Si Las Palmas de Gran Canaria es la patria del consumo, a juzgar por el hecho de que proporcionalmente a su población tenemos más centros comerciales que en el resto de España, desde el Día de Acción de Gracias se nos ha metido por los ojos todo lo visualmente apetecible de la Navidad. La fiebre se adelanta. Si Canarias no es la región con mayor renta, si hay capitales con mayor recepción de turismo ¿cómo se explica la invasión de grandes superficies sobre todo en la capital grancanaria, y en menor medida en Santa Cruz de Tenerife, La Laguna y Telde? Toda suerte de árboles de plástico adornados con sus luces y reclamos, ofertas sospechosas en el Viernes Negro, verdaderos torrentes humanos que van hacia el espacio recién abierto, ese del que todo el mundo habla sin parar. Un marasmo de coches y de gente, atraídos por los escaparates, los últimos hallazgos de la imagen en movimiento, los reclamos de las grandes pantallas para que la gente no pare de hacerse fotos, las enormes explanadas sin árboles ni cajeros automáticos por aquello de las prisas por inaugurar. En un rincón casi escondido hay ¡oh, milagro! una tiendecita que ofrece libros y periódicos, cuando compré Patria, de Fernando Aramburu, me regalaron un bolígrafo. Tuve que felicitar al propietario del establecimiento, porque en otros centros comerciales ni siquiera puedes comprar un periódico ni mucho menos un libro. A veces me considero un alienígena fuera de los tiempos que corren.
La colonización cultural nos somete a una globalización de los hábitos y de las conductas. Cierto que en nuestra tierra todavía algunos centros nos dejan ver el clásico nacimiento con sus camellos, sus Reyes Magos, sus pastores con las ovejitas, su río, sus figuras en movimiento y el portal con el recién nacido, pero esta tendencia va a menos. ¿Quién se acuerda de lo que significa el Adviento de los católicos y el nacimiento de Jesús? No se sabe en qué mes nació Jesús y la Navidad fue establecida el 25 de enero por el emperador Constantino, porque en tal fecha se celebraba la fiesta pagana del Sol Invicto. Estas preocupaciones parecen fuera de lugar en un mundo cada vez más laico y que cada vez persigue con mayor vehemencia la satisfacción individual. La valoración religiosa que antes tenían estas fechas casi ha desaparecido en el cajón de los trastos inútiles. Al abrigo de la presunta recuperación de la economía, vuelve el frenesí de las compras, de picotear aquí y allá. Lo cierto es que estas fiestas tan tradicionales deberían ser de unión familiar, de espíritu fraternal, de paz, reposo y renovación. Pero en las cenas navideñas suele haber brotes de conflicto, de ajustes de cuentas, de acumulación de agravios de los que te acuerdas cuando ya tienes unas copas encima. El alcohol suelta la lengua y después de una buena comida y una abundante bebida, la gente se desinhibe y dice cosas que debería callar, porque a fin de cuentas todos los humanos cometemos errores, damos pie a agravios. Dicen los que saben de estas cosas que en Navidad y en las vacaciones de verano es cuando más conflictos matrimoniales se desencadenan, debe ser porque son espacios en los que los cónyuges –que apenas se ven por el ritmo de trabajo y la exigencia de la vida actual– han de verse y convivir mucho; entonces, no lo soportan.
Como siempre, en cuanto pasen estas fechas las guerras y el hambre en África van a continuar igual que siempre, pero en estos días conviene olvidar esos desastres. Tenemos que mirar con valentía y decisión el futuro, lo “nuevo”. Y hasta podemos soñar y, sobre todo, contribuir en la lucha por un mundo más bello y justo, en el que mujeres y hombres puedan vivir en paz, aprender a compartir progreso y trabajo en libertad. No podemos resignarnos a añorar tiempos pasados, que nada o muy poco nos pueden aportar. Tenemos que mirar con valentía y decisión el futuro, lo nuevo. Claro que, hoy más que nunca, en cada lugar la Navidad adquiere unas connotaciones particulares. Así en Barcelona los independentistas, con la señora Ana Colau de discreta maestra de ceremonias, han impuesto que el alumbrado de las calles sea mayoritariamente en color amarillo, como acto de protesta frente a la prisión de los líderes del interminable “procés”. En Madrid la alcaldesa Manuela Carmena anunció el nuevo espíritu que estas fiestas conllevan en la capital: «La Navidad es una fiesta, todos sabemos de origen religioso, pero que a su vez es también una fiesta de humanidad, de solidaridad. Por eso, desde el Ayuntamiento de Madrid queremos hacer lo posible para que todo el mundo que esté en esta ciudad, sea de donde sea, pertenezca a donde pertenezca, pueda disfrutar de su fiesta.”
Lo que está claro es que este tiempo se ha ido convirtiendo casi exclusivamente en un periodo de compras, días de euforia con estrés festivo y buenos deseos que lamentablemente caducan a poco de comenzar el mes de enero, la vuelta a la normalidad. De ser un tiempo de reflexión y elevación, estos días son del comercio navideño, fin de año y Reyes. Cultivamos con frenesí el regalo generalmente vistoso para impresionar pero que en realidad resulta poco práctico. Y al fondo los villancicos anglosajones que celebran la llegada de Santa Claus a la ciudad, el rojo y el blanco tomados de la publicidad de la bebida refrescante, los colorines de la iluminación de las calles, los paisajes nevados.
Tampoco los belenes gozan de la presencia que merecerían. Esta tradición que llegó de Italia y se hizo tan española y casi universal viene sufriendo rebajas año tras año por parte de aquellos que pretenden celebrar estas fechas -y desde luego aprovechar sus festivos- sin que apenas quede rastro del significado que tenía para las generaciones anteriores todo aquello de la Misa del Gallo, los villancicos en la iglesia, el frío y la lluvia del invierno. Y dentro de nada entraremos en 2018, que viene a suponer un libro en blanco, con sus promesas e ilusiones. La crisis económica va ocultándose poco a poco, aunque la pérdida de derechos ha sido lamentable. La vida, el don más hermoso que tenemos, no se nos agota en los objetos que podemos acumular. Los humanos valemos por lo que somos, y no por lo que tenemos. Así debería ser. De cualquier modo, alegría y felicidades para ustedes, lectores.
Blog La Literatura y la Vida
Martelero
Pues mire JuanF, Jesús no fundó ninguna Iglesia, y eso de que es dios, va a ser que no, si acaso es pensamiento particular que no se sustenta en ningún hecho. Lo de la Iglesia, vino después, mucho después.
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Juanf
Don Luis ya termina el año 2017 dándole entrada al 2018 el cual será mejor dada la experiencia recibida del 2017, poco a poco se van acumulando nuevos conocimientos, nosotros los foreros le agradecemos sus escritos, llegan con la buena cordura de quien bien sabe lo que escribe, gracias mil.
Aquí Martelero comenta;
¿Religión? No gracias.
Nosotros nacidos en Canarias nos hemos levantado con la religión católica.
Persona que profesa la religión cristiana de la Iglesia Católica y que rinde culto a Dios Santísima Trinidad que es Dios Padre, Dios Hijo y Dios espíritu Santo, a la Virgen María y a las personas santas. La única iglesia fundada por Dios Jesucristo hace más de 2 000 años,
Luego tenemos al Agnósticos, persona que declara inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia.
Para rematar con el ateo quien niega la existencia de Dios.
En democracia todos tienen derechos, en este caso se puede creer y otros miran para otro lado y no creen, ya lo hemos leído antes, hay de todos en la viña del señor.
FELIZ AñO 2018
PARA CREYENTES
Y NO CREYENTES!
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lleon
Muchas gracias a Marta71 y a todos los que siguen El Apurón, periódico digital pionero que se mantiene gracias a la tenacidad de Digna, una barloventera especial. Felicidades y que el 18 sea lo mejor posible para todos.
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Marta71
¡FELIZ AÑO NUEVO PARA TI Y PARA LOS TUYOS, LUIS!
QUE “PALMERO DE IDA Y VUELTA” SIGA COSECHANDO ÉXITOS EN 2018…
¡FELICIDADES PARA TODOS LOS FOREROS, INCLUYENDO A GALVA Y A SU GUIÑOL BAKLAVA (A VER SI ESTE CHICO SE ESTRENA CON ALGUIEN EN 2018 Y SE LE VA TANTA AGRESIVIDAD, CELOS Y ENVIDIAS)!
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Juanf
Navidad
made in Venezuela
23 diciembre, 2017
En estos días de “fiestas” pensaba en los amigos y la familia. Acabo de recibir un mensaje sobre el espíritu de la Navidad… como es difícil conectar con las tradicionales fiestas decembrinas.
¿Cómo hacerlo? cuando todas las noticias son desoladoras, la hiperinflación, la escasez de comida, de productos de primera necesidad, de medicinas. Las colas de gente intentando conseguir efectivo y otras tratando de llenar el tanque de su vehículo; personas de farmacia en farmacia buscando la esperanza de un alivio y otras arrastrando su dolor frente a una morgue.
Como imaginar un futuro, si veo personas rebuscando en la basura algo que comer, como vislumbrar un 2018 con posibilidades…sin rencor. Consciente de que los autores de semejante catástrofe nacional, siguen destrozando las instituciones democráticas, desde la espuria Asamblea Constituyente castrista y hundiendo nuestra economía a niveles inimaginables para un país que, una vez fue rico.
Delcy y sus maleantes, no encontraran piedra donde esconderse, cuando la justicia llegue. Por aquello de que los sacaremos hasta debajo de las piedras. Un castigo ejemplar deberá aplicarse, para evitar que otros delincuentes aspiren seguir su ejemplo.
Ella es culpable, tanto como fue Chávez y son Maduro, Ramírez, Diosdado, Padrino, Tareck, y Tibisay, si todavía está viva. Desmontaron un país, para convertirlo en el “negocio” de la “familia”, el capo Nicolás comparte zonas de poder entre otros cabecillas… para ti la droga destinada al Norte, para ti la que va al Medio oriente con destino a Europa.
Tú te reservas el contrabando y las comisiones por armamento; el otro se encarga de los terroristas islámicos y a esos enchufados le dejas dólares y comisiones por productos chimbos.
A la gestión bolivariana, agréguele los 250.000 asesinados por bandas y colectivos, más los estudiantes asesinados por uniformados, por exigir sus derechos. Súmele los que han tenido que exilarse y los que están presos sufriendo torturas psicológicas, físicas y morales.
He allí el balance final del castro-chavismo, una Venezuela desolada, con su empresa petrolera en ruinas y empeñada.
Pero me resistí a dejar mi destino y el de mi país en sus manos… por eso escribo… por eso no me rindo. Por eso también tomé la decisión que, los traidores y los castristas no podrían destruir la esencia de mis navidades; ni la promesa de renovación del niño nacido en Belén.
Y pedí regalos de noche buena: pedí por los enfermos y los que no consiguen tratamientos, pedí por los que no tienen que comer. Imagine un canal humanitario forzado, que viniera a calmar el dolor de tanta gente.
Soñé con un clima de paz, de reflexión y de unión; de las familias, de los demócratas, de los que están dentro y de los que están lejos. Para que encontráramos fuerzas y esperanzas para continuar luchando.
Confieso que también pedí que se llevara lejos a los que sembraron odio, divisiones, pobreza y muerte. No pedí la muerte para ellos, sino que se aplicara justicia… esa que tarda pero siempre llega.
Solicite que el espíritu de la navidad, inundara de amor los hogares, en ausencia de regalos materiales. Que los gestos, el abrazo y la sonrisa, suplieran los paquetes y las cintas.
Le solicite al niño Dios, consuelo para las tristezas de padres y madres, de las viudas y los huérfanos. Y pedí por que se imponga la verdad y la justicia.
Pero sobre todo le pedí por mi país, para que fuera liberado, de la peor calaña empecinada en destruirlo.
La nuestra será una Navidad distinta a la de Maduro y Cilia, ellos bailando y riendo, con mucho “billete” pero sin sobrinos. Los chavistas y enchufados derrochando sus cajas claps de lujo, raspando la olla, revisando sus depósitos en el extranjero y riendo a espaldas del venezolano.
Tan falsos como las instrucciones que, Arreaza ordena desde la Cancillería: ¡Mientan, mientan! instruye desaforado a Embajadas y Consulados. Inunden las redes con mensajes navideños, ruidosos, recuerden “las victorias de Maduro” y mencionen al muerto aquel.
Utilicen a todo el personal, oblíguenlos a sonreír, como aquellas viejas cuñas de televisión, la familia diplomática reunida, aunque no cobre sueldo. Finjan alegría, repítanlos todos los días y no olviden mencionar mi cuenta y la de Maduro.
Cualquiera diría que espera cambiar la imagen de dictadura, que tienen a nivel internacional. Pero ni siquiera es eso, “el lerdo” solo intenta tener algo que mostrarle “al capo”, para justificar su sueldo.
Frente al circo bolivariano, yo decidí tener mi propia navidad, recordar que “el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros” (Juan 1:14), enviarle mis mejores deseos en esta Navidad y Año Nuevo a mis familiares y amigos, con la esperanza de que el 2018 esté pleno de bendiciones y cosas buenas en unión de sus seres queridos.
Busqué mi sempiterno smoking y decidí ponérmelo para estas fiestas. Celebrar, aunque fuese con un refresco, por mi libertad intelectual, por los valores democráticos que no mueren, por los que aquí estamos sin rendirnos… por los que creemos en un mundo mejor.
Estos días escucharé gaitas, pondré un pesebre, comeré un dulce, prenderé una vela. Escribiré a viejos amigos y familiares que se encuentran en otras latitudes. Tendré mi Navidad personal.
No busco simplemente levantarme el ánimo, intento que, a pesar de la depresión económica, política y social, en que nos ha sumido el chavismo, podamos decirle al régimen que no nos doblegaran. No importa cuánto roben o cuan poderosos se crean; frente a ellos un ejército de buenas voluntades está dispuesto a hacerles frente… así como ayer, diremos presente hoy y mañana.
Tendremos nuestra navidad en el corazón, en el abrazo y la compañía; estamos obligados a recuperar la esperanza, a encontrar caminos y aplicar justicia. Venezuela nos necesita, 2018 será el año de rebobinar esta tragedia, comenzaremos a poner orden, a recuperar los dineros robados, a meter presos a los culpables de la debacle roja venezolana.
Levantaremos de nuevo la bandera de siete estrellas, la de Bolívar, devolveremos su rostro al libertador. Pero además de los símbolos tendremos que unir voluntades, esfuerzos políticos, profesionales y empresariales para reconstruir la economía nacional y las instituciones.
Seremos de nuevo la República de Venezuela. 2018 nos trae la promesa del Niño Jesús, que nos confirma que es bueno ser humanos, tener un cuerpo y utilizarlo para el bien, trabajar con nuestras manos y ser testimonios de lo divino con las simples cosas de la vida.
Construir un país significa ayudar a las nuevas generaciones, enseñarlos a plantar un árbol, a educar sus hijos con el ejemplo, enseñarles a orar, apreciar la música y la poesía. A tener valores y principios y a defender sus derechos.
2018… será el año en que podremos de nuevo soñar.
Nelson Castellano-Hernández
Ex Cónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia
https://www.facebook.com/ groups/181289191975263/
nelsoncastellano@hotmail.com
Envoyé à partir d’Outlook
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Martelero
¿Religión? No gracias.
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Pintao
Supongo que una alternativa a una nochebuena consumista pudiera ser la que estoy experimentando, o sea, bastante simple, pero para mi gusto sublime:
Después de una agradable cena en familia con la consiguiente charla de sobremesa, me he puesto los cascos y he visto y escuchado la maravilla del Mesías de Haendel por la orqueta y coros del Tabernáculo Mormon. Buscar en you tube.
No creo que haya una alternativa más sublime y sin embargo muy mano de todo el mundo.
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Juanf
Don Luis, hoy celebramos la Nochebuena y mañana es Navidad, tiempo para la unión familiar, donde todos o casi todos se hacen presentes para celebrar, vivimos en abundancia aun cuando muchos de forma precaria llevan a la mesa aquellos platos que les hará felices al poder realizarlo.
El ayer ya olvidado no tenia esa linda faceta que hoy presenta nuestra sociedad, era alegre en sus cantares pero pobre en su comida y siendo niño ya consiente lo que podíamos disfrutar era de maravilla pues de seguro que los días anteriores no contábamos con esa cantidad que en la Noche Buena las familias ofrecían a los chicos y grandes que bendecían aun sin palabra aquellos manjares que el tiempo se los ofrecía, corrían los años cuarentas y en la Europa se escuchaba el ruido de los cañones que solo llevaban el desastre y nada bueno para los ciudadanos quienes recientemente habíamos acabado una pesadilla.
Hoy Don Luis es Nochebuena y confiamos que ninguna familia deje sin el deleite de un buen manjar que celebre en el tiempo que un niño acaba de nacer, el tiempo pasa, algunos dejan de creer pero muchos siguen en la esperanza de una verdad que solo se podrá apreciar en los tiempos del futuro, hoy es dia de Nochebuena y grato es rezar y agradecer como lo hacen los sajones en su dia de gracia.
Para quienes hemos vivido en Venezuela, estas son las costumbres para la Nochebuena;
“En Venezuela se acostumbra realizar las hallacas el 23 y/o 24 de Diciembre para realizar la tradicional cena de Nochebuena, la cual se compone de hallacas, pan de jamón, pavo o pernil de cochino, jamón “planchado”, vino o Ponche crema ; la mesa se adorna con quesos variados, avellanas, nueces, turrones, galletas (y golosinas variadas), panetón (somos toda una mezcla de culturas). Luego a las 0:00 los niños abren sus regalos traídos por el Niño Jesús y los adultos realizamos un intercambio que puede ser familiar, entre vecinos y/o amigos y la familia realiza un Brindis por la unidad familiar, luego el 25 nos ponemos la ropa a estrenar y salimos a compartir, por lo general a un parque, río o playa o salimos a compartir en nuestra comunidad.”
Lamentablemente un país que tenia una moneda cambiante a dolar por bolívares 3.35 y hoy a dos mil por dolar, difícil será el poder suplir en la mesa tan delicados manjares que tradicionalmente los venezolanos disfrutaron y los niños recibir los lindos regalos.
“Merry Christmas and Happy Holidays! This time of year is a truly wonderful and magical one and Christmas is a holiday with a beautiful spirit and traditions. One tradition is greeting each other with merry Christmas wishes. The spirit of giving, expressing love and gratitude and a celebration of life help to make Christmas a very special time of year.”
Feliz Navidad, Buon Natale, Bon Natal, Joyeux Noel,
Boas Festas y para todos los foreros donde incluimos a Don Luis León Barreto que nos enseña con el correr de los tiempos una mejor forma de vida con sus comentarios en elapuron.com
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Juanf
Don Luis, Claudio Nazoa es un canario con buena crónica atrapado en el país venezolano, y hoy me permito copiar y pegar para que nuestros amigos foreros de este su interesante blog puedan conocer sus puntos de vista llevados con la buena pluma del humor que le caracteriza y que aprovecho en tiempos de Navidad para que nos relate su experiencia..
Claudio Nazoa: Sí, Jesucristo era judío
Jesús nació en Belén
Siempre que escribo sobre Israel o sobre Palestina, termino aclarando cosas.
La semana pasada dije que Jesús nació en Palestina. Sé que Jesucristo nació en Belén de Judea y 135 años después, luego de que el Imperio Romano aplastó una rebelión independentista de los judíos, colocó a esta tierra el nombre de Palestina para disociar al pueblo hebreo de las regiones conocidas como Judea y el Reino de Israel.
Belén, sitio geográfico donde nació Jesús, queda hoy en territorio palestino que a su vez, y aquí comienza el enredo difícil de explicar, queda dentro de Israel.
Un ejemplo: usted, al salir de Petare está en Venezuela, pero al llegar a La Carlota se encuentra en territorio colombiano. Sin embargo, al pasar por Sabana Grande nuevamente está en territorio venezolano. Territorios ambos con gobiernos, leyes y banderas diferentes. Así ocurre en Israel. Usted de pronto está en Palestina y si está en Palestina, de pronto está en Israel.
El agua que fabrica Israel también es para los palestinos. La luz que utilizan los palestinos se genera en Israel. Los hospitales israelíes también atienden a palestinos. Mi admiración para los habitantes de buen corazón de esa tierra santa, a quienes no les queda más remedio que convivir.
Junto a Laureano Márquez, por razones de trabajo, hice un viaje a Israel. Quedamos deslumbrados por lo maravilloso de ese territorio, antiguamente árido y desierto, convertido hoy en un vergel paradisíaco.
Es impresionante la belleza y el progreso de ese país. Allí, judíos y árabes, conviven. ¿Sabían que en el Parlamento de Israel hay representantes árabes?
Estando allá nos invitaron a un restaurante en Palestina. Un grupo de soldados israelíes, armados y uniformados, entró. Laureano y yo, aprehensivos, nos miramos. Los soldados saludaron al dueño del restaurante quien, amablemente, les sirvió una suculenta comida. Pagaron y con animada cordialidad se despidieron… Ojalá siempre fuera así. Difícil de entender para extranjeros que creen que esta gente solo se odia. Esto se lo conté en Caracas a un diplomático palestino quien, disgustado, dijo que esos soldados mataban a sus hermanos. No escuchó argumentos ni aceptó lo bonito e increíble de presenciar la convivencia aunque fuera en un restaurante.
Yo visité al Niño Jesús en la iglesia de la Natividad en Belén, Palestina. Para llegar a Belén, en Palestina, obligatoriamente tuve que estar en Israel.
Por algo Dios decidió que su hijo naciera en Israel.
Jesús nació en Belén de Judá
Claudio Nazoa
Humorista venezolano
@claudionazoa
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18 de diciembre de 2017
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Juanf
Interesante el comentario del amigo pintao, sus puntos de vista no son fáciles de analizar, nuestra tradición viene arrastrando un enigma que culmina con tres reyes magos guiados por una estrella que busca a un niño, el cual a su vez lo buscan para matarlo y tiene que escapar, y no necesariamente en un vehículo lujoso sino en un burro guiado por un carpintero que se ocupa de el y de la madre divina por la gracia del creador, de la misma forma que hoy lo buscan para celebrar su llegada o para denigrar ese ruidoso mundo que alegre lo aplaude con sus regalos por unos días y luego pasa al olvido hasta un nuevo Diciembre que lo busca con desesperación para una vez mas recordarlo.
Don Luis se cumplen veinte años de una pelicula italiana “La vida es bella” de Roberto Benigni y me atrevo a dejarle un corte y pega de un comentario de tan celebrado filme, donde la esperanza la asocio a esta otra que en Diciembre celebramos como es la Navidad.
«La vida es bella» o cómo un juego de niños le ganó la batalla a los nazis
La película, dirigida y protagonizada por Roberto Benigni, conquistó al mundo a través de una ilusión, haciendo pasar el Holocausto por un reto infantil cuyo premio era un tanque
«Buenos días, princesa. He soñado toda la noche contigo. Íbamos al cine y tú llevabas aquel vestido rosa que me gusta tanto. Solo pienso en ti princesa… pienso siempre en ti». El alegato optimista del Guido de Roberto Benigni en «La vida es bella» inspiró en 1997 tanta ilusión en los adeptos al filme italiano como odio en sus detractores. El trato que hace la película de una época tan oscura fue entendido por muchos como una banalización del Holocausto, pero su acogida mundial, sus premios y su apabullante éxito en taquilla ensombrecieron las críticas y alimentaron su vigencia, inmune al paso del tiempo dos décadas después.
El humor vertebra «La vida es bella»; incluso después de que el Holocausto amagase con desestructurar a la familia protagonista, sus sueños y la historia de amor perduran. El realismo mágico con el que Roberto Benigni dirige y protagoniza la película camufla el oscuro drama de los judíos durante la ocupación nazi de Italia. Guido maquilla la trágica vida en el campo de concentración haciéndola pasar por un juego cuyo premio final es un tanque. Una ilusión que el hijo de Guido, Giosuè, narrador años más tarde de la historia, recuerda en su madurez y sirve de acicate para el relato del filme («Ese es el sacrificio que hizo mi padre. El regalo que tenía para mí», de cuyo estreno en Italia se cumplen hoy 20 años. Así lo resume el protagonista en la película: «Esta es una historia sencilla, pero no es fácil contarla. Como en una fábula, hay dolor. Y, como una fábula, está llena de maravillas y de felicidad».
El crudo pero a la vez bello retrato del martirio de los judíos en Italia provocó el rechazo inicial de la comunidad semita pero Roberto Benigni solventó las reticencias reuniéndose con supervivientes de Auschwitz para que asesorasen sobre el correcto tratamiento del Holocausto en «La vida es bella». Su bajo presupuesto no impidió una dilatada inversión internacional, con una campaña promocional que, además de costar más del doble de su presupuesto, contó con un exponente de lujo: el Papa Juan Pablo II pidió un pase privado para ver el filme, arrastrando a las salas a millones de católicos. A pesar de exportarla como un drama en lugar de una comedia, los esfuerzos económicos y de márketing no fueron en vano, recaudando la friolera de 220 millones y ganando tres Oscar, a la mejor película extranjera, al mejor actor y a la mejor banda sonora.
ABC PLAY
20/12/2017
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