María del Carmen Reina Jiménez, Chicha Reina, es una mujer entusiasta y tenaz que desde hace tiempo rastrea la presencia de la mujer en las letras canarias. Fue profesora y concejala de Cultura en Santa Brígida, y en todas sus facetas se interesó vivamente por potenciar la literatura hecha en esta tierra. Fruto de su ardua investigación ha sido el libro Antología de cien escritoras canarias, que se presentó en la Casa de Colón con motivo de los actos del 8 de marzo ante una masiva asistencia de público, más de 150 personas. En realidad son 112 las mujeres que aparecen en esta publicación, editorial Mercurio de Jorge Liria, quien mantiene su sello con tenacidad y buen hacer a pesar de que todo el trabajo de maquetación y edición recae sobre su persona.
La autora ha demostrado mucha paciencia y una labor casi de arqueología para recuperar la obra de mujeres que vivieron hace mucho tiempo y de la que apenas teníamos noticia. Dicho esto, conviene recordar que las antologías siempre son obras polémicas porque es casi inevitable que en ellas falten nombres y que en ocasiones sean discutibles algunos de los que aparecen. Mencionaremos el escándalo que se generó el año pasado cuando la editorial tinerfeña Baile del Sol publicó una antología de 78 escritoras españolas, sin que en ella figurase ninguna voz insular. Fue elaborada por el antólogo Alberto García-Teresa. Al respecto la escritora y profesora universitaria Alicia Llarena dijo que tratándose de una editorial canaria el autor de la obra debiera conocer la producción de poetas de aquí, o bien asesorarse al respecto. En el mundillo literario hay quienes piensan que las antologías se hacen para excluir a alguien y también para que el antólogo incluya a la fuerza a alguien. Chicha Reina no es sospechosa de tales artimañas, su trabajo siempre ha sido muy generoso.
En Canarias, como en toda España, las mujeres han estado relegadas en el mundillo literario hasta que en los años 80 dieron un salto y evidenciaron su protagonismo, sobre todo en poesía. Eso fue posible porque la mujer se fue incorporando masivamente a la universidad, y a partir de entonces ha sido frecuente la formación de grupos, las lecturas y publicaciones, bien sea a través de editoriales o en autoediciones. Como señala Berbel en el prólogo hay muchas narradoras, poetas, dramaturgas, ensayistas, investigadoras y periodistas. Y en esta antología es importante el rescate de autoras históricas como Leocricia Pestana Fierro y de otras recientes como Dulce Díaz Marrero o Natalia Sosa que tuvieron una muerte temprana. Existieron escritoras como la teldense Mireya Suárez López, con el seudónimo de Hilda Zudán, cuya recuperación es difícil porque apenas constan referencias. Parece que en la reciente antología faltan algunos nombres y también se podrían poner objeciones a la inclusión de otros. Existe alguna desproporción en la dimensión de los textos de las autoras y podríamos anotar que entre las que echamos en falta citaríamos a Silvia Rodríguez, Olga Luis Rivero, Lucía Rosa González o Teca Barreiro, unas de Gran Canaria, otras de Tenerife y La Palma, todas las cuales mantienen dedicación al trabajo literario y cuentan con obra consolidada. ¿Y si en el libro figura María Rosa Alonso, que esencialmente fue una ensayista, las ensayistas destacadas, como Yolanda Arencibia, no deberían figurar también? También nos podría sorprender el hecho de que en el libro figure alguna autora con un solo libro publicado.
Es normal que haya erratas y algún fallo de coordinación, pero eso no es obstáculo para reconocer que el libro está bien editado y va a permanecer como referencia. La propia Chicha Reina señaló que si el tiempo se lo permite haría una nueva recopilación para dar entrada a nuevas voces que están surgiendo con fuerza. Resaltó también que figuran autoras de las 8 islas, puesto que también halló una poeta nacida en La Graciosa. Y habría que añadir que recoge 9 islas porque Josefina Pla es hija del farero de la isla de Lobos, y supuestamente nació allí.
Ahora mismo es evidente la abundancia de escritoras surgidas muchas veces de los numerosos talleres literarios. La escritura se ha democratizado, cualquiera puede publicar un libro, aunque en ocasiones se advierta una insuficiente formación e investigación literaria por parte de los autores y autoras. En su columna habitual el escritor Juan José Millás contaba que le preguntó a uno de los asistentes a su taller literario por qué se había apuntado a esa actividad. La persona le contestó que estaba en paro y pensaba que escribir es una tarea sencilla y que él podría hacerla. Millás le replicó que para escribir hay que estudiar, hay que formarse, hay que conocer literatura clásica y contemporánea. En definitiva: hay que leer, porque un escritor que no lee tiene las manos baldadas. Hay que leer, hay que romper páginas, hay que reelaborar. Un verdadero trabajo que no está al alcance de cualquiera, aunque por supuesto cualquiera tiene derecho a publicar su libro, y cualquier libro merece respeto.
Por otra parte, el coronavirus va a crear muchos dolores en la economía y en la vida cotidiana. La epidemia se extiende de día en día afectando muy seriamente al turismo y a los servicios. La prohibición de eventos deportivos y de acontecimientos internacionales como el Mobile de Barcelona nos hacen ver la verdadera dimensión de esta pandemia que puede producir un colapso global. El alarmismo que esta nueva enfermedad ha creado es visible, pero sería mucho más peligroso no adoptar todas las medidas de control. Algunos se empeñaron en presentar el coronavirus como una gripe algo más correosa, de baja letalidad. La sociedad china ha dado una lección al mundo, asumiendo un autoaislamiento que, dadas las circunstancias, es una prueba de solidaridad con los más vulnerables.
Atajar la proliferación del virus exige la colaboración de toda la sociedad, en Tenerife la clausura del hotel de Adeje generó alarmismo y muchas anulaciones pero seguramente era necesaria. El coronavirus requiere información pedagógica, que rechace la alarma infundada, la histeria colectiva, pero que descarte también toda forma de negacionismo. Se pide que la UE adopte protocolos comunes que permiten cercenar el virus a escala continental y evitar unos daños colaterales que podrían fragilizar nuestras sociedades. Estamos en la lista negra de la pandemia y la lista de contagios y muertos seguirá disparándose. En Madrid se ha descuidado la prevención, el 8 de marzo hubo actos masivos con mucho riesgo de contagio. Se ha actuado con retraso, con excesiva prudencia, con falta de determinación.
Blog La Literatura y la Vida
Pintao
Me ha gustado la tendencia de los últimos comentarios porque tratan la preocupante situación por la que atravesamos desde un punto de vista filosófico, desde el punto de vista de la sabiduría, que es al fin y al cabo lo que filosofía significa.
Lo desesperante es que vemos que una vez más parece que los dirigentes políticos, grandes y pequeños, no lo estén considerando desde ese punto de vista, sino mas bien como una oportunidad de acaparar más poder, sin tener en cuenta que a la larga lo conveniente sería ver de que manera cambiamos algunos paradigmas para evitar ser tan débiles ante situaciones adversas.
En todas las culturas a través de los tiempos vemos que han existido mentes privilegiadas que nos han mostrado con mucha claridad, cual es el camino menos lesivo, pues caminos sin riesgos no los hay.
Se me ocurren por ejemplo pensar en la sabiduría concentrada en el Antiguo Testamento, (por ejemplo las plagas de Egipto, donde hay que preparase en tiempo de vacas gordas para la época de vacas flacas).
La sabiduría que muestra Confucio en cuanto a obrar siempre con prudencia teniendo en cuenta las experiencias que la vida nos ha ido enseñando para no tropezar dos veces en la misma piedra.
Muy sabias también son las enseñanzas de Sócrates o de Jesús de Nazaret, y seguro que algunos otros.
Es como si nos mostraran la luna, y nosotros más bien fijáramos nuestra vista en la punta del dedo.
De qué le vale al Sr. Trump contar con los mayores arsenales de armas atómicas, si no las puede utilizar contra un enemigo tan diminuto como un virus?
Me da miedo las bravatas que suelta de vez en cuando, con el general beneplácito de gran parte de su país. Amenazando a diestro y siniestro con un coro de imbéciles que le ríen las gracietas.
Vamos muy equivocados si no aprendemos que el mundo actual ya no le valen remedios basados en el individualismo de unos contra otros, mas bien hay que colaborar para prevenir situaciones que cada vez son más globales, Nos daremos cuenta que es mucho más inteligente emplear recursos en evitar dolor en tantas partes del globo, que en armas que serían suficientes para destruirlo diez veces.
En el mundo globalizado en que vivimos, ya no nos sirve abstraernos del dolor del vecino mirando para otro lado, pues una epidemia en Ruanda o en un campo de refugiados olvidado en Bangladesh, pude convertirse en una pandemia que eche por los suelos la economía que nos permite vivir creyendo que ya hemos tocado el cielo con las manos.
Probablemente todas estas consideraciones no son más que elucubraciones que no tienen sentido práctico ninguno, porque lo más seguro es que la inercia del comportamiento de la humanidad, no cambia a base de desgracias. No hay más que fijarse en la historia del siglo XX. Es como si colectivamente seguimos siendo los pobres primates evolucionados que somos.
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lleon
Gracias, amigos Parece que el gobierno abre un poco la mano con el confinamiento, para niños menores de 12 y a partir del día 27 No es gran cosa, porque tendría que autorizarse a que los adultos salgan también a pasear con las debidas precauciones En fin
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pevalqui
Llevas razón Juanf, los políticos sin excepción suelen contar aquello que más conjuga con su beneficio. Hay ocasiones en las que se valen del oxímoron, mediante la utilización de dos términos contrapuestos con la intención de generar un significado diferente. A veces para no decir nada.
Trump en su penúltimo alegato, argumentó estar investigando el supuesto origen de lo que él denomina, el virus chino; otra manera de presionar al vecino para exculparse de sus graves errores. En relación con lo antedicho, y atendiendo a lo que el abate Faria decía a Edmundo Dantés, en referencia a la memoria y a la sabiduría, decía que la primera correspondía a los estudiosos; la segunda a la Filosofía. A ver si Trump, como buen estudioso, da con la tecla. Aunque no deja de ser paradójico que todo el planeta esté enriqueciendo a las empresas chinas mediante la compra de material y útiles médicos.
Los tiempos han cambiado; la etapa de distensión norteamericana iniciada con China propuesta por Henry Kissinger, una vez que el gigante asiático decidió desprenderse de la órbita soviética, con la posterior visita de Richard Nixon a Pekín, marcaría el inicio de una larga relación comercial tras veinte años de mutuo alejamiento. En su momento generó no pocas críticas y hasta algunos chistes, que se propagaron como los arrozales chinos. Actualmente China se nos presenta como un país emergente; económicamente rozan el liderazgo como primera potencia mundial. Buena parte de los productos electrónicos como la industria de los teléfonos móviles, procede China. En los sitios más inesperados hay inversión China. Los negocios chinos pululan por todo el mundo, con enclaves urbanos en las principales ciudades. Nueva York, San Francisco, Londres o Montreal son buenos ejemplos de ello. Poseen acciones hasta en el mismísimo aeropuerto londinense de Heathrow. Siguen trabajando como tales chinos. El nivel medio del bienestar social de su ciudadanía ha crecido enormemente desde la presidencia de Deng Xiaoping, en contraposición con la falta de libertad individual y de prensa. En términos de consumo, el país ha evolucionado desde lo indispensable hacia un capitalismo de estado. En el próximo futuro, sus dirigentes tendrán que manejarlo con astucia de lince. Dado que el consumo va necesariamente ligado a la libertad. El Tibet, Taiwán y Hong Kong son los otros lunares que podrían obstaculizar el evidente progreso que atraviesa ese enorme y gran país, portador de una cultura milenaria.
Estimado Juanf, es cierto que la religión consuela el espíritu; también abriga la esperanza en las conciencias de los más vulnerables, pero no te cura del virus, ni de sus consecuencias. Los próceres religiosos así lo han entendido, aceptando de buen grado la inasistencia a la liturgia dominical. En este sentido, el marxismo nos ayuda a entender determinados comportamientos. En Europa y en la sociedad occidental en general, a diferencia de Latinoamérica, vivimos en la sociedad del bienestar, de la inmediatez y de lo efímero, sustentada en un capitalismo exacerbado a través de un desmedido consumo; se inspira en buena parte en el placer inmediato, propagado a su vez a través de las redes sociales, socavando con ello los valores espirituales. Frente a este paradigma, Marx (porque todas las ideologías presentan argumentos que son válidos, como criticables, según los diferentes puntos de vista), advertía de los perjuicios que acarreaba. Esa pérdida de valores que tanto se le achaca a Occidente y que fueron los pilares, junto con la cultura, sobre los que se asentó Europa, siendo el continente en el que más guerras se han librado hasta el momento presente. Conviene recordarlo, ahora que el continente asiático se propugna como el más pujante en el próximo futuro.
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Juanf
Don Luis en casita leyendo a pevalqui en su blog me entretengo, salir a la calle es peligroso, hoy ya corte la grama y el ejercicio esta completo.
pevalqui comenta;
El confinamiento sigue su curso, y aunque el número de muertos como de supuestos infectados continúa manteniéndose dentro una proporción elevada, las muestras de optimismo afloran en nuestros representantes públicos, con la alegación de que nos encontramos “en la meseta” de la “Curva de Gauss”, mientras seguimos conteniendo al virus. Con todo, los datos parecen indicar que el confinamiento continuará. Si bien en Canarias por nuestras características insulares y de territorio fragmentado como por el casi total cierre fronterizo, vivimos en un limbo, lejos del abismo epidemiológico que sufren otras CC AA en España, lo cual no deja de ser un alivio en nuestras islas, históricamente maltratadas por el paro, con enormes bolsas de pobreza, muchos sueldos de miseria, y con una dependencia brutal del “sector servicios” en medio de un maniqueísmo que actualmente plantea un interrogante de difícil solución: sin turismo, nos vamos al garete, y con él, corremos el riesgo de volver a las andadas. Ese es el dilema. Por lo que tendremos -aludiendo a los mayores-, que ir caminando a tientas. Mientras hacemos nuestro el viejo dicho de que “ni contigo ni sin ti, tienen nuestros males remedio”.
Amigo pevalqui, con frecuencia nos ensenan los gobernantes los parámetros de expectación, nos ensenan que para lograr la maxima equidad se requieren ecuaciones de alto calibre, fácil es ver el dibujo de un subir y bajar la curva, en ciertos momento donde los gobernantes tratan de ser parte del oráculo y ofrecen material que muy pocos pueden entender, siendo parte esta de puro cuento político, ya que la realidad de esa curva siempre demuestra otra cosa, querer salir airosos en el comentario.
pevalqui comenta;
Ampliando horizontes más allá del límite de nuestras fronteras, es claramente discernible, salvo algunas honrosas excepciones, que en Europa se subestimó al virus.
Menos mal que subestiman pues lo que se deja ver es catastrófico, nosotros con esos dos que dirigen y que se creen la ultima coca cola, me parece que no podemos llegar a buen puerto de atraque, la pandemia es aguda, los muertos van por cientos, los ciudadanos estan en sus casas asustados, pero aquellos que salen quien sabe si también serán numero de cementerio.
pevalqui comentañ
África, hasta el momento presente, mantiene un discreto número de infectados. Con un sistema sanitario muy precario -por así decirlo-, resiste como buenamente puede.
Cada epidemia que por ese continente llega reduce largamente a su población, su forma de vida es precaria, viven muchos en corto espacio, lo que conlleva a enfermar rápidamente si alguno de ellos se contagia, ahí tenemos como muestra el SIDA y el EBOLA VIRUS que a estas alturas sigue siendo un misterio que los cientificos no han podido resolver y menos entender. Sobre este tema africano bien nos puede nuestro bloguero Luis darnos una buena charla de lo que se puede esperar si este coronavirus se va para alla.
pevalqui comentañ
En Latinoamérica están comenzando a aumentar los brotes infecciosos. Allí, algunos países han tenido que recular, otorgando a la Ciencia, lo que previamente desviaban a las creencias religiosas.
Es que la religión amigo pevalqui es el escape que el ser humano puede conseguir de forma directa, un padre nuestro puede ejercer la tranquilidad que las pastillas no dan.
El continente austral igualmente mantiene un número de infectados proporcionalmente muy inferior al europeo. En Asía (parece que China está más propensa a ofrecernos los “verdaderos datos” de la afectación de la pandemia en su territorio) junto con Irán, lideran el ranking.
El misterioso coronavirus dara mucho que hablar, el como se creo y quien lo distribuyo quedara en el mayor silencio.
pevalqui comenta;
Y en USA con una imprevisión temeraria, rayana en la megalomanía (por ese manido discurso de algunos líderes políticos con la alegación de que los males nunca llegan a ellos), y un posterior desastroso manejo de la crisis sanitaria, abogan por seguir dándole a la maquinita de la Reserva Federal. Los ingresos por un valor de 1.200$ (rescue package) para cada unidad parental dentro de una familia con ingresos anuales que no superen los 99.000$, considerando además pluses en función del número de hijos –
Si esa cantidad la dieran todos los meses bien pudiera ser efectiva, pero con un solo cheque y de acuerdo al costo de la vida es muy poca cosa para aguantar, se ve venir otra resección donde llevara a millones a parir.
oevalqui comenta;
¿Podríamos imaginar lo que esto supondría en algunos países del entorno andino al sur de USA manteniéndolo tan solo unos meses? Pero sucede que comerciantes, negociantes, dependencias estatales como de los gobiernos locales, elevan las quejas; forzarán al gobierno a equilibrar las cuentas, por los perjuicios ocasionados.
Ya muchos han dicho adiós al mercado, recogen, entregan y se van, cosa lógica que mas de veinte millones de americanos hayan solicitado empleo y ayuda para seguir, este pequeño virus se las trae en grande.
pevalqui comenta
El dinero prestado a los pequeños comerciantes (small businesses), ya se ha vaporizado; los gastos en los diferentes Estados como los de las Administraciones locales, reportan numerosas pérdidas y el Servicio Postal, está en el filo de la bancarrota.
El Servicio Postal aun cuando vaya a la bancarrota no podra dejar de dar servicio, es el gobieno en si el que tendría que declararse en quiebra.
pevalqui comenta;
De tal manera que 250 billones extras, están pendientes de la aprobación en el Senado con la anuencia de los votos demócratas, que desean desviar parte de ese dinero para proveer a los afectados por el virus de mayor ayuda médica, como a mejorar el sistema público sanitario, con la renuencia en esta última parte de la propuesta, del bando republicano. Lo que a la larga llevaría a una política de cut backs (recortes), que afectarían a servicios esenciales, entre ellos la Educación. De lo que es fácil deducir que “en todas partes, cuecen habas”. Un sucinto resumen de su habitual columna, publicada en el día de hoy en el NY Times, del Nóbel de Economía, Paul Krugman, de clara tendencia keynesiana, que titulaba “Starve the Beast, Feed the Depression” (No alimentes a la bestia, hazlo con la depresión económica) y justo debajo, lo que no deja de resultar irónico: “Anti goverment ideology is crippling pandemic policy” (La ideología antigubernamental, está perjudicando la política sobre la pandemia). Quien no se contenta, porque no quiere. Por el momento podemos contarlo. Saludos cordiales.
Ya el NY Times como bien pevalqui lo dice hace resúmenes que no son nada alaguenos, lastima que haya en estos momentos un presidente que pareciera que juega tenis pero no sabe agarrar la raqueta, hoy el gobernador de Nueva York le canto las cuatro al de la Casa Blanca, y entre peleas de unos y otros asi como los intereses creados en el Senado apoyando a Trump la maquinita del dinero seguir subiendo pero luego pocos serán los que le fíen al pais que por muchos anos se ha mantenido en la cúspide del mundo de hoy, ya los chinos estan corriendo a su lado y le dejan oír un jodete que ahora mandare yo, veremos a donde llega el rio, por lo pronto seguiré diciendo que los chinos nos quieren matar….
Todo en media broma, nada en serio, este virus pasara, mientras sigamos en casita que es lo mas prudente y si les agrada el Sudoku olviden el coronavirus.
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pevalqui
El confinamiento sigue su curso, y aunque el número de muertos como de supuestos infectados continúa manteniéndose dentro una proporción elevada, las muestras de optimismo afloran en nuestros representantes públicos, con la alegación de que nos encontramos “en la meseta” de la “Curva de Gauss”, mientras seguimos conteniendo al virus. Con todo, los datos parecen indicar que el confinamiento continuará. Si bien en Canarias por nuestras características insulares y de territorio fragmentado como por el casi total cierre fronterizo, vivimos en un limbo, lejos del abismo epidemiológico que sufren otras CC AA en España, lo cual no deja de ser un alivio en nuestras islas, históricamente maltratadas por el paro, con enormes bolsas de pobreza, muchos sueldos de miseria, y con una dependencia brutal del “sector servicios” en medio de un maniqueísmo que actualmente plantea un interrogante de difícil solución: sin turismo, nos vamos al garete, y con él, corremos el riesgo de volver a las andadas. Ese es el dilema. Por lo que tendremos -aludiendo a los mayores-, que ir caminando a tientas. Mientras hacemos nuestro el viejo dicho de que “ni contigo ni sin ti, tienen nuestros males remedio”.
Ampliando horizontes más allá del límite de nuestras fronteras, es claramente discernible, salvo algunas honrosas excepciones, que en Europa se subestimó al virus. África, hasta el momento presente, mantiene un discreto número de infectados. Con un sistema sanitario muy precario -por así decirlo-, resiste como buenamente puede. En Latinoamérica están comenzando a aumentar los brotes infecciosos. Allí, algunos países han tenido que recular, otorgando a la Ciencia, lo que previamente desviaban a las creencias religiosas. El continente austral igualmente mantiene un número de infectados proporcionalmente muy inferior al europeo. En Asía (parece que China está más propensa a ofrecernos los “verdaderos datos” de la afectación de la pandemia en su territorio) junto con Irán, lideran el ranking. Y en USA con una imprevisión temeraria, rayana en la megalomanía (por ese manido discurso de algunos líderes políticos con la alegación de que los males nunca llegan a ellos), y un posterior desastroso manejo de la crisis sanitaria, abogan por seguir dándole a la maquinita de la Reserva Federal. Los ingresos por un valor de 1.200$ (rescue package) para cada unidad parental dentro de una familia con ingresos anuales que no superen los 99.000$, considerando además pluses en función del número de hijos – ¿Podríamos imaginar lo que esto supondría en algunos países del entorno andino al sur de USA manteniéndolo tan solo unos meses? Pero sucede que comerciantes, negociantes, dependencias estatales como de los gobiernos locales, elevan las quejas; forzarán al gobierno a equilibrar las cuentas, por los perjuicios ocasionados. El dinero prestado a los pequeños comerciantes (small businesses), ya se ha vaporizado; los gastos en los diferentes Estados como los de las Administraciones locales, reportan numerosas pérdidas y el Servicio Postal, está en el filo de la bancarrota. De tal manera que 250 billones extras, están pendientes de la aprobación en el Senado con la anuencia de los votos demócratas, que desean desviar parte de ese dinero para proveer a los afectados por el virus de mayor ayuda médica, como a mejorar el sistema público sanitario, con la renuencia en esta última parte de la propuesta, del bando republicano. Lo que a la larga llevaría a una política de cut backs (recortes), que afectarían a servicios esenciales, entre ellos la Educación. De lo que es fácil deducir que “en todas partes, cuecen habas”. Un sucinto resumen de su habitual columna, publicada en el día de hoy en el NY Times, del Nóbel de Economía, Paul Krugman, de clara tendencia keynesiana, que titulaba “Starve the Beast, Feed the Depression” (No alimentes a la bestia, hazlo con la depresión económica) y justo debajo, lo que no deja de resultar irónico: “Anti goverment ideology is crippling pandemic policy” (La ideología antigubernamental, está perjudicando la política sobre la pandemia). Quien no se contenta, porque no quiere. Por el momento podemos contarlo. Saludos cordiales.
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Pintao
El tiempo pasa despacio y el barco de la pandemia todavía sigue en altamar, aunque vislumbremos un horizonte en lontananza, pero con formas no muy definidas y con fenómenos desconocidos que a la mayoría de los pasajeros que vamos en ese barco, nos llenan de desazón ante situaciones amenazantes, como pudiera ser la debacle económica.
En el fondo casi todos, aunque tratemos de sobreponernos, tenemos el corazón en un puño.
Desde luego que no ayuda para nada ver el desastroso panorama que procuran poner en escena nuestros dirigentes políticos. Casi todos se esmeran en resaltar cualquier detalle que pueda contribuir a dinamitar la posición del contrincante.
No hablo de Canarias, donde siempre por razón de nuestra idiosincrasia, solemos ser mas moderados.
Cuanto nos ayudaría tratar de imitar las maneras de otros países europeos, a los que suelo, por afinidad personal, seguir gracias a internet.
Si las encuestas no mienten, una gran mayoría del pueblo español desearía ver que ante los peligros que nos acechan, viéramos que hay al menos un cierto consenso en que se necesitan las fuerzas de todos, pues los perspectivas son muy amenazadoras y dolorosos para mucha gente.
Pero por lo que se atisba y para seguir nuestro guión histórico, aquí las victorias han de ser totales.
De lo que se trata es de remarcar las diferencias y tratar de polarizar con demagogia a cuantos mas ciudadanos mejor.
No pocos medios de comunicación ponen en primer lugar, no tanto informar con espíritu crítico y objetividad, que debe ser el papel que de ellos se espera, sino más bien trabajar par la causa de la camiseta que defiendo.
Me parece deplorable la propuesta de que hay que aprovechar la hecatombe que se avecina para que todo se hunda, y entonces hacer borrón y cuenta nueva, pues no somos gente de componendas y negociaciones mediocres.
Todo parece llevarnos a que no haya posibilidad del necesario acuerdo que todos anhelamos, para tratar de afrontar lo problemas inminentes, sino que la tempestad se lleve por delante a mis oponentes políticos, que ya habrá tiempo de volver a construir los cimientos, pero esta vez no a base de componendas, las victorias han de ser totales.
Mal vamos si los gurús que diseñen nuestro futuro están inspirados por las doctrinas, ya bien de inspiración chavista, ya bien del señor de FAES.
Esperemos que para romper nuestra santa tradición, esta vez los ciudadanos ganen la partida de la moderación y el sentido común.
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Juanf
Nosotros amigo Don Luis y apreciados tertulianos, en estos tiempos donde cada extraño que uno encuentre a la hora de ir a comprar es semejante a un enemigo oculto con revolver en mano listo para atracar, razon de mas para estar en casa, sabemos que la paciencia es amarga pero su fruto es dulce, alguien por ahí dijo, hay que ser paciente y vigilante,
esta pandemia va para rato, el estar abastecido dar seguridad para no salir de casa, este virus de ahora es de otro mundo, del que pocos conocen, sin gimnasio ni cancha de tenis, ni playas ni montanas, ni salidas a un buen restaurante los que nos limita a pensar que estos son otros tiempos los cuales nosotros tenemos que acostumbrarnos, ya pasaron los primeros treinta días, ahora es difícil pronosticar cuantos mas pueden ser, los que estan en el poder apuran de abrir negocios y los médicos y enfermeras ya exhaustos del trabajo se horrorizan de esta variante que solo mira por los intereses de aquellos en el poder y de los otros que se ven agobiados por las deudas sin entradas, y para colmo de males hay millones de personas sin trabajo que bien pudiera ocasionar descomposición en ciudades y pueblos de las naciones hoy atacadas por el coronavirus que pocas naciones supieron entender como hacerle frente, ello demuestra que a la hora de votar se debe de medir a quien se lleva al máximo poder, votar por un partido sin saber quien es el que va a gobernar, (no basta solo el nombre) mejor estudiar aquellos candidatos y dejar la boleta por el que mejor currículum lleve en su vida y estudios. Así pienso yo, por supuesto que me limito al comentario sin afirmación alguna, pues todos sabemos lo que el griego dijo ; yo solo se que no se nada.
Se les aprecia y como es hoy del común, estemos en casa hasta que pasa el maligno temporal.
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Juanf
El bloqueo de Maduro
Al régimen de Nicolás Maduro el coronavirus le ha venido como anillo al dedo. Fue el primero en todo el hemisferio occidental en anunciar la puesta en marcha de una cuarentena que sabemos cómo empezó pero no como terminará.
Uno de los anillos de Maduro
Ese día cuando anunció el estado de alarma junto a la cuarentena, el 13 de marzo, el dictador estrenó su nueva túnica de hierro, lanzando su garrote contra todo aquel que se atreviera a contradecir las cifras de contagiados con el virus y denunciara las malas condiciones de los hospitales y del destruido sistema sanitario de Venezuela.
El toque de queda impuesto ante la mirada impotente de la oposición es aún insuficiente para lo que viene. El coronavirus le ha servido de pretexto para asfixiar a los venezolanos más de lo que ya están. Los pocos derechos y libertades, de por sí restringidos, han sido enterrados hasta un nuevo aviso.
Maduro ha bloqueado todos los derechos de los venezolanos, hasta de la ayuda humanitaria internacional mientras solicita un financiamiento de 5.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional que se lo han negado porque no lo reconocen como legítimo. Todos sospechan que si le dan ese dinero sería para robárselo.
También pide que levanten las sanciones en su contra para poder atender a los enfermos y combatir el coronavirus. Sin embargo, no creemos que la pandemia lo salve del castigo que le han impuesto los EEUU y la Comunidad Europea por sus delitos.
La misma Michelle Bachelet le recuerda: “Los países sancionados deberían proporcionar información transparente, aceptar asistencia humanitaria y dar prioridad a las necesidades y derechos de sectores vulnerables de la población. Además, deberían ofrecer garantías necesarias para que ONG realicen su labor”.
Y hasta ahora el régimen de Maduro no ha hecho mérito para que le eliminen las sanciones. Ha dicho solo mentiras sobre la realidad del sistema de salud. Dice que hay unas 11 mil camas de hospitalización disponibles y la realidad es que no llegan ni a 100. Dice que tiene los medicamentos necesarios y la verdad es que los hospitales no tienen ni agua ni jabón ni mascarillas ni guantes.
La enfermedad los ha sorprendido sin poder salir de casa, ni gasolina para transportase, ni agua, ni electricidad, ni comida ni medicina. Todo un infierno llamado Venezuela.
La cuarentena por el coronavirus ha sido un instrumento de control social, persecución y radicalización de la revolución chavista. “Vayan a por los golpistas, que no quede ninguno en pie”, ha ordenado Maduro a los militares y policías del régimen.
Con los uniformados y paramilitares cómplices de la dictadura ha bloqueado las entradas de punta a punta de Caracas, de este a oeste, de Catia a Petare, para impedir que los sectores populares se rebelen y “bajen los cerros”. Así piensa evitar el estallido social.
Ya lo comentaba Andres Caleca en su twitter: “suspensión de garantías – militarización del país – economía de guerra – censura total de medios – toque de queda – centralización de la distribución de bienes – cierre de fronteras. Es el sueño de todo dictador hecho realidad, gracias a un bichito” el coronavirus.
política
Ludmila Vinogradoff
el 24 mar, 2020
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Juanf
Pintao comenta
El ciudadano atónito, supongo que dividirá su opinión en cuatro tendencias bien sectarias y diferenciadas, con el convencimiento de que somos los que llevamos razón. Y como siempre en el medio, quedaremos los que sigamos añorando cordura y diciendo para nuestros adentros: Así no, así no.
Cada domingo me dices, como si de un partido de futbol fuera, adentro corren detrás de un balón, afuera en el graderío aquellos que no ven el futuro gritan libertad cuando en el pais de las maravillas viven, pero quieren mas. Los otros esperan complacidos cada domingo, nada pueden hacer salvo esperar ver el gol de su equipo llegar.
Pontao comenta
Se me viene a la memoria el conocido poema de Machado:
“Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza
entre una España que muere
y otra otra España que bosteza.
Españolito que vienes al mundo
te guarde Dios
Una de las dos EspañasHa de helarte el corazón”.
Ya el Quijote bien lo dijo; Cosas veredes Sancho.
Pintao comenta;
Cuanto se echa de menos ver que nuestros dirigentes esperen a sacar primero el carro del terrible atolladero en que está metido para, después tratar de ponerse las consiguientes medallas y por una vez no aprovechar la desgracias colectivas para engordar su grey mientras la mayoría contempla y sufre en silencio.
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Cuentan que en Italia hubo un terremoto y los gobernantes dejaban saber que enviarían ayuda económica a los pueblos del lugar, pasado el tiempo prudente al no llegar la moneda de necesidad, decidieron mandar un emisario al lugar donde el dinero se distribuía, este cuando en la oficina estaba, le hicieron esperar,
pero su curiosidad le hizo por la ventana mirar el lugar donde se distribuía el dinero, y con sorpresa este ciudadano vio cuando dos de ellos contaban el dinero y el primero decía, este para mi, este para ti, y este tercero al tiempo que hacia el corte de manga, para el terremostato.
Creo que los que estan mandando buscan primero su interés y luego un golpe de manga para los demas, y así vamos con entusiasmo votando.
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Juanf
Don Luis odiseas para parir en Venezuela
Venezuelan mothers line up to get health check-ups for their young children from UNICEF staff and doctors in Maracaibo, Venezuela, on Jan. 18, 2020.
Venezuelan mothers line up to get health check-ups for their young children from UNICEF staff and doctors in Maracaibo, Venezuela, on Jan. 18, 2020. (Meridith Kohut/The New York Times)
CARACAS, Venezuela — The labor pains began in her village, in the dark.
Her baby was coming, and Milagros Vásquez, 20, needed help.
With a minidress stretched over her swollen and increasingly stressed body, Vásquez braved a motorbike journey across three rivers and gripped her belly through two jolting bus rides. But arriving at the first hospital was just the beginning.
Over the course of 40 hours, Vásquez, a former high school sports star, visited a second hospital, a third, a fourth. We have no sterile tools, they told her at one. No incubator, they said at another.
She took another bus. She slept on a bench. She cried in the street, losing count of the number of doctors who had placed their hands inside her, measuring her body’s dilation, only to tell her to leave.
She tried a fifth hospital. We can’t help you, they said.
Finally, in Caracas, the capital, she stood outside the largest maternity ward in the country and sent up a last, desperate plea.
“Please God,” Vásquez prayed, “please don’t let me die.”
Venezuela’s public health system, once the best in Latin America, has been in a state of progressive collapse for years, crippled by a broken economy overseen by an increasingly authoritarian government. But few parts of that system have been as damaged as its maternity wards, where the most critical birthing tools — vital sign monitors, ventilators, sanitation systems — have broken down or just disappeared, sometimes forcing doctors to turn women away.
About half of the country’s physicians, some 30,000 people, have left in recent years, many of them desperate to save their own families, according to the Venezuelan Medical Federation.
The true effect of this on mothers and babies is unknown. The most recent data come from 2016, when maternal deaths shot up by 65% and infant mortality rose by 30% in a single year. The minister who published that information was promptly fired — and new statistics have been treated as a state secret since.
To understand what it is like to give birth in this shattered system, we followed pregnant women to six hospitals in Venezuela, and one across the border in Colombia, as they sought to deliver.
To give birth in Venezuela today is to risk death — for both the woman and her child.
Vásquez was once a high school handball player so celebrated for her strength and skill that she traveled Latin America representing Venezuela.
But one day this January, on the doorstep of a towering Caracas hospital, Concepción Palacios, she crumpled, sobbing, her arms around the waist of her mother, Cristina, who pounded on the door, begging for her daughter to be admitted.
Vásquez fainted. But then the door opened, and about 48 hours after her labor pains began, she gave birth to baby Cristal. But her infant, born premature and tiny at just 3.3 pounds, didn’t make it past morning.
Days later, Vásquez pulled a white baby blanket from the pocket of her sweatshirt, one of her only memories of her daughter.
Hospital officials had declined to give her a death certificate, and with no money for a burial, she had to leave Cristal’s body in the morgue.
“Here,” she said, “a woman is treated like a dog.”
For many Venezuelan women today, the defining feature of childbirth is the ruleta, or roulette: The grueling process of traveling from hospital to hospital, trying to find one that is equipped to help them.
They sometimes hitchhike, or walk for miles, or take buses over roads whose ruts and bumps seem designed just to torture them. In rare cases, they are rejected over and over until finally giving birth in the street, on a hospital’s steps — or in its lobby.
“I threw myself on the ground,” said Evaró Chacín, 32, who said her daughter was born on the lobby floor at Hospital Noriega Trigo in Maracaibo after staff there told her they couldn’t take her. “It was my husband who had to help me.”
In some instances, women die. Darwin Maiquetía, 37, lost his wife, Kenny Chirinos, on Jan. 20, after she developed an infection following a cesarean section in a military hospital. For years, hospitals have struggled to acquire disinfectant.
“The level of anger I have is not normal,” said Maiquetía, cradling his newborn daughter, Alena, one afternoon. He chose a military hospital, he said, because he thought that in an increasingly militarized country, it would be safe.
Chirinos, an avid outdoorswoman who often went rappelling on the outskirts of Caracas with her husband, was the love of his life, he said.
“They’re destroying families,” he said, “destroying lives.”
In other cases, families lose their children.
“All the clinics said the same: We don’t have what’s necessary to care for your baby,” said Aydimar Alvarado, 26, who traveled to 12 hospitals before giving birth to a little boy, Kahel, in December.
Born with a mop of dark hair that nurses smoothed into a mohawk, making him look like a miniature rock star, Kahel died 10 days later. His death certificate cited prematurity, bleeding around the brain and other factors.
One doctor we consulted said the conditions might have been prevented or addressed had his mother’s care not been delayed by the roulette.
In his many televised speeches, the country’s president, Nicolás Maduro, has characterized the country’s health system as facing challenges but generally doing well. As recently as March, he encouraged women to “give birth, give birth,” saying that every woman “should have six children” for the good of the country.
He has attributed the country’s medical supply shortage to sanctions, which President Donald Trump has imposed to try to push Maduro out.
Analysts and critics claim this assertion has only some weight.
Sanctions have sometimes delayed the delivery of essentials, but the government could go through aid organizations to get what it needs, said Feliciano Reyna, founder of Venezuelan nonprofit Action for Solidarity.
One economist, Asdrúbal Oliveros, said Maduro had simply chosen to prioritize the import of oil and food over medicine, making the calculation that pregnant women and sick people don’t protest — but that hungry people do.
The heads of the country’s women’s ministry and health ministry did not respond to requests for interviews. Nor did the directors at several major hospitals.
After years of denying the country was in crisis, Maduro opened the door last year to humanitarian aid, and groups like the Red Cross and UNICEF began to bring in hundreds of tons of goods, including lifesaving antibiotics.
But the effect has at best been palliative, in part because donations are scarce.
“We put out a call for help,” said Luis Farias, of the Red Cross in Venezuela, “and it didn’t get the backing that we had hoped.”
Critically, the dearth of medical supplies is colliding with the growing needs of Venezuelan women.
Years into the country’s recession, a growing number of expectant mothers are grappling with crisis-related problems — like malnutrition — that heighten the risk of a complicated birth and the need for expert help.
The obstetricians and pediatricians who remain have found it nearly impossible to do their work.
Inside the delivery room at the public hospital in the city of La Victoria, Nataly Smith, 21, climbed onto a metal birthing bed one night, shaking and alone. She wore pink lipstick and had her hair in a ponytail. Blood pooled on the floor below her.
A list of missing items hung on a nearby wall: soap, gauze, trash bags. Worms had invaded the hospital’s vinyl recliners, so the beds had been banished to a nearby room.
“I’m scared,” Smith whispered.
At her feet was Dr. Beatriz Ticona, 52, chief of the ward, in purple glasses and colorful scrubs.
Dozens of her doctors had quit, she said, aghast at the conditions or desperate for higher pay. Most doctors at public hospitals make less than $10 a month, a salary that is impossible to live on. Ticona has four pediatricians to help her. She needs 18, she said.
She has two respirators for babies in need and no intensive care unit. There is one grimy bathroom for the entire maternity ward. Critically, the blood bank is often empty.
That night, Smith gave birth to a healthy girl, Cristangely.
But not all patients are as lucky. And when a patient dies, families sometimes come looking for someone to blame.
“To find yourself in that situation where they accuse you of being an assassin,” Ticona said, “is not easy.”
About three years ago, Ticona had a breakdown and had to leave the job for months. She came back out of a sense of duty. But she wondered how long she could hang on.
“It gets to a point,” she said one night, “where there is so much need that you collapse.”
Increasingly, pregnant women are giving up on Venezuela altogether and making the journey to neighboring Colombia, where the government has promised to pay for their health care.
These women, some of whom have watched their sisters and neighbors die in childbirth back home, are a growing part of Venezuela’s exodus. Five years ago, at Hospital San José in Maicao, Colombia, just minutes from the border, doctors delivered about 70 Venezuelan children. Last year, they delivered more than 2,700.
The influx has pushed the hospital to its financial limits, said Dr. Guillermo Villamil, an administrator. So far, the Colombian government has repaid the hospital less than a third of the $8 million that it has cost to help Venezuelan patients, he said, adding that he was committed to helping until the money ran out. (The office of the Colombian president, Iván Duque, said it was assessing hospital costs and how much it owed.)
Though official border crossings have been closed to prevent the spread of the coronavirus, pregnant women keep arriving, often traveling over dangerous, informal paths known as trochas.
One day in January, a hospital cot went racing through the maternity ward of the Hospital San José. In the bed was Neryelín González, 25, who had abandoned her university studies in chemistry in Venezuela and crossed the border into Colombia 10 days before, on one of those illegal paths, in search of a safe place to give birth.
In the delivery room, she gave birth on a cushioned recliner covered in sanitary plastic. A clean crib waited for her baby. Two doctors and three nurses coached her through the process.
“Push,” Dr. Said Acuña said. “Breathe.”
Her little boy, Jhonei, was born healthy, at 6.7 pounds.
“Oh my God,” she said, as doctors held him up, her anguished face twisting into a smile. “He’s out!”
Later, hospital aides moved her to a clean room with air conditioning and a shower. She changed into a white dress she had brought along. Soon, nurses entered with her baby boy and a plate of hot food.
She had done it, she said. The journey had been worth it.
Her child was safe, she added. And she was never going back.
This article originally appeared in The New York Times.
(Meridith Kohut/The New York Times)
© 2020 The New York Times Company
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