En este mundo las cosas cambian con una velocidad que es una barbaridad. Tenemos fresco el terrible accidente de Spanair, las prisas y el mal mantenimiento de los aviones, y ahora el mandamás de Ryanair, un tal Michael O"Leary, irlandés por más señas, anuncia que quiere que en sus aviones se imponga el ahorro. De este modo, anuncia que en los vuelos cortos suprimirá a los copilotos "porque el ordenador se encarga ya prácticamente de todo." Ni corto ni perezoso, el señor O"Leary ha anunciado también que en esos mismos vuelos que tengan una duración máxima de una hora, se propone autorizar la venta de billetes de pie. Total, en los campos de fútbol hasta hace poco se vendían entradas de pie y en teatros británicos se siguen vendiendo entradas de pie para espectáculos como la ópera que ni son ligeros ni son de breve duración.
¿Y estas innovaciones tan llamativas en el transporte aéreo serán autorizadas por las autoridades comunitarias?, le han preguntado. Sí, afirma radiante. Las autoridades de Bruselas no pondrán ni una pega a estos proyectos. Caramba, eso se llama eficacia y celeridad. ¿Acaso el señor O"Leary ha repartido ya algunos sobornillos para conseguir que en su momento le aprueben estas cosas? Ignoramos este punto, claro. No se anda con chiquitas el señor O"Leary, puesto que también ha anunciado que próximamente en los vuelos de su compañía de bajo costo la gente que quiera ir al baño a hacer un pis tiene que pagar un extra. ¿Qué dices? Lo que oyes. Hemos de pasar de la economía del dispendio a la economía de batalla. O"Leary tiene claro que ha de presentar buenos beneficios a la mayor brevedad posible.
Cuando alguien le ha hecho ver que volar con un solo piloto es un riesgo porque le puede sobrevenir un ataque cardiaco, él afirma muy ufano que en veinticinco años y tras unos diez millones de vuelos tan solo uno de sus pilotos sufrió un ataque cardíaco y a pesar de ello consiguió aterrizar con el avión. Caramba, algo no cuadra. Pues Ryanair no lleva 25 años volando, desde luego que no. ¿Y lo de que la gente vuele de pie no va contra las normas más elementales de la seguridad cuando el avión entra en turbulencias o tiene un aterrizaje forzoso? ¡Qué va!, dice O"Leary. Así la gente adelgazará y estará más esbelta.