Hay momentos en que el fatalismo puede apoderarse de nosotros. En este invierno de fenómenos tormentosos, lluvias apocalípticas y vientos salvajes, La Palma vuelve a ser una isla tremendamente aislada. Como si los años no pasaran, revivimos episodios del pasado, cuando la isla era una ratonera que no permitía ni entrar ni salir. Cuando el pequeño aeropuerto de Buenavista se quedaba anulado por el mal tiempo e incluso los barcos tenían que anular su visita.
Este mes de febrero pasará a la historia por la falta de operatividad de nuestro vulnerable aeropuerto de Mazo. En los Indianos fueron varios miles de viajeros los que no pudieron acceder a la isla, con las enormes pérdidas para el sector hotelero, restaurantes, bares, etcétera. Lo peor es que también varios vuelos con turismo de Europa tuvieron que ser desviados a otras islas.
¿Hay algún tipo de solución? Nos tememos que en pleno siglo XXI seguimos siendo dependientes de los agentes atmosféricos. La isla es escarpada y su ubicación ante las borrascas es la que es, por aquí entran los temporales que luego golpean al resto del archipiélago. Siempre fue así y siempre lo será. Pero es terriblemente preocupante para la isla y para los intereses de la isla la escasa funcionalidad de nuestras conexiones aéreas en cuanto se presentan las ráfagas de viento. Y una enorme frustración para el viajero cuando despega de su aeropuerto de origen y, a la vista de la pista de Mazo, casi a punto de aterrizar, ha de regresar por donde ha venido con la frustración en la cara.
Curioso que cuando se presenta una festividad importante, se repite la situación. En Navidad también fueron miles las personas que se quedaron sin poder entrar ni salir por vía aérea, hubo muchos que tuvieron que renunciar a pasar la Nochebuena con sus familias. Y ahora en carnavales, tocaba más de lo mismo. Crucemos los dedos para que no se repita la estampa en la cercana Semana Santa y, lo que es mucho peor todavía, en el mes de julio con ocasión de la Bajada.
Sabemos que la presidenta del Cabildo clama porque se mejore la conectividad de la isla. Hay que mejorar los transportes desde el exterior y las comunicaciones en el interior de La Palma. Pero ¿cómo dejar de depender de la caprichosa meteorología de este invierno?