En España hay casi 57 millones de líneas de telefonía móvil, incluyendo las ultimísimas tecnologías, y 47 millones de habitantes. Pero a pesar de tanta hipercomunicación la gente se siente vacía. La sociedad se deshumaniza con tal prisa que en algunas iglesias de Italia han instalado confesionarios automáticos, en los que echas unas monedas, confiesas tus pecados y una maquinita te impone la penitencia. La soledad es terrible, fue "la peste del siglo XX", según los psicólogos. Bueno: será también del XXI. Un 35 por ciento de la población entre 25 y 40 años vive sola en nuestro país, en las grandes ciudades se incrementa el número de ancianos que viven apartados, y que en algunos casos mueren solos. El Teléfono de la Esperanza recibe más de trescientas mil llamadas anuales. Dentro de la cultura cibernética, crece la tendencia de practicar el sexo ante la pantalla de un ordenador.
En la mitología grecolatina, de la cual somos directos descendientes, Platón cuenta cómo el padre de los dioses, Zeus, cortó por la mitad a los seres humanos. Y éstos sintieron un horror tan insoportable que empezaron a buscar desesperadamente su mitad perdida. Encontrarse a sí mismo, hallar una buena relación, no resulta fácil. Unas tres mil personas se suicidan diariamente en el mundo, lo que supone que cada tres segundos una persona se quita la vida. Un problema de salud pública evitable, según la Organización Mundial de la Salud, con un correcto tratamiento a las personas que padecen algún tipo de problema.
Para salir del aislamiento es preciso un primer contacto: con el interior de cada uno de nosotros, y después con los demás: familia, amigos, entorno laboral o incluso personas con las que sólo cruzamos un saludo en el ascensor. Hoy, cada vez con más familias monoparentales tras el incremento del divorcio, lo importante habría de ser aprender a convivir con la soledad, no dramatizarla. En EEUU el 26 por ciento de la población se califica de solitarios crónicos. Pero hay tanta soledad entre los solteros como en los casados, las amistades son superficiales y oportunistas. Se tiene la impresión de que muchos casados y casadas flirtean por internet para superar su rutina.
La noche agranda la angustia, de ahí el éxito de los programas radiofónicos, en los que ha vuelto el contenido emocional, intimista. En los supermercados se empiezan a ofrecer raciones para una persona. La soledad urbana es típica. Leer ayudaría a superar la soledad pero no somos un pueblo de lectores. Entonces, hay que aprender terapias personales. Cultivar una afición, redescubrir las amistades de carne y hueso en vez de las amistades de internet, acercarse al arte, porque la vida es algo más que utilidad, dinero y prisa.
(blogdeleonbarreto.blogspot.com)
lleon
Verdaderamente, amigos, estamos "invadidos". Antes la gente hablaba por teléfono en baja voz y hasta susurrando palabras de amor. Ahora tiene la gente que salir al balcón y hablar en alta voz, con lo que los presuntos ligues son pregonados. Por aquello de la falta de cobertura.
Verdaderamente es una pena ir al cine y comprobar que hay muchos que están mandándose mensajes y recibiendo mensajes. Y en una obra de teatro o en un concierto no falta la llamadita que molesta e incordia.
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Antoni
Estimado Luis, los psicólogos de Psicoencuentro plantean al respecto que si cabe preguntarse si dos individuos incompletos forman algo completo o por el contrario si aumentan esta condición de no completos. Verdaderamente los dos miembros de una pareja se unen para completarse en el sentido de desarrollarse cada uno a sí mismo y por sí mismo, y para ello utilizan entre otras cosas y de manera principal la unión y relación con su pareja. Pero no se completan sumándose la una la otra. No se trata de fusionarse con el otro sino de caminar en paralelo, uno al lado del otro.
Uno de los problemas está en que si consideramos al otro mi “media naranja” nos consideramos a nosotros mismo de igual manera, la mitad de algo y a continuación ponemos nuestro bienestar en manos del otro en el sentido de que nos hacemos dependientes del otro para estar bien; es decir, todo ese cúmulo de cosas en torno a la idea de… “sin ti no vivo”
De esta manera se ve, como mucha gente se une para no estar sólo y en este sentido, hace más por solucionar sus propios problemas de inseguridad, que por estar propiamente con la otra persona.
En cuanto a internet, depende si el usuario lo considera una ventana o una caverna de Platón.
Un abrazo.
Antonio.
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rvalcarcel
jajajajaja.
Sr. Atilaelhunico. Curiosa y divertida conversación la que usted cuenta. Toda una realidad en este mundo en que vivimos.
Como ya he escrito el dichoso móvil lo invade todo con su tic nervioso, con su cuerpo frío, con su tacto dulce, con su exquisita luz parpadeante…
Un beso grande y feliz finde para todos.
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Atilaelhunico
Sabias y compartidas reflexiones las suyas.
La dificultad estriba en encontrar esa media naranja ansiosa de liberarse del dichoso aparatito ese, que aunque es muy útil en determinadas circunstancias, en otras se convierte en barrera infranqueable y limitante de la comunicación, aunque parezca paradójico. Lo ilustro:
Un aspirante a convertirse en nuevo miembro de la familia, es decir, a unirse en matrimonio con mi hija circunstancial, se encuentra actualmente desempleado. Nos encontramos casualmente una de estas tardes y comenzamos a lo que se podría decir conversar. En el justo momento en que comencé a plantear la posibilidad de que trabajara conmigo, se llevó la mano al bolsillo y con una habilidad digna de un prestidigitador comenzó a manipular la Cerecita Negra esa, y la conversación se convirtió en un monólogo. El pretendiente respondía a mis insinuaciones laborales con sonidos más o menos así, sin apartar la vista de la pantalla de la Cereza:
– Bien, estás dispuesto entonces a pensar lo que te ofrezco?
– Bhgh… (sus pulgares parecían relámpagos sobre el teclado de la Cereza)
– Ya veo, te interesa la oferta…
– Mngh… (y dale que dale)
– Ajá! Y para cuándo estás disponible?
– Qrgh… (tacatacatacatacata)
– Qué aspiraciones de sueldo tienes?
– Krhg… (tiquitiquitiquiti)
En eso yo, dirigiéndome a la empleada de la pastelería:
– Dame un café y una pasta seca por favor…
– Prht… (contestó el prestidigitador)
Bueno, lo cierto es que me tomé el café, me zampé la pasta seca, pagué la cuenta, y me despedí de mi futuro yerno circunstancial (Dios quiera que no).
Ok. nos vemos entonces…
– Orhk… Y continuó con su dale-que-dale a la Cereza!
Qué hace uno en este caso? Me he planteado la posibilidad de exigir apagar el aparato ese a mis interlocutores antes de entrar en detalles de fondo, llegando a correr el riesgo de que me demanden por coartar su libertad de expresión. Es que se han dado casos…
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