Hemos dejado atrás la Navidad, una fiesta que ha ido perdiendo buena parte de sus esencias ya que ahora el festival de compras comienza desde el veintitantos de noviembre. Del mismo modo que adoptamos el Halloween nos hemos hecho fuertes con el Viernes Negro, y los centros comerciales bien que han notado la fiesta del consumo desde entonces hasta ahora mismo, que justo van a empezar las rebajas. A la vista de los profundos cambios que acontecen, aquello del sentimiento de fraternidad que se daba en esta época del año parece tan fuera de onda como el gesto de desear felicidades a diestro y siniestro. Ahora lo que habría que desear es otra cosa: ¡Que tengas buenas compras y no te machaque la cuesta de enero! Pues, como dicen los psicólogos, la celebración de la Navidad puede llegar a ser monótona, y la frase que pronunciamos, deseando felicidad, carece de originalidad si no somos capaces de abrir un paréntesis donde encerrar nuestros miedos, temores y frustraciones. La celebración de la Navidad debería mucho más allá de las luces en las calles, los arbolitos cargados de adornos, los regalos y las comidas desproporcionadas. Nos debería ofrecer la Navidad la oportunidad de corregir errores y comenzar un nuevo periodo con un vigor capaz de fortalecer nuestro ánimo. La celebración de estas fechas de final y comienzo de año debería hacernos más solidarios con aquellos que la viven desde la desigualdad y decirles que no están solos.
Muchos creen que el 2020 será peor que el 2019 pero como somos gente de buena voluntad es de rigor establecer que no hay que ser pesimistas sino que conviene establecer una agenda de necesidades cara al recién nacido año, con el simple propósito de que las cosas se hagan más soportables. He aquí un breve formulario de deseos:
Que tengamos al fin un gobierno que empiece seriamente a gobernar, ya que hay demasiadas cosas pendientes por la incapacidad de nuestra clase política. Que gobiernen con sensatez para no tener que invalidar la nueva legislatura y tener que acudir a votar de nuevo el domingo de Ramos, día especialmente grato para algunos niños por la famosa procesión de la Burrita.
Que el gobierno meta mano a las compañías aéreas, que a pesar de cobrar el 75 por ciento del billete en subvenciones cada año siguen y siguen subiendo el precio de los viajes Canarias-Península, de tal manera que ahora son más caros que antes del incremento de la subvención, y por ello muchos compatriotas que viven fuera no pudieran venir a casa por Navidad como decía un anuncio de turrones. Pues es mala cosa para los ciudadanos la conformación de un nuevo monopolio en el transporte tras la compra de Air Europa por Iberia, acción que sin duda ni habrá sido examinada por el Tribunal de la Competencia.
Que a muchos nos pase como a don Jordi Pujol, quien pese a tener una deuda fiscal de casi un millón de euros con Hacienda, nuestra querida y patriótica Hacienda dejó que el tiempo pasara y caducara la deuda, con tal de no molestar a tan honorable señor, especialista con su familia en acudir a Andorra con las mochilas bien cargadas de billetes de 500 euros.
Que los políticos que nos representan a través de los partidos políticos entiendan que sus opíparos emolumentos se deben a la paciencia del sufrido ciudadano, que les ha estado pagando todos esos meses de inactividad y de persistencia en el bloqueo.
Que las movilizaciones contra el cambio climático nos recuerden que luchar por la supervivencia del planeta es cosa de todos pues las siete grandes petroleras no van a colaborar ni el señor Trump con sus inmensos negocios ni las eléctricas del mundo mundial.
Que el Brexit no nos fastidie más de la cuenta, y que los chocolates y bombones Cadbury que ahora mismo están al alcance de los proletarios no se pongan por las nubes, que podamos seguir acudiendo a Londres, donde mucha gente hacía turismo y buenas compras.
Que Israel deje de machacar a los palestinos de la franja de Gaza, que alguien les impida seguir extendiendo sus urbanizaciones por las zonas ocupadas, que el nefasto eje Netanyahu-Trump-Putin pueda ser sustituido en beneficio de la humanidad.
Que podamos tener confianza en las instituciones y en la vigencia de las normas básicas a pesar del conflicto territorial y de todos los conflictos cotidianos, que no son pocos.
Que superemos la incertidumbre que marca nuestras vidas, que vuelvan a nacer niños, que vengan inmigrantes sin tener que morir en las pateras, que los pensionistas reciban unas pensiones dignas y actualizadas anualmente, que los ancianos puedan tener una muerte tranquila y sin sufrimiento ya que algún día no lejano ha de aprobarse la ley de eutanasia.
Que se reivindiquen la sanidad pública y la escuela pública especialmente en nuestro territorio, donde la crisis ha sido un palo terrible para la calidad de la asistencia. Los mejores profesionales se han ido a la privada, los servicios de urgencias están atiborrados, faltan profesionales jóvenes de la misma forma que no se está rejuveneciendo el profesorado universitario
Que se pare la subida continua de los alquileres, ya que de este modo los jóvenes españoles jamás podrán emanciparse si con el sueldo que reciben de sus trabajos inestables apenas les da para pagar el alquiler, y España se ha convertido en un paraíso para inversores extranjeros que compran inmuebles e imponen unos alquileres desorbitados.
Que la Octava Isla, así fue denominada Venezuela hasta hace pocas décadas, mejore su triste situación actual. Y que no olvidemos que allí llegaron a residir más de 200.000 compatriotas que desde los años cincuenta a los años ochenta encontraron la mejor manera de alejar el hambre de la postguerra y progresar en la vida.
Que pese a que el Congreso de los Diputados esté más fragmentado que nunca, quienes nos representan sean capaces de construir y de armonizar, de pactar y de gobernar más allá de sus ansias de protagonismo, de sus egoísmos culpables, de su carencia de sintonía con la gente que les paga tanto para que ellos hagan tan poco.
Que podamos sobrevivir a los devaneos de la gestión pública, pues los expertos señalan que el 2020 será un año bipolar, el primer semestre permitirá alguna sonrisa aunque la segunda parte del año podrán venir ajustes y apretones de nuestra economía, que acabará resintiéndose de tanto tiempo sin gobernanza. Un año de cambios y transiciones que ojalá podamos sobrellevar de la mejor manera posible.
Blog La Literatura y la Vida
lleon
El amigo Pevalqui me pregunta qué futuro le espera este año a la UD Las Palmas, y por añadidura al CD Tenerife. Eso es tan difícil como predecir si el gobierno que va a nacer el 7 de enero (Dios mediante) va a poder alargarse todo el 2020, si las derechas lo echarán abajo antes de tiempo, si habrá tránsfugas de un lado y de otro como cuando el episodio del “tamayazo”, si Trump va a seguir matando líderes islamistas allá en Irak, Irán, Afganistán, etc., y con ello estará a punto de engendrar un gran conflicto armado. Demasiadas preguntas para la bolita de cristal, y, lo siento, no soy un mago. De cualquier modo, que sea lo mejor para todos. Amén.
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pevalqui
Interesante bosquejo periodístico sobre el próximo futuro inmediato respecto del acontecer político, económico y social en España, con el preámbulo navideño en el que predomina un consumismo cada vez más exacerbado desnaturalizando el sentido real de las que siempre fueron entrañables fiestas navideñas. Amplio, y como tal incompleto sobre todo referente a Canarias. Mayormente en los temas educativos, sanitarios y de política social más allá de la tomadura de pelo de la “supuesta subvención” del 75% en el precio de los billetes aéreos, donde no parece haber un control riguroso de parte del organismo encargado de controlarlo. Quizá convendría ahondar en un próximo envío acerca de los asuntos más arriba reseñados.
En medio de la crispación política nacional, debido al consabido conflicto existente en Cataluña, se ha hecho público un acuerdo que podría garantizar la mayoría suficiente para que al menos tengamos un gobierno. Cabe suponer que en dicho acuerdo -no suficientemente explicitado-, estén incluidos la aprobación del presupuesto económico del gobierno entrante que haga factible la implementación de las medidas que se pretenden aplicar. Con todo, no le auguro y ¡Ojalá me equivoque! en bien de la estabilidad del país, un recorrido que exceda los dos años, tras lo cuales, “Volverán las oscuras golondrinas”. Hasta que pase el letargo mientras Pedro Sánchez (ya instalados estoicamente en el mundo de la mitología griega), permanecerá como Prometeo pero sin nadie que lo rescate, encadenado a la arbitrariedad de la exigua mayoría de los independentistas en el Parlament catalán y a los de una derecha política que con anterioridad criticaba la imposibilidad de acuerdo alguno, y que en estos momentos no acepta la posible existencia ¡Por fin!, de un nuevo gobierno.
Internacionalmente, los efectos del cambio climático ha sido el principal protagonista del año que hemos dejado atrás. Aunque no parece que la reciente Cumbre celebrada en Madrid haya obtenido resultados positivos más allá de las declaraciones de buenas intenciones por la incomparecencia de Los Estados Unidos, China y la India, al menos la intrépida Greta Thumberg y quienes la sostienen económicamente, ha conseguido despertar muchas conciencias, sobre todo las juveniles. Aquellas que más se identifican con la heroína sueca, aunque también convendría recordarles a sus pintorescos padres, que también sería procedente la asistencia a las clases para completar su formación.
Con el deseo de que la democracia vuelva a instalarse en nuestro país hermano venezolano, que cese el bloqueo norteamericano y sobre todo que tengan acceso a los bienes más imprescindibles para poder alimentarse y medicarse debidamente; que los sucesos acaecidos recientemente en Irán no exacerben los sentimientos del islamismo más radical ni generen un nuevo conflicto bélico innecesario; que los británicos pro brexit, celebren su divorcio y de paso a ver si nos alivian la factura de los jubilados de ese país que vienen a atenderse a la Seguridad Social española, aunque el riquísimo chocolate Cadbury con avellanas y mi preferido el Bournville, lo que ellos llaman “plain chocolate”, nos cueste quince céntimos más caro. Que este año entrante que acabamos de recibir, y que se nos presenta con no pocas incertidumbres, permita que la equidistancia existente entre los más pobres y los más ricos, disminuya. Al menos en España, en medio de tantos exabruptos estériles producto de la intolerancia, que los Reyes Magos de Oriente sean benévolos con todos y Feliz Año 2020.
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lleon
Tienes razón, Pintao: nuestros políticos debieran leer más a los latinos, al estoico Séneca. Que de jugarretas de Maquiavelo ya vienen sobrados. Y a ver si de una vez tenemos gobierno y, sobre todo, tenemos presupuestos. Porque a Canarias le deben varios cientos de millones de euros, que es de esperar acaben viniendo.
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Pintao
Siempre es de agradecer que personas de buena voluntad como Don Luis, nos deseen lo mejor para el año entrante. Pues no hemos de perder el optimismo básico, sin el cual nunca el homo sapiens hubiera llegado a lo que hoy somos.
Ojalá que el nuevo gobierno. que parece perfilarse en el horizonte. no sufra las consecuencias del hecho de haber sido posible como resultado de una negociación donde se han hechos muchas trampas al solitario. Ya desde los estoicos se sabe que esto es como tirar piedras al cielo, que más pronto que tarde terminarán cayendo sobre nuestras cabezas.
Ojalá que las consecuencias de la marcha de la economía cambien de tendencia y no se vean afectadas por el resultado de un neoliberalismo sin freno, una globalización que solo mira el corto plazo y una concentración del capital que deje sin expectativas a masas de voluntariosos emprendedores.
Ojalá que nuestros políticos se inspiren más leyendo a Marco Aurelio o a Seneca, que a Nicolás Maquiavelo, aunque mas bien creo que la mayoría lo único que leen es el argumentario del partido donde se les instruye de como sacar lo ojos al contrincante y de camino confundir con infundios al pueblo soberano.
Yo con todo el contenido del blog y esta pequeña aportación por mi parte, me sentiría moderadamente feliz que ya es bastante.
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