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EL KIOSCO DE LA PLAZA
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Primera lápida conmemorativa en el Roque de los Muchachos

Felicidades a la comunidad científica por los logros que están obteniendo con el Gran Telescopio. Para la Isla es un privilegio tener estos observadores del espacio en sus montes. Sin entrar en valorar si ecológicamente es positiva o no su presencia, no cabe duda que nos han hecho mirar las estrellas a menudo, vivimos en una isla que es ventana al espacio, al origen de la vida.

Tenemos otro gran telescopio y otra placa conmemorativa más. Ya vamos perdiendo la cuenta y quizá hemos olvidado la primera que se puso. Menos la primera, el resto están relacionadas con inauguraciones del Astrofísico.

El 17 de julio de 1891 un grupo de personas, no tan numeroso como los que acuden en la actualidad a este tipo de actos, montaron en burros y caballos y partieron hacia la cumbre por el camino real hasta el Roque de los Muchachos (si les dicen que hoy se llega en coche o helicóptero ni siquiera sabrían de qué les están hablando) Cuando llegaron, después de pasar un largo día por senderos y trochas, donde descansaron a comer queso de cabra, papas guisadas, gofio y vino de la tierra (nada que ver protectores solares o con los cócteles preparados por Carlos Gamonal) descargaron la lápida y dio comienzo el acto oficial que los había llevado hasta allí, ajeno a las estrellas y al espacio exterior: La colocación de una lápida como monumento conmemorativo “al inmortal Tanausú, Mencey de Aceró”. La lápida de mármol blanco era de 43 cm. de largo por 29 cm. de ancho con la impronta – A TANAUSU 1891 –

En un principio fueron leídos varios certificados alusivos por parte de las autoridades para a continuación, dar paso a discursos, cartas y poesías ensalzando la figura de Tanausú, capaz de dar la vida al ser alejado de su tierra, que leyeron los principales instigadores de la cultura en la isla durante ese siglo: D. Antonio Pestana Rodríguez, D. Hermenegildo Rodríguez Méndez, D. Antonio Rodríguez López y D. Domingo Hernández Francisco. Para terminar, pues había que volver a la ciudad aún con luz, los asistentes que sabían firmaron el acta y esta fue introducida en un frasco de cristal y depositado este entre la lápida y el risco. Allí debe, o debería estar.

Los habitantes originales de la Isla consideraban el Roque de los Muchachos y toda la cumbre como un entorno especial, donde dejaron, podríamos decir exagerando, las primeras placas conmemorativas o petroglifos. Así que ya vemos, el Roque es especial, no solo para el Astrofísico y sus instalaciones, también para todos nosotros que hemos crecido bajo su sombra. Hoy que hemos puesto en sus cimas los telescopios más potentes que nos permiten sondear el universo más lejano con profundidad, también es bueno que miremos hacia abajo con la misma intensidad, pues bajo el mar de nubes están nuestros problemas más inmediatos.

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