Bajo este título se presentó ayer día 8 de marzo en el Círculo Mercantil de Las Palmas de Gran Canaria, Un recital poético y una exposición de veintiséis pintoras que hacen un homenaje sobre la mirada de la mujer, sobre sus paisajes interiores, las emociones universales, la visión crítica de lo femenino.
Una exposición organizada por El Centro Estudios Caribeños -Atlántico- la Nueva Asociación Canaria para la Edición, NACE y el Área Cultural Diego Casimiro. Una colección en donde ya la pintura por sí misma es el tema, donde nuestras artistas han creado cuadros como si fuesen poemas que hablan de pensamientos, belleza, pasiones, dolores, creencia, igualdad, oportunidades, violencia. La sospecha de un mundo infeliz para ellas.
Veintiséis artistas han hecho una apuesta por una estética consiguiendo dotar de magia a las personas, a las flores, a las cosas que algunas veces pasan desapercibidas. A la memoria que está materializada en los cuadros expuestos, en los cuerpos de las mujeres, en los estados del alma. Una propuesta que bajo un aparente realismo subyace el simbolismo casi cinematográfico, en pinturas a óleos, acuarelas, pastel, collage, técnicas mixtas y una instalación.
Una exposición dedicada a las "Mujeres", así con ese título, podemos disfrutar del universo femenino de Mirazo, de sus rubias, morenas o pelirrojas. Mujeres con rasgos que parecen de ficción, que algunas veces nos recuerdan al Greco o al universo femenino de la novela inglesa, y a la memoria de las mujeres de ayer, del clasicismo, de épocas pretéritas realizada por Elena Robayna con un tratamiento bello, poético. Una dama que ella titula "Toma nota" pero que quizás escribe una carta de amor. Y a las mujeres de hoy como la de Carmen Cruz que nos aporta un gesto de insinuación, de coquetería o de rebeldía. El divino encanto de la juventud, la pureza y el ardor.
Pintoras que nos invitan a entrar en el reino de los sueños rotos, a descubrir a unos seres hacinados en la sombra, en los estados de ánimo, como "La espera" de Lidia Álvarez donde una joven llorosa ahoga su desesperación fumando, mientras por su cerebro bullen sentimientos de esperanza. Mujeres que rozan con lo mágico, con la abstracción de Casandra Millares en su obra "Acecho" donde lo real, lo misterioso y lo sorprendente produce el grito de mujer. Y otro grito pero esta vez silencioso el de María Barceló un grito que ella titula Der Gelanssene Schrei. Un retrato realizado a lápiz y carboncillo. Una imagen de mujer que muestra el signo de la oscuridad, del rincón en donde en tiempos pasados vegetaban. Y una instalación que se titula "Ábreme por favor". Un cuadro que presenta Birzen Ozbilge que simboliza otro grito y que esta creado como un acto lúdico, una especie de interacción entre la obra y el visitante.Nos invitan a contemplar desnudos como "La soprano" de Inés Melado que nos recuerda las figuras de Botero. Un retrato de mujer con los ojos cerrados, absorta en su pudor, ajena a nuestra mirada, dueña de su cuerpo. Quizás pensando que su belleza ha llegado a su esplendor. Y una mujer desafiante envuelta en un halo de inquietud como la "Mujer en rojo" de Lola Romay o la de Pilar García Pérez que nos presenta una joven tendida sobre una cama con el rostro cubierto por sus cabellos, ocultándose como si estuviese sufriendo por un problema que no puede compartir.
Pero también la sala se inunda de una naturaleza edénica, de una escena rica en cromatismo que rememora la seducción y la belleza perfecta. Se llena de pintura de flores. Odaliscas que parecen mecerse en el aire, danzar como "Las flores que bailan" de Pilar Rodríguez, o los pétalos que palpitan entre los embriagadores pistilos que crea Elva Ramírez que nos traslada a un mundo cargado de sensualidad y fantasía, a "Los sueños de Melisa". Las envolturas florales que reinan en la naturaleza íntima, seductora, casi lujuriosa de Irena Hosnová. Y otro título "Textura" de Eugenia Estrela donde los colores de los pétalos repletos de vida pactan con las hojas viejas para simbolizar la madurez de la mujer.
Pero volviendo a las mujeres, el lienzo de Dagne Cortés nos muestra la cabeza de una adolescente enredada en un tapiz de mechones semejante a un entorno vegetal rosa, salpicado de "Lazos" celestes. Rosas y celestes, colores que se relacionan con lo femenino y lo masculino quizás con la igualdad de género y con el anhelo de crear lo bello como la "Mujer" de Zoraida Rodríguez una joven embarazada con un traje blanco con muchos pliegues, trazos delicados y sensuales que irradian una luz romántica entre capas de la reina y filodendros, plantas que el pintor Néstor Martín-Fernández de la Torre las simbolizaba con la fecundidad.
Y también nos llega la ternura de la infancia que está tan vinculado a la mujer, un niño sumergido en el color de los impresionistas en el "Azul" de Luz Sosa. Y homenajes a la libertad como el "Sueño enjaulado" de Katerina Spevákova, que expresa la sensación de asfixia ante el mundo interior, ante los conflictos cotidianos que nos aprisiona. Y las imágenes de Arima Garía en el tríptico "Secuencias de verano" una serie casi cinematográfica, que nos transmite también la libertad, la luz, el calor que toda mujer persigue. Y la evocación al desamparo de Marie Carmen Pascual, al irritante dolor de la esclavitud sexual, reflejado en los grandes ojos de "Mujeres de Confort". O el lienzo de Dunia Sánchez que tomando como fuente de inspiración al surrealismo, crea "Fuego en la Mirada" una imagen de mujer mutilada, irreal, casi tenebrosa.
Evocan nuestras pintoras la mirada multicultural con escenas envolventes, con un dibujo a plumilla como el de "Venteando el viento" de Atteneri Perera y trazos de brillante colorido en "Mujeres de sal" de Roswitha Breuer. O nos envuelven en los atributos étnicos, los modos de vida de Lia Ripper. Las tres nos transmiten las culturas africanas, las expresiones. Nos acercan a la maternidad, al trabajo agrícola, a los sacrificios, al silencio consciente, como el de Olimpia Peco, quien nos aproxima a las leyes divinas de los musulmanes, al hiyab. Al rostro cubierto, a unos ojos que parece decirnos "Tengo mucho que decirte". Evoca también Isabel Echevarría otro universo mágico, el suyo y nos recrea con un halo misterioso a una joven filipina, hermosa y de miranda profunda, a una "Dalaga".
Veintiséis creadoras se enfrentan a través del espejo de la pintura a la vida que no siempre ha sido fácil, al camino que ha recorrido la mujer para hacer uso de los derechos que como ciudadana le pertenecen, a la atmósfera de desesperación y de las cosas olvidadas. Se enfrentan nuestras artistas al mundo para entonar un Grito de Mujer, para que las Sociedades reflexionen, para situar el problema bajo una luz nueva de diálogo, coincidencias y respeto, porque como dice el escritor y psicólogo norteamericano John Gray, nos seguimos hiriendo mutuamente, quizás porque no hemos entendido el tipo fundamental de amor que necesitamos y que debemos practicar para crear un mundo mejor.
Foto de Andrés Brito
Blog-rosariovalcarcel.blogspot.com; www.rosariovalcarcel.com
PedroLuis
Doña Rosa/Pevalqui, un fuerte abrazo para ambos…
Y usted ríase, ríase… y siga intentando su "rol", que es noble y sabio. Eso sí, siempre que renuncie al parto.
En fin, como bien casi dice: "esto" ya no tiene remedio.
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Celia
Enhorabuena y gracias por compartirlo. Es verdad que a veces tenemos que gritar para que se nos oiga. Pero que bonito es ser mujer!
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rvalcarcel
Tiene usted mucha razón Sr. Jacarillo con lo que dice respecto a Mararía. ¡Qué gran novela!
Yo también se la leí en su momento a mis alumnos, y me emocionaba tanto que tenía que interrumpir la lectura.
Rafael Arozarena y Mararía ¡Qué recuerdos tan gratos me ha traído usted!
Mi abrazo apretado para todos.
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jacarrillo
Leo esta generosa reseña y no puedo evitar acordarme de la canción de Silvio Rodríguez, "Mujeres": "Me han estremecido un montón de mujeres: mujeres de fuego y mujeres de nieve".
Casualmente, estoy releyendo "Mararía" con mis alumnos de Bachillerato y, además de su innegable belleza (a pesar de su publicación tardía, es una de las mejores novelas de posguerra, dentro de la literatura española), me llama poderosamente la atención la increíble modernidad de este personaje universal: mujer que no quiere ser de nadie, mujer libre que se desea libre y que quiere amar (vivir y morir) en completa libertad.
Saludos cordiales.
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pevalqui
Ajajaajaja. Estimado amigo, he presenciado, casi tocándolas con mis manos, los partos de mis hijas (no detrás del cristalito "ojo debuey") .A un metro escaso. No, no no es un plato de buen gusto eso de parir. Nada más lejos de mi intencionalidad, con el cambio de roles. Los que me conocen bien, lo saben. Jajajaja. Es que, en verdad… No paro de reirme. En fin…
Un abrazo y muchas gracias. Pero ¡Hombre!, más interesante seguro, será leer previamente a Doña Rosario. Abrazos.
Y mire que un servidor "pinta bien poco".
Saludos cordiales. Buenas tardes.
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rvalcarcel
Ay, ay D. Pedro Luis: Ahora usted lee primero a
Pevalqui, se confiesa infiel. Qué decepción! Con los
hombres una nunca sabe a qué atenerse.
Y por favor, no tema que mis abrazos apretados no
estrangulan a nadie, solo sirven para compartir esa
calidez que está impresa en el cariño.
Feliz semana y un beso grande. grande para todos
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PedroLuis
Vaya por Dios “Pevalqui”: No me diga que ahora, a estas alturas, le ha dado por parir. Pero hombre de Dios, aún no se ha enterado de nuestras limitaciones. Convénzase, no tenemos nada que hacer…
Estimado amigo, fíjese lo que le apreciamos, que le leemos a usted primero, antes que a doña Rosario. Y hacer eso, frente al espejo, ante la mirada atenta de veintiséis creadoras, dispuestas a gritar al unísono, además de un atrevimiento, es hacer el ridículo por mi parte. Qué el Señor me ampare. Siento como los “abrazos apretados” me estrangulan. Con razón.
Enhorabuena a todas. Y a todos, por poco que "pintemos".
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lleon
Fue una buena jornada poética seguida de una interesante exposición, la asistencia fue buena y el nivel literario-pictórico también. Enhorabuena a los organizadores, y a Rosario Valcárcel por su intervención en la mesa.
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rvalcarcel
Gracias Pedro por tus prontas y cariñosas palabras. Realmente hay talento en la exposición.
Ah, en la foto la pintora Inés Melado con su obra "soprano" y una servidora.
Un beso grande, grande.
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pevalqui
Si veintiseis mujeres han decidido hacer otros tantos lienzos, creo que es un ejercicio notable no solo de talento sino de creatividad.
Hay que romper ya de una vez esos moldes tan estigmatizados respecto de la mujer, aumentando aún más los puentes de diálogo, en donde cada cual, mujeres y hombres se intercambien no solo el espacio, sino también los roles, en una sociedad cada vez más cambiante en donde la mayoría de los universitari@s son mujeres.
Por algo será.
A ver si me doy "una salto" por el Mercantil.
¡Ah! y enhorabuena para todas. Conozco el talento y la valía artística de algunas.
Buenas noches. Saludos cordiales.
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