Hay talento y el cine está configurando en estas islas propuestas de interés. Por ejemplo Nasija, ese cortometraje rodado íntegramente en Tenerife en 2006 que ha ganado 60 premios, entre ellos 12 otorgados por el público en distintos festivales, con miles de descargas en Youtube. Fue proyectado en 21 países de los cinco continentes, y quienes incorporaron los personajes fueron actores de la calle, ninguno profesional. La propia protagonista, de Senegal, tuvo que aprender un dialecto del norte de Nigeria para narrar la historia. En síntesis: nueve minutos prodigiosos, una pequeña obra maestra.
Nasija ha obtenido importantes galardones internacionales, por ejemplo triunfó en el 16 festival de cortometrajes de Madrid organizado por la Plataforma de Nuevos Realizadores. También en el 22 festival internacional de cortometrajes de Berlín, en la categoría de mejor película contra la violencia y la intolerancia. Roberto Ríos fue el director de fotografía y cámara, Guillermo escribió el guión y dirigió esta pincelada del Africa Subsahariana, su crueldad, su belleza salvaje, su violencia. Ahora Guillermo tiene la ilusión de rodar su primer largometraje, que también habrá de ser una historia sobre Africa, el sufrimiento de los niños en las guerras. Se propone hacerlo en Sierra Leona cuando haya buenas condiciones para ello. Lleva tiempo escribir el guión y más difícil es conseguir el dinero para una producción con cierto nivel.
Guillermo sabe que es de la raza de los luchadores. Su abuelo ya era un pintor expresionista y de paisaje, y luego el ambiente familiar lo conectó desde el principio con el mundo mágico del cine. En Canarias -opina- hay muchas historias por contar, y lo más importante es que surjan nuevas formas de contar las historias. Hay talento y más posibilidades gracias a los medios digitales, que abaratan el proceso, también las instituciones se han dado cuenta de las posibilidades de ese escenario natural que son las islas y están apoyando. Se formó en Madrid, en la Escuela de Cine Tai, donde permaneció cinco años. Él ya había hecho algún corto meritorio, así El tatuaje, en homenaje a un amigo que falleció. Ahora vive de algunos encargos, como una videocreación para el TEA y trabajos de publicidad para TV.
Nasija tiene una magnífica construcción poética, en cierto modo es también una obra pictórica en la que entran colores vivos e intensos, el naranja, que es luz de tarde, la niñez; el rojo, el cuerpo arde; el verde, pureza vegetal; el blanco, luz, vida, leche tibia; el azul del cielo; el oro, pues la protagonista fue vendida a un hombre rico, al que no dio hijos, y el marrón, que es la tierra nutricia. "Me condenan por ser pobre, por vivir sola y tener una hija". Guillermo, un treintañero, conforma la segunda generación de la estirpe de los Ríos, cuyo aporte ha sido fundamental a la hora de hablar del nacimiento de un cine hecho en Canarias.
El corto narra la vida y la muerte de una joven de Nigeria que va a morir lapidada, como establece la ley de su pueblo para las adúlteras. En el breve camino que la separa del fin, sus últimos pensamientos son para su madre y su hija, una infancia marcada por el maltrato, la violencia, la humillación, la ablación, el matrimonio impuesto, la falta de amor. A todas las mujeres que luchan por su libertad, tal era la dedicatoria. Bravo por Guillermo Ríos Bordón y los que vienen con él.