Esta joven escritora licenciada en Filología Hispánica y residente en el sur de Tenerife, profesora de Lengua y Literatura y de español para extranjeros, es una mujer dulce y melancólica, y su obra no está exenta de un punto de desolación. En su libro más célebre, que fue Premio de poesía Santa Cruz de La Palma en el año 2000, plantea los acechos de la muerte, la soledad, la imagen de la madre que ya no está. Y es que el universo poético de Maiki (Santa Cruz de La Palma, 1974) parece estar marcado por el sentido dramático de la existencia, el desasosiego existencial compensado por el registro irónico. Mi madre me expulsó / de su útero / o yo salí corriendo tal vez, dice uno de los breves textos de Sin que yo opine lo contrario, su libro más conocido (Ediciones La Palma, Madrid, 2003). Autora de poemas y de cuentos, ha recibido diversos premios, coordina talleres literarios y la revista cultural Mandala, y participa en numerosos encuentros y recitales literarios, especialmente en Uruguay.
Su tesis doctoral, en elaboración, versa sobre el discurso del poder en la obra de la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi. La memoria trae consigo un pequeño cataclismo emocional, y la autora prodiga las palabras madre, muerte, abismo, dolor, precipicio, tumba, silencio, culpa, ausencia, herida, sangre, pasado, triste, tiempo, miedo. En su última aparición, La niña del frío (Mapfre Guanarteme, 2011) vuelve a ese universo suyo, algo tenebroso, afilado y sutil, donde al final del túnel siempre ha de divisarse la tenue luz. La infancia era "una casa llena de plantas, relojes, / ventanas de luz y miedo en las paredes." Asoma además un cierto tremendismo matizado con humor: Me invitan a cenar / y yo soy la muerta / me devoran / dientes manchados de culpa / se derrama mi cuerpo / mientras ellos muerden. Ella entiende la vida como un combate y su capacidad de lucha le lleva a trabajar en la conciencia feminista, la igualdad.
En todo caso, es una de las escritoras canarias de la nueva generación que por su trabajo está llamada a dar importantes frutos en los próximos años. Sus poemas son pequeños latigazos: Empujar la vida para que no duela / supongo / para vivir. En todo caso, el amor, la conciencia crítica, el pacifismo, la reivindicación de la mujer, la luz y la solidaridad son buenos paliativos que practica habitualmente.
