Con los progresos médicos y el aumento de la esperanza de vida se plantea una pregunta clave ¿Cuándo empieza realmente la vejez: a los 65, a los 70, a los 75? En realidad, la vejez comienza cuando nos hacemos dependientes, cuando ya no podemos valernos por nosotros mismos. La esperanza de vida se alarga, pero este alargamiento de los años que vivimos no siempre está acompañado de una calidad de vida adecuada. Y en Canarias no ha habido previsión, hay miles de ancianos mal atendidos, tenemos una población envejecida y con mucha presencia de personas dependientes: no hay camas para ellos, solo hay carísimas residencias privadas. Ni los Cabildos ni el Gobierno regional han actuado como debían, hay poca coordinación, no existe una buena planificación desde arriba. Los países envejecen y según la universidad de Oxford en las sociedades ancianas hay que cambiarlo todo, desde los espacios públicos hasta la forma de vivir. En el Instituto de Envejecimiento de la Población en la citada universidad británica estudian la longevidad como desafío global. La profesora Sarah Harper fundó el Instituto de Envejecimiento hace 21 años y ha creado un equipo que contempla todos los ángulos del envejecimiento masivo: demografía, economía, aspectos sociales. En el Reino Unido un 26 por ciento de su población superará los 65 años en 2041. En España esto sucederá antes, pues en 2033 una de cuatro personas ya habrá pasado los 65, edad que se asocia con la jubilación, aunque en nuestro país esta edad de jubilarse se retrasará hasta los 67.
La sociedad canaria era tenida por una joven y dinámica hasta hace pocos años, junto con Andalucía liderábamos los índices de nacimientos. En los años 60 en el sur de Gran Canaria y en provincias de Andalucía se repartían mayormente los premios de natalidad, había familias que tenían 16, 18 y hasta 22 hijos, a las que se les facilitaba una vivienda, que en todo caso sería muy insuficiente para albergar esa tropa. Era muy poco lo que se hacía pero eran las medidas sociales de la dictadura, se estimaba que tras la guerra civil había que fomentar la natalidad porque España era un país que por entonces apenas llegaba a los 30 millones de habitantes, frente a los 47 de la actualidad. Ahora las parejas jóvenes no tienen hijos, por las circunstancias económicas y el nuevo papel de la mujer engendran uno o dos, o ninguno. Los jóvenes piensan que vivirán peor que sus padres: estragos del cambio climático, mucho paro juvenil, elevados alquileres, carestía de las viviendas, empleos precarios. Con todo ello, en España muchas mujeres esperan hasta los 35 y casi los 40 años para ser madres por primera vez. En los últimos años la población de las islas se manifiesta estancada, aumenta la mortalidad, desciende la natalidad y para compensar las cifras dependemos de la inmigración, principalmente latinoamericanos, europeos y gente que viene del norte de África, Marruecos sobre todo; en menor medida también hay subsaharianos. La inmigración nos salva del fenómeno de la España Vaciada, que tanto se manifiesta. Crece la España de la costa, los archipiélagos y sobre todo la comunidad de Madrid. En el resto el crecimiento se ralentiza o claramente se pierde población, algo trágico en el mundo rural.
No hay plazas para la gente mayor que cae en el estado de dependencia. Es enorme la lista de espera de quienes optan a una cama en un centro para dependientes. Ahora hay casi 6.000 personas esperando por plaza, y los índices se van a incrementar año tras año. El gobierno regional y los Cabildos intentan actuar, tarde y mal.
Los estudios de la universidad de Oxford señalan que actualmente muchos mayores están sanos y además conocen a mucha gente de su edad que no ha muerto, por ello es un buen momento para ser mayor en Europa. Estas circunstancias requieren acciones de los gobiernos, la propia UE tendría que implicarse en trazar nuevas políticas pues lo que es importante es que los jóvenes planeen con antelación cómo va a ser su vida. Los progresos de la alimentación y de la medicina señalan que la mitad de los actuales niños europeos llegará a cumplir 100 años. Pero para estar sano y en forma a los 90 tienes que haberlo planeado durante toda tu vida: hacer ejercicio, comer bien, no beber mucho, no fumar. Hay que reducir azúcar y sal, hay que dejar fuera el tabaco y vigilar el alcohol, al menos hay que caminar todos los días y mantener la mente despierta para alejar el alzheimer. Si tienes 20 años probablemente no te jubilarás a los 60, vas a tener una vida laboral muy diferente, probablemente nunca dejes de aprender. Vas a ir y venir del trabajo. Nuestros abuelos y padres hacían lo mismo toda su vida, ya fuera en la minería o la agricultura. Pero en el futuro no. Trabajarás, luego vas a tener niños, y regresarás después al trabajo y luego te tomarás año sabático para aprender y más tarde puede que tengas que cuidar de tus padres, volver al trabajo… así será el futuro. Algo que nos puede resultar chocante, pero es la realidad que estudian los sociólogos.
Según los informes de Oxford la gente tiende a pensar solamente en las pensiones y la salud pero hay que cambiar los lugares de trabajo, la educación, los entornos físicos. Muchos espacios públicos no son seguros para los mayores porque pueden caerse, también hay que actuar en el transporte público. La gente cuando envejece y se encuentra bien quiere trabajar más años; en los países ricos se quiere rebajar la edad de jubilación y hay personas con salud que a los 50 dejan de trabajar y tienen por delante 40 años sin actividades. Eso será frustrante, les preocupa perder poder adquisitivo y quieren contribuir a la sociedad, pero no hay un papel para ellos. Estamos ayudando a las empresas a que entiendan que los mayores activos y en forma pueden trabajar más tiempo. Pero hay que cambiar la política de recursos humanos, darle la vuelta a muchas cosas. Creemos vivir en una sociedad con las mismas instituciones del siglo XX, con mujeres dedicadas las 24 horas a los niños y a los mayores. Esas mujeres ya no existen, por lo tanto tenemos que adaptar nuestras familias y nuestras casas. Dado que los personas mayores viven mucho más tiempo y con mayor salud, a los 60 y los 70 son cuidadores maravillosos. Y así sucesivamente.
Blog La Literatura y la Vida
pevalqui
Ciertamente, la esperanza de vida ha aumentado, situándose la media de la longevidad en España por encima de los ochenta años. Concretamente en el caso de las mujeres, el último informe al que tuve acceso hace algún tiempo alcanzaba los ochenta y cuatro años. Europa es un buen sitio para envejecer si lo extrapolamos con otros continentes, aunque en algunos existen notables excepciones en función de los distintos países. En el caso asiático, el Japón es un buen referente, pero en la Europa de la opulencia, todo el monte no es orégano, actualmente en la Europa nórdica, el emblema y adalid de la social democracia desde la época de Olof Palme, muchos ancianos mueren en la soledad de sus viviendas desprovistos de lazos afectivos, pero también es un fenómeno cada vez más recurrente en el Reino Unido y ya estamos asistiendo a casos menos aislados, en España.
La idea de la nueva Europa del siglo XX que se originó tras las dos conflagraciones mundiales, uno de cuyos propósitos descansaba en impedir que Francia y Alemania volvieran a enfrentarse. El llamado viejo continente que sentó las bases que ya estaban enunciadas antropológicamente en su historia y cultura, la del protestantismo y la de los valores laicos y del aislacionismo social, la que lleva impreso (en este caso en su beneficio), el concepto marxista según el cual la conciencia es el resultado de las condiciones materiales de la existencia, que ha predominado sobre las bases del más deshumanizado neoliberalismo, la vieja y culta Europa necesita recuperar los valores de la espiritualidad, retornar a los principios de la Ilustración.
Por todo ello, estimado Luis, antes de que los años se reconviertan de forma definitiva e inevitable, en daños, no debemos prescindir de esos placeres inmediatos que otorga la vida, para todos aquellos/as a quienes una vez cubiertas las necesidades básicas, al menos ocasionalmente les sobre un duro para gastar. No creo que sea paradigmático decir que una sociedad que ignora a sus mayores, está quebrando el sustento que le hizo evolucionar. Los datos que aportas sobre esa mal llamada tercera edad en espera de su acogimiento en residencias geriátricas, son tristes y demoledores.
La interrelación entre nuestros jóvenes y jóvenas ¿qué diría nuestra Ministra de Igualdad? son más etéreas que en tiempos no tan pretéritos, obnubilados por la comunicación virtual que rigen las redes sociales y los móviles androides. La crisis de valores a la que estamos asistiendo está socavando los principios morales de buena parte de nuestra juventud, mientras los conceptos de lealtad y de ética personal, se han diluido como azucarillo en muchos de nuestros representantes políticos, más preocupados de sus prebendas e intereses partidistas; tampoco vamos a pretender como en la Francia de finales del siglo XVIII dotarlos de una formación personal acorde con el cargo que algunos ostentan.
Lamentablemente, y es algo que he vivenciado, decir que eres español, en países como Alemania, es para mucha gente, sinónimo de tramposo, o cuanto menos, sospechoso; algunos te miran con el rabillo del ojo a ver lo que estás haciendo cuando te encuentras en una cafetería y hasta en un sitio público. A pesar de que hace tiempo que pinto canas provenientes de la Generación X, la de aquellos que disfrutamos de nuestra primera juventud en los albores de los años 70 algunos. Menos mal que aforísticamente cuando me preguntan por la procedencia, antepongo lo de las Islas Canarias. Debemos ser nosotros, con nuestra denuncia, quienes favorezcamos que determinados hechos cambien. Abogar por una mayor humanización en contra de la falta de comunicación. Algo de eso proponía Sartre ¿Será por qué en Europa vivimos más y mejor?
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lleon
De acuerdo en los argumentos del amigo Pintao. Las nuevas generaciones creo que lo van a tener mucho peor que nosotros: el cambio climático, la sequía, la inmigración, la economía con sus vaivenes… Todo cambia, todo está en el aire, ya no hay certezas sino más contradicciones que nunca. Pero hay que conservar una brizna de optimismo: los que ya hemos cumplido los 70 parecemos jóvenes viejos o viejos jóvenes todavía activos, la esperanza de vida se alarga, a grandes rasgos mantenemos la salud, que es lo importante. Dentro de 50 años el mundo será tan diferente a como lo conocemos, que ni lo podremos imaginar. Y ojalá nuestros nietos puedan ser felices como nosotros hemos podido serlo.
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Pintao
Como de costumbre hoy estamos de nuevo ante un tema que suscita el interés del lector.
Seguro que los que andamos metidos en esa decena, que no hace muchos años considerábamos provecta, comentemos los pensamientos que se nos van pasando por la cabeza.
Cada vez más nos damos cuenta que gracias a las causas con las que Don Luis nos ilustra, notamos que no somos tan pocos los que teniendo la suerte de que mantengamos la salud, (con alguna cuñita por aquí y por allá, que de eso no nos libra nadie), nos mantenemos activos y dentro de lo que cabe, sin duda con un cierto y bien ganado bienestar.
Y es que en términos generales la generación que comenzamos a ver la vida de frente en los años sesenta, hemos tenido mucha suerte. Me explico:
En términos generales veíamos la vida con cierto optimismo, pues podemos decir que “todo iba a más”. Había problemas con algún que otro túnel, pero al final se veía siempre una luz más luminosa al frente. Era como pasar el túnel de la Cumbre, grata experiencia que descubrimos allá por los años setenta.
No sólo ha sido apasionante contemplar los grandes cambios que hemos experimentado y que hemos visto a nuestro alrededor, a veces sin darnos cuenta, sino que vivimos siendo sinceros en un país diferente. Ya lo decía Alfonso Guerra allá por los setenta y pico, que a este país no lo iba a conocer ni la madre que lo parió.
Cierto es que de cara al futuro las nuevas generaciones han de buscar la manera de no ir para atrás como los cangrejos, pero no lo van a tener fácil, pues parece que las fuerzas cósmicas se han conjurado para que haya que reinventarse, pues las soluciones al uso ya no valen. Me da que estamos en épocas de cambios axiales. (Quizás exagere un poco, pero con los años se vuelve uno más pesimista).
Se observa, analizando las tendencias de un pequeño periodo de tiempo en el que no se necesita ser un experto en economía política para ver que asuntos como la imparable globalización, con todos sus efectos. La concentración de capitales desplazando los centros de poder cada vez a menos manos. La bomba demográfica africana, que nos va a afectar directamente, pues no olvidemos que cada veinticinco años doblan sus población y que el Sahel cada vez en más ancho y expulsa a sus habitantes.
Nos preguntamos si dada la previsible situación de los cambios que seguro se producirán en el equilibrio de las potencias mundiales, va a regir el sentido común suficiente para librar a la humanidad de los cataclismos que sucedieron en la primera mitad del siglo XX. Los pequeños países como nosotros no vamos a pintar mucho, espero que por lo menos no nos desestabilicemos demasiado.
Asuntos como los nacionalismos que sufrimos en casa y que siendo como sectas integristas estoy convencido de que no van a aceptar ningún arreglo. Esperemos que al menos lleguemos a un status puod donde nos acostumbremos a vivir con el problema, que a veces sucede que los problemas que no tienen manera de resolverse, se cronifican y terminamos siendo consientes de que no queda otro remedio que aguantarse y sufrir sus incongruencias, tanto por una parte como por la otra.
Por lo demás salud y alguna que otra alegría, con moderación desde luego.
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