¿Qué duda cabe de que el movimiento de los Indignados que arrancó en la Puerta del Sol está siendo positivo y bienhechor para nuestra amodorrada sociedad? Hay que decir basta a la depredación de los bancos y a la complicidad de los políticos, hay que reivindicar el acto de pensar, el intentar ser verdaderamente libres. Francisco Viña, poeta, tiene una voz que es también pedrada, aguijón, picadura de avispa que intenta mantenernos en guardia para que seamos capaces de alzar la voz y levantar el vuelo. Lo demuestra en el libro Memoria reciente, publicado por el Centro de la Cultura Popular Canaria, Cajacanarias y el Cabildo de La Palma, con portada e ilustraciones interiores del músico de Taburiente y pintor Luis Morera, nuestro César Manrique particular, quien pintó una incisiva portada, en clave de acusación contra la hipocresía de nuestro mundo.
La voz de Viña es rebelde y disidente, es una voz indignada frente a las cosas que suceden sin arrancarnos ni una queja. Recogiendo los ecos de Agustín Millares, Pedro Lezcano, Francisco Tarajano, nuestro juglar Bejeque y del gomero Pedro García Cabrera construye el autor su poemario. En Cádiz hizo la carrera de ATS, y allí fundó con un colectivo de compañeros una revista Palabras, de corta y azarosa andadura dadas las condiciones políticas y sociales de los años 60. En 1969 salió a la luz en Sevilla su primer libro, Pensamientos, obra eminentemente reivindicativa. Es uno de los autores que figuran en el poemario Idafe. Ocho voces solidarias.
El poeta constata y protesta, se rebela contra la realidad. Porque hay que ahorrar también / en los viajes de ida y vuelta. / Cuando hay viajes que no sirven / para encontrar la respuesta. / Y es que el viaje de la vida / es andar, andar a tientas. / Es viaje solo de ida / donde cada día más / va pesando la maleta. En La Laguna vive el autor, allí rumia día a día sus verdades. De su obra se han ocupado cineastas canarios, como Juan Cruz Ormazábal, quien realizó y dirigió Tamaragua Tigotán, basada en sus poemas, que también han sido musicados por Marisa, Andrés Molina y el grupo Verode, entre otros, y más recientemente Luis Almeida y la Coral Awara de Los Llanos de Aridane. En definitiva: Y es que somos muchos / preguntándonos a ciegas / con recrecida impaciencia / -progresiva impotencia- / qué parte de la verdad / nos corresponde.