Lagarto, mosca, grillo, reptil, sapo, asquerosos
seres, para mi alma sois hermosos.
Miguel Hernández.
El pasado día 4 de noviembre se inauguró en la Casa de La Cultura de Tazacorte una exposición de pintura titulada Inspiración de la Naturaleza. Permanecerá abierta al público hasta el día 30 de este mes en horario de mañana y de tarde.
La Casa de la Cultura está situada en pleno centro histórico de Tazacorte, y es un ejemplo del esfuerzo y del interés de un pueblo, que siempre ha creído en la cultura, en el diálogo entre los diferentes modos de comunicación artística. Esta vez nos presenta una colección de lienzos compuestos por nueve pintores que paso a comentar:
Acenk. Venezolano e hijo de emigrantes canarios. Su obra llama la atención por la riqueza cromática, la alegría de sus indianas, el júbilo de sus mulatas. La psicología de los personajes, la intensidad de las emociones, todo creado con gran perfección y repleto de tal felicidad que parece que están preparados para el mundo.
Gregorio Barreto. Nos muestra una pintura surrealista realizada en grandes formatos, tulipanes cargados de un aire gris y manchas de colores que el pintor maneja con tal ímpetu como si a través de ellas quisiese escapar del Universo.
Manuel Díaz Fernández. Su obra se desliza en detalles, caprichos, improvisaciones, florituras de una naturaleza que yo llamo de las emociones. Finas líneas con vivos colores en donde se percibe la presencia de matices, de una realidad. Manuel Díaz se ha inspirado en obras de Dámaso y César Manrique.
David Díaz González. Un joven fotógrafo nacido en Los Llanos de Aridane que hace algo más que reproducir imágenes, porque sabe captar con su cámara las presencias, aquello que decía Paul Auster sobre la fotografía, lo invisible. Nos hace sentir que todo a nuestro alrededor está dormido o que se mueve como cuando observas las mariposas que sacuden el aire, las flores cargadas de humedad o el gallo que podemos oírlo cantar antes de verlo.
Pedro Fausto. Esta vez nuestro pintor explora los rincones más recónditos del bosque y los aborda con manchas difuminadas en amarillas llenas de verdor, de luces y sonidos que flotan en un paisaje de formas caprichosas, de raíces, frondosidades y espesuras. De los sonidos de la vida, de un tiempo, de la trama de un mundo, de poesía y de secretos. Se inspira en la laurisilva donde en algún caso la figura de un niñ@ se enfrenta a un escenario de soledad.
Aida Lalúa. Expone dos registros distintos. Dos formatos de una historia que muy bien podría ser sacada de cómics de humor, sin superhéroes sino con un animalillo que pertenece al alegre murmullo de la vida cotidiana. Un conejo que se repite: conejos maliciosos, divertidos y vivarachos o amorosos que te producen ternura, risa, confusión. Todo resuelto con una gran facilidad de trazo y modernidad. Y otras dos telas de desnudos luminosos realizados en colores enérgicos casi reflectantes. Mujeres con delicadas formas femeninas que buscan el juego del erotismo, la relajación en una bañera o el sosiego que se siente ante una tabla de ajedrez.
Jose M. Rodríguez, más conocido por Memé o por el Pirata nos abre el paisaje de la muerte donde ni los insectos, ni Cristo se liberan de los voraces depredadores que pululan mimetizados por nuestro Entorno. Una naturaleza donde existen telas de araña ciegas o con ocho ojos, que hacen equilibrios mientras se nos acercan amenazantes, escorpiones dispuestos a atacar. La maldad que nos atrapa y tortura.
Sabine Niemanm, alemana afincada en La Palma, mujer vital organiza la colección pictórica, indaga en la identidad canaria y crea imágenes y pinta con colores dulces lo que ve en sus paseos, en sus ensoñaciones: casitas rústicas, huertas, florecillas que se cimbrean en paisajes ingenuos y serenos donde siempre es verano. Paisajes en estado puro, respetuosos con el medio ambiente.
Carlos Camacho, antiguo director de la radio Sol de Tazacorte expone en esta colectiva dos reproducciones, una de ellas es una bellísima Virgen de la Sede, de Mondoñedo, Lugo, en madera policromada del siglo XIV. Una Virgen románica de ojos apacibles, vivos, sencillos con una armonía secreta que nos atrae.
Todos los participantes de esta colectiva nos revelan los secretos de una Naturaleza donde afortunadamente aun no han llegado las talas abusivas, los incendios, las sequías prolongadas, la expansión desaforada de las urbanizaciones, donde aun el entorno sigue siendo sustento y refugio, ofrenda del cielo y donde aun se oyen zumbidos, murmullos, el temblor de las hojas. Formas de vida.
Y llegamos a la conclusión que esta bella exposición colectiva, que recomiendo visitar, es una pequeña muestra de nuestros santuarios naturales, de los santuarios que debemos cuidar y proteger.
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