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Palmero de ida y vuelta
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Juan Calero: Balsero de ida y vuelta, Cuba-Canarias

Juan Calero Rodríguez

Juan Calero Rodríguez, de padre canario y madre cubana, nace en Guanajay, La Habana. Aunque su formación ha sido Ingeniería Industrial, y es graduado de Delineación Mecánica y Delineación Arquitectónica, su verdadera vocación ha estado entre la pintura, la caricatura y el diseño gráfico (llegando a exponer en algunas salas de la capital cubana) y la literatura, habiendo desarrollado poesía, cuento y novela. Ha obtenido reconocimientos en diversos concursos como el Vicente Silveira y Arjona; el Premio de Poesía de Amor, de Varadero; el III Concurso Provincial de Ciudad de La Habana Luis Rogelio Nogueras; el XVIII Encuentro Provincial de Talleres Literarios de La Habana. En Canarias ha ganado diversos premios y ha obtenido accésits. Ha publicado los poemarios PALABRAS DEL BALSERO y PASAJERO SIN OFICIO. Tiene otros libros inéditos de cuento y poesía. Actualmente reside en San Andrés y Sauces, La Palma. Es fundador y Presidente de la Agrupación Cultural ARTEnaciente, una agrupación cultural donde en cinco años de creada han realizado 75 eventos de teatro, pintura, escultura, fotografía, cerámica, artesanía, música y literatura. En la rama literaria ha lanzado el Certamen de Poesía ARTEnaciente en dos ocasiones. El poeta cubano Claudio Lahaba (Manzanillo, Cuba, 1970) en su blog palabrasescritaspordentro.blogspot.com ha dado a conocer varios de sus poemas. Lahaba vive en El Paso, Texas, y es una de las voces más interesantes de la nueva poesía cubana. "La desesperanza, el amor, y sobre todo la fe en que se materialicen los sueños son constantes de una búsqueda siempre latente en la poesía de Juan Calero. Su poesía es un testimonio fiel de un tiempo de desafueros, de la muerte de todo tipo de esperanzas del ser y de una época oscura en que se han destrozado todos los sueños", dice Lahaba.

Calero está inmerso en la organización de una película de ficción sobre la vida de la poeta Leocricia Pestana Fierro, que será rodada este verano en La Quinta Verde, la casa de Elías Santos Abreu, el Museo Insular, El Circo de Marte y la Casa Salazar. Su hermano era miembro de una logia masónica de Santa Cruz de La Palma y se cree que ella también estaría involucrada en esa organización. Cuenta con la colaboración de los Ayuntamientos de S/C de la Palma y San Andrés y Sauces y la Consejería de Cultura del Cabildo. Los actores serán básicamente de la Agrupación Cultural ARTEnaciente.

 

Confesiones del balsero

1

Yo, no más que el balsero

hijo de mi padre,

hijo también de estas islas

acostumbradas a la emigración

donde unos piensan sólo en

mientras para otros no existe la razón suficiente.

Confieso que todo depende de repicar campanas por el pecho,

el repicar de campanas y los dedos largos de la noche

que se afanan por desconocerlo.

He aquí el reverso del agua, la corriente.

He aquí la oscuridad murmurante

encharcada, inconmensurable,  inconmovible.

El grito extenso y lleno de sed viaja por ciudades remotas,

la hoguera de párpados tremendos confiesa tener dudas

y el canto que no ha existido jamás

apenas un dedo de nada

vuelve lleno de miedo

sin entender

el extremo más ecuatorial del destino.

El inmigrante no vuelve. No es ventura

resucitar con los bolsillos manchados de humedad.

Emigrar es nacer un poco más tarde

y todos estamos dispuestos a ser otro

por dejar de ser inmigrante

hasta romper los nuncas

con la urgencia del que no quiere morirse.

2

Destino, perro mío

por qué quieres salirte del pecho

si afuera todo es mortal.

Ábreme las puertas, soy el campanario,

me quedo sin palomas.

He hablado de ti, pidiendo mordidas de peces.

Muchas veces hablo, como ahora,

las campanas suenan tan dentro, oh alcatraz, que he rezado

por la raza de los martes.

Escoge una larga pausa donde ahogar la rabia

invita a la lluvia por los charcos de la ciudad.

Desata remolinos, furias o caracolas.

Es la hora de levantar los oficios.

 

Bien sabes que el día con sus límites

se esconde por tus cabellos encendidos.

Perdona tal vez esta flaqueza si digo

"vuélvete, toma tu migaja

y sálvame de estas cuatro auroras boreales

pariendo en el ala del sombrero".

Poco importa ya la tibieza de alguna máscara

si canto sobre las paredes del silencio.

Seas tú, el mundo no es quemarse los dedos

improvisando un himno condenado

que dispersa sus cenizas

sin volcarse en otro nuevo testimonio.

Desarraigo

Cada vez que me acerco al sur, los sábados

me saben tan vacíos sin tus pies

desnudos por todo el bosque de mi pecho.

Sin tu pelo de peces entre mis manos

de corales tibios, mediodías

y pequeñas naturalezas muertas.

Si pudiera apagar el sol

y que todo se vuelva como antes.

Mira con mis brazos

hasta puedo atrapar la vida.

He sido dueño del océano.

He calmado la sed desde lo profundo de un acantilado

y me detengo en medio de unas ganas locas

porque la vida me estalla como la risa de un niño.

Será bueno detener los recuerdos.

Familias enteras columpiándose.

Calles desiertas sin arrepentirse

O los cuentos extendidos por la playa.

Los lirios de la abuela.

De un amigo.

De allá.

 

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