Tal como nos ha mostrado el joven disidente de la CIA Edward Snowden todos estamos vigilados, el Gran Hermano existe y cada mañana un ejército de ojos y de oídos escrutan nuestros ordenadores, nuestras llamadas de móviles, nuestros más secretos pensamientos, hasta las citas clandestinas con nuestros amantes. Periódicos británicos y alemanes han ido revelando las confesiones de Snowden, gracias al cual tenemos la confirmación de lo que ya sospechábamos: no somos nadie. Hasta las embajadas de medio mundo, hasta la sacrosanta Unión Europea, hasta los más altos personajes están vigilados. Eso me recuerda aquellas revelaciones del servicio secreto británico cuando, en plena la crisis entre el príncipe Carlos y Diana de Gales, para nuestro entretenimiento nos dijeron que Carlos le decía por el móvil a su entonces amantes Camila que quería ser su tampax, para estar dentro de ella todo el rato. Y que, justo en compensación, Lady Di tenía amores con un capitán que montaba bien a caballo.
Lo que Snowden pone de relieve no es solo que nuestros derechos están por los suelos, sino que se trafica con nuestra intimidad a través de una empresa subcontratada. Booz, Allen & Hamilton es la consultora que le pagaba a 82.435 euros al año para que nos espiara para la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana. Desde septiembre del 2001 estamos semidesnudos en los aeropuertos, bajo la amenaza terrorista nos hemos bajado los pantalones hasta donde nos han exigido.
La buena literatura va más allá de la realidad. Ya cuando el británico Orwell dio a conocer su novela 1984 supimos que el Big Brother o Gran Hermano existe para vigilar cada uno de nuestros pensamientos. De este modo, se nos confirma que podemos ser víctimas de organizaciones totalitarias y represoras. También Aldous Huxley dijo lo mismo en Un mundo feliz y el genial Ray Bradbury en Fahrenheit 451 cuando describía un mundo en el que los libros eran quemados por la nueva inquisición universal.
La UE ya entrega numerosos datos de sus ciudadanos a EEUU, como los de los pasajeros aéreos o las transferencias bancarias, pero no tiene la garantía de que el uso de esos datos respete las Constituciones europeas, la Declaración Universal de Derechos Humanos y tantas otras cosas. Ahora la situación es tan grave que, por inimaginable, no tomamos aún conciencia de su magnitud. Tienen nuestras llamadas. Nuestros e-mails. Lo tienen todo, si quieren. Tienen hasta nuestras neuronas más recónditas. Somos ratas atrapadas en la gran ratonera del Ojo Vigilante Universal.
Está claro que Merkel y Obama, como líderes mundiales, se darán cuenta de que lo tienen todo. Las comunicaciones y los e-mails de los banqueros, los políticos, las agencias de calificación, los reguladores, los notarios, los especuladores, los gobernantes, los que estaban en los consejos de administración de Bankia y de las Cajas de Ahorros, los papeles de Bárcenas, los entresijos del caso Gurtel y todas las gamas de corrupción en España y por supuesto en Canarias. Saben de todos los defraudadores, de la Operación de Las Teresitas y del caso Faycán de Telde, hasta de los que se esconden en los paraísos fiscales. O sea que gracias a este chiquito que se ha ido de la lengua tenemos las pruebas para empurarlos a todos. Lo cual está al caer. Permitan que me ría. Jejejeje.
pevalqui
Tema controvertido ambientado con "Las medias naranjas" y la infidelidades radiadas o televisadas, puestas en tela de jucio a través de los Smart Phones, móviles de última generación en los que puedes mandar cualquier cosa a través del Whats App.
Particularmente me divierten más los temas de las cornamentas, aunque contradictoriamente, les presto menos o nula atención.
Es bien claro que el tema de Snowden se ha politizado. Tanto, que hasta al bueno de Rajoy le salpicó. Aunque no sé si él se enteró mucho.
Sea como sea, nos acercamos cada vez más peligrosamente al mundo descrito por Orwel, Chomsky, o el mismísimo Graham Greene.
Y lo que disfrutaba viendo las pelis de James Bond, al servicio de Su Graciosa Majestad. Sobre todo las primeras que se difundieron…
Ya, hasta en la dulcería de mi pueblo, te están espiando.
Ni para echarle mano a un croissant nos van a dejar en paz.
Dios mío ¿adónde vamos a llegar?…
Será cuestión de echarle mucho sentido del humor como dice nuestro Pedro Luis.
Buenas noches. Saludos cordiales.
Leer más
PedroLuis
Don Luis, ya puestos, la media naranja nos la buscan ellos: ¡Están en todo! Eso sí, debemos tomarla en zumo, solo zumito uperizado.
A Snowden me lo imagino espiándose a sí mismo y, por supuesto, paranóico perdido. Lo peor de los "Hermanos" es que cuanto más grandes, más se espían… Y ya se sabe, lo malo de los "chivos espiados" es que al crecer se hacen, con perdón, "cabrones espiadores".
Estimada "Celia", no lea estas barbaridades mías, por favor, que a mí "tampoco" me gusta que me espíen.
Si perdemos el sentido del humor, entonces si es verdad que la ……. Espiados y sin humor. No por Dios, que al menos "nos miren" contentos.
Saludos cordiales.
Leer más
lleon
Gracias Pedro Luis y gracias Celia. Amiga Celia: si nos espían tanto uno no va a poder (re)encontrar a la media naranja ni echarse una canita al aire. Esto de la CIA parece el gran confesionario universal: no se les escapa una. Por cierto, Snowden, chico ¿dónde estás que nadie te encuentra?
Leer más
Celia
Pues yo si quiero que me espien, si eso significa que nos sentiremos mas seguros en este mundo. Quizas el Sr. Snowden no leyo las condiciones de su contrato laboral.
Leer más
PedroLuis
Don Luis, tal vez nos queda el consuelo de los ignorados, de los que nada o poco pintamos. El ojo es grande, pero somos tantos, que cabe pensar que a los "pobrecitos" no nos espían, de momento. O también: “ Me cago en sus ojos”.
Triste destino: morir por hablar o vivir en silencio. Volveremos a las cavernas y al lenguaje gestual.
Siempre girando, dándole vueltas al absurdo de las civilizaciones.
Anoche viendo las noticias de Egipto, pensaba (calladito pa mis adentros, pues ya ni a Chely le digo nada sobre estas cosas…¡cualquiera se fía!): Mira tú a estos desgraciados, muriendo por quienes los quieren matar: ¡qué pensaría de todo esto la grácil Nefertiti o el maquillado Tutankamón!
En otro orden de cosas, que no lo puedo apartar del pensamiento: ¡pobre Bárcenas, me lo imagino en su celdita haciendo la peineta al Sr. Rajoy ¡
Por cierto, guárdenme un cachorro de la cohorte de protectores que le ha salido al redentor Snowden… No me los pierdan. No sé donde estará más seguro, si en el aeropuerto de Moscú o en el metro de Caracas…
En fin, voy a dar un par de vueltas al parque de La Granja, ahora que ha refrescado un fisco el calor.
¡Ay Dios mío, y pensar que me pueden dar una cuerada por lo que acabo de escribir! Vaya, vaya con el "Gran Hermano"…tenga uno familia.
Leer más