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Una asesina de 14 años

Cuando una niña de 14 años mata a otra de 13 y no siente culpabilidad ni arrepentimiento es que algo grave está sucediendo en nuestro entorno. ¿Acaso la cultura del "todo vale" se ha instalado definitivamente entre padres, educadores y la propia sociedad? ¿Acaso los adolescentes hacen hoy lo que les viene en gana sin que exista en ellos el más mínimo rescoldo de responsabilidad? En estos mismos días en Gran Bretaña ha sido dictada una norma que permite a los educadores volver a ejercer un cierto grado de violencia física cuando las circunstancias así lo exijan, imaginamos en aquellos casos en que los alumnos rompen todos los límites. ¿No es en España demasiado permisiva la ley que regula la responsabilidad penal de los menores, si recordamos por ejemplo el caso del asesino de la catana que exterminó a sus padres y hermanos y al poco tiempo de aquello ya estaba libre y coleando entre todos los ciudadanos? ¿La chica de 14 años que mató en Seseña a una compañera de clase de 13 con alevosía y con saña, que no ha mostrado señal de arrepentimiento ni de culpabilidad, merece como correctivo un internamiento máximo de cinco años en un centro tutelado de menores?

Fue ésta una muerte que pudo haberse evitado, la presunta culpable pudo dar cuenta del estado en que dejó a su compañera. Y sin embargo, mientras todo el pueblo buscaba a la víctima, no dio cuenta de que se moría desangrada por falta de atención médica. En EEUU, cuya historia judicial desde luego no es ejemplarizante, ha habido casos en que a menores presuntamente homicidas se les ha tenido en una cárcel esperando que cumplieran 18 años para entonces ejecutarlos sin piedad. No podemos llegar a tales extremos, pero sí debemos pensar que en nuestro país existe una legislación demasiado blanda respecto al delincuente, demasiado mezquina con las víctimas.

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