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El Huerto de las Flores de Agaete

Huerto Las Flores. Agaete.

Esta es una villa marinera donde los poetas reciben homenajes, el monumento elaborado por el escultor José de Armas Medina, un Paseo, una Avenida, varias calles. A finales del siglo XIX fue creado el Huerto de las Flores, un pequeño espacio con plantas traídas de lugares distantes: la pitanga de Surinam, el zapote blanco de México, el almendro de la India, el alcanfor de Asia tropical, el mamey de las Antillas, el ombú de Argentina, el árbol de la fruta del huevo, de Centroamérica, el árbol de las maracas, etc. Un lugar mágico, reseñado por la viajera Olivia Stone: "El jardín era, en realidad, una selva de vegetación exuberante." Hay palmeras y pinos centenarios, que conviven con especies de costa y de altura porque el microclima del lugar lo permite. En un pequeño auditorio dentro del Huerto de las Flores se celebraron, en los años setenta y comienzos de las 80, las Jornadas Culturales que trajeron, entre otros, al poeta Pedro García Cabrera.

Tomás Morales, médico del municipio, se casó en 1914 con la nieta de los propietarios del Huerto, la familia Armas. Fue la joven Leonor, 19 años, la que le impuso la disciplina de escribir. Y a partir de entonces empieza a publicar, e invita a su pueblo y al Huerto a escritores y artistas: el atribulado Alonso Quesada, el marítimo Saulo Torón, además de Claudio y Néstor de la Torre. Sebastián Sosa Alamo, Chano Sosa, también poeta, licenciado en Historia del Arte y cronista oficial, es hoy en día el mejor anfitrión del visitante; académico de la Real de Buenas Letras de Sevilla y de la de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Autor de más de cien letras para canciones, ha publicado doce libros entre poesía y prosa. Chano Sosa te enseña el Huerto de las Flores, comprado por el ayuntamiento en 1975, y las calles blancas de la Villa. Una lástima que la pequeña ermita de Las Nieves y el tríptico flamenco estén fuera de la vista del visitante. Pero los poetas siguen omnipresentes en la soleada costa.

Cuando Rosario Valcárcel y yo visitamos Agaete pensamos que La Palma también debería tener un recordatorio de sus cronistas e historiadores, de sus artistas y creadores, de sus hombres de letras y de ciencias, de todos aquellos que hayan enaltecido el nombre de la patria chica.

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