombre que trató de vivir a su manera, les había dicho una semana antes a mis hermanos, que fueron a visitarle en la antesala de una muerte a la que estuvo dando la espalda hasta que ya era irreversible, que ese encuentro, ese Atlético-Real Madrid, a él se la traía sin cuidado: “Te lo regalo”, les espetó con esa arrogancia tan de madridista, faltón y confianzudo, que nosotros le perdonábamos, porque, desde muy niños, acostumbrados a su presencia, entre socarrona y jovial (le encantaba lucir sus habilidades jugando al fútbol en los canteros de la finca de mi bisabuelo Pancho, en los felices domingos de mi infancia palmera), entre despreocupada y traviesa, reconocíamos en él al niño que nunca dejó de ser, al estudiante inteligente e indisciplinado, al tipo generoso y desprendido que un día se enamoró de una prima hermana de mi madre para siempre jamás, al cascarrabias de buen corazón al que echaremos de menos.