La anacrónica rivalidad Santa Cruz de La Palma-Los Llanos

Creo que sería bueno para la isla superar usos del pasado, rivalidades mezquinas, localismos fuera del tiempo. La isla es una unidad geográfica pero también es un guirigay de ambiciones y de estrategias políticas que con frecuencia se contradicen y resultan paralizantes. Estamos en pleno siglo XXI pero hemos heredado usos y costumbres del siglo XIX. Los mismos patrioterismos y las mismas banderías que parecen formar parte de la tradición insular. Porque las rivalidades localistas están bien hasta cierto punto, si sirven como palanca para mejorar. Pero si sirven para anular, hay que darles la vuelta.

Leyendo los foros de los periódicos digitales se da uno cuenta de cuanta irracionalidad pervive en nuestro pueblo. Por ejemplo, son ilustrativos los comentarios a raíz de las obras de la playa que se construye en la capital palmera y también los relacionados con la fiesta de la cerveza que se ha celebrado en Los Llanos de Aridane. ¿Por qué se censuran tanto una cosa como la otra? Porque debe faltar altura de miras. ¿Por qué es tan mal vista la fiesta de la cerveza en Los Llanos, si es cierto que la mayor parte de los alemanes residentes en la isla viven en el occidente de la isla y Los Llanos es, de hecho, el lugar con mayor población y la capital económica de la isla?

Las banderías sociales y políticas se mantienen con toda su crudeza, los localismos perniciosos también. Que la ciudad de Santa Cruz de La Palma quiere recuperar su vertiente marítima, pues que se ejecute. Pero también advierto que los planteamientos y las estrategias insulares en cuanto al suelo y a los usos del suelo son erráticos pues no se contempla ni se potencia el aprovechamiento de las costas más soleadas, las que van desde Fuencaliente a Puntagorda. Debe construirse la playa capitalina, pero también debe construirse el dique flotante que evite las corrientes y la acción de nuestro mar, casi siempre embravecido, en la playa de Puerto Naos, del mismo modo que habría que cuidar mucho más la limpieza, fortaleciendo el civismo, asignatura ya casi perdida. Es insólito que el pueblo con mayor porcentaje de horas de sol, Tazacorte, no tenga el desarrollo turístico que reclama del mismo modo que habría que lograr que la playa del Puerto estuviese mucho más limpia.

Me da la impresión de que en La Palma domina todavía una burguesía chata de miras, incapaz de mirar la isla desde arriba porque está muy ocupada en desprestigiar y anular al vecino. De este modo resulta aquel viejo dicho de mal de muchos, consuelo de tontos. Cierto que hay que tener mucho cuidado con imitar los modelos de cemento y asfalto de las otras islas, pero no es menos cierto que una rivalidad absurda entre las élites de Santa Cruz de La Palma y el Valle, y el enfrentamiento según el color político de las corporaciones, paraliza iniciativas, impide el despegue turístico y nos mantiene en el limbo.
Habría que conseguir de las autoridades insulares el olvidar los partidismos localistas, logrando la redacción de planes urbanísticos y de uso del territorio más coherentes y que beneficien a la totalidad.

Gobernar para la isla significa dejar atrás las anteojeras del pasado, olvidar el sentido funcionarial de la vida, la burocratización partidista, las alianzas de los viejos grupos dominantes, el entendimiento aristocrático de la política. En el siglo XXI la isla necesita otra mirada, y otra forma de resolver las cuestiones. "Portugueses" y "gallos" no tendrán otro remedio que entenderse.
Amén.

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