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Sexo, corazón y vida
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Prólogo de Symphonia

Rosario Valcarcel en la presentación del libro Symphonia, de Antonio Arroyo.

No es el Poeta quien se conforma en el mundo,
es el mundo el que se conforma en el Poeta.
(Odiseo Elytis)

Hace solo un año con motivo de la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria presenté el anterior poemario de Antonio Arroyo "Caballo de la Luz". Y en aquella ocasión me centré en sus haikús y comentaba que el poeta había transformado el rigor interpretativo de los versos de "Esquina Paradise" en una simbología del Universo, a lo infantil, a lo sencillo, al alma de la vida, al misterio de lo sagrado.

Y en este nuevo libro titulado Symphonia, sigue la misma línea, pero sazonando su diálogo lírico en un poema sinfónico.

Así de esa manera, nuestro poeta logra con sutil simetría que la palabra transmita nuevas sensaciones que, despierta sentimientos y evoque emociones. Y lo consigue, porque sabe realizar un dibujo armónico con los objetos de la naturaleza y la estética de los espacios, hasta tal punto que logra alcanzar una representación simbólica de lo universal.

En Symphonia domina la profunda curiosidad por los secretos del universo, por sus fuerzas creadoras en el culto a la luz, y a las aguas profundas de Gea; la madre Tierra, lo telúrico.

Busca en ese poder reproductor que nos da la vida los entresijos de su ser, y desde ahí penetra en la espiritualidad de los campos, en sus sonidos, en los sabores, en aquello que decía Gelman en "lo que huele el mundo", en el aroma de la infancia.

Celebra Antonio Arroyo el cielo de la isla de La Palma, ese cielo casi extraterrenal, los mares de nubes, la humedad de las sombras y el dulzor de los pinos. Ese espacio estelar que sigue muy de cerca para conseguir la belleza.

Y son el brezal y la aulaga, la laurisilva y el drago, la graja y el guirre los que toman la palabra. Porque como él mismo dice no soy yo el que habla. Porque él al igual que los antiguos jefes indios lo que le gusta es penetrar en lo sencillo, esconderse en el bosque que reverbera, en esos bosques que están poblados de espíritus y de soledad, para desde allí escuchar el suave susurro del viento purificado por la lluvia horizontal y por el aroma de los pinos.

Simphonia es un poemario dotado de gran sonoridad que encierra una poesía cálida y emotiva. Un poemario de versos cortos, lleno de simbologías y de metáforas, de sus experiencias vitales y de sus ensoñaciones. Es quizás un poemario más maduro en el que consciente o inconsciente ha tenido el propósito de hacer eterno lo efímero.

En Symphonia, Antonio Arroyo igual que Elytis está en la naturaleza, en la belleza y en la plenitud, está en la hermosura de su paisaje isleño; en la pureza indescriptible de la isla de La Palma.

blog-rosariovalcarcel.blogspot.com

 

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