Hay personas que coleccionan joyas, coches, romances. Pero Andrés Padrón lo que ha coleccionado a lo largo de su vida ha sido fotos. Fotos de cine. Esa ha sido su pasión. Y lo ha hecho con tal ardor que se ha convertido en uno de los más importantes coleccionistas a nivel mundial, reconocido por el escritor Terence Moix, el Director Luis García Berlanga o El Director de la Cinemateca francesa, entre otros.
Desde muy pequeño se sintió atraído por los artistas, tanto que me contó que cuando se rodó Moby Dick en Las Palmas de Gran Canaria, en las Navidades del 54-55, él se acercó a Gregory Peck y le pidió un autógrafo. Desde entonces no ha dejado de sorprenderse con los cromos que reproducían fotografías de las estrellas, con los programas de cine que repartían en el cine al comprar la entrada, con ese gran lienzo de la pantalla que iba descubriéndose entre el claroscuro y el silencioso clamor de la sala. No ha dejado de rejuvenecerse con las películas y de los excelentes intérpretes, de cómo las conoció, de los secretos y las anécdotas, de las fantasías y de aquel inalcanzable glamour. Y sus palabras nos demuestran, el entusiasmo y el sentimiento, esa pasión palpitante que siempre ha sentido por el Séptimo Arte.
Su vida ha estado dirigida por su gran amor y dedicación al cine y al coleccionismo cinematográfico. Ha estado llena de esas diosas del celuloide, de todo ese repertorio de mujeres de cuerpos ligeros y caras guapísimas, alegres y frívolas, desahogadas y locuaces, de esos mitos de carne y hueso y de azarosas vidas que parecían prometernos otro cielo. De imágenes que han dado vueltas y más vueltas al mundo y al horizonte de Andrés Padrón.
Porque Andrés Padrón junto con su mujer, Montse Rivero han coleccionado miles de fotografías, postales, revistas, carteles, guías publicitarias, documentación editada por los grandes estudios del cine, han visitado a numerosos artistas que se han convertido en sus amigos. Han seguido sus huellas y han recibido cartas dedicadas, de grandes figuras del cine.
La exposición que hoy se presenta ha sido posible gracias al Área Cultural Diego Casimiro, Casa Museo Colón y Cabildo Insular de Gran Canaria. Forma parte de la recopilación que Padrón ha hecho a través de toda su vida. Hoy con una temática especial, México. Un país al que nuestro coleccionista adora, un país con él que estuvo en contacto durante casi cincuenta años a través de la empresa en la que trabajó Tropical Films de Canarias como distribuidores exclusivos para España de la marca PELI- MEX, que exportaba todo el material de esta industria.
Y gracias a eso le permitió atesorar grandes retratos de estrellas como la gran María Félix, figura inmortal de la cinematografía mexicana y personaje mítico dentro de la cultura nacional o a Dolores del Río, de la que se cuenta que fue la primera artista mexicana en protagonizar películas en Hollywood y que llegó a ser considerada una de las mujeres más bellas de su tiempo. Imágenes también de Silvia Pinal, Jorge Negrete, Pedro Armendáriz, entre otros muchos.
Andrés Padrón nos descubre su universo: Retratos, caras y gestos, la vida y la belleza de numeros@s protagonistas de la Época de Oro del cine mejicano. Fotos de actores sociales y oficiales, directores, cuyo objetivo es adentrarnos al mundo de los sueños. La presencia de sus voces que se nos acercan, el eco lejano de las películas.
Hoy inauguramos fotografías históricas sobre el mundo del cine en México, imágenes perfeccionistas y tiernas que buscan reflejar la belleza y la elegancia. Retratos que nos transmiten sentimientos, que cobran vida, personajes de ayer y de hoy, unidos por una enorme carga de emoción. Figuras eternas de ese mundo paralelo, que es el cine. Estrellas que, de nuevo, vienen a nuestro encuentro.
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pevalqui
Interesantísima semblanza de Andrés Padrón. Por qué no decirlo, sana envidia también.
Del cine americano o europeo que nos llegaba, tal y como leía en estos días, se veían más las películas de Cantinflas que las propias americanas. Al menos en Canarias.
Estupenda labor la del amigo Diego Casimiro.
Y la tuya por contárnoslo.
Hasta luego.
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