Vivimos en una isla cada vez más anclada en los valores carpetovetónicos de la sociedad. No se puede innovar en ningún sector de la vida, porque de lo contrario, el sector anclado en mantener intactos los valores nacionalistas rancios, pseudoautóctonos y primitivos blande sus bastones de pitera para no avanzar ni un centímetro en la escala de lo nuevo, lo alternativo. Y no lo digo yo, hace poco recibía la visita de unos amigos extranjeros que al pisar el aeropuerto tuvieron la sensación de haber abierto un baúl antiguo en el que de pronto los olores evocan tiempos pasados; aquel viejo batín negro con lunares blancos… aquellas viajas alpargatas. Escuchen nuestra radios, vean nuestras televisiones… Acerquense hasta nuestros festivales, nada de indie, nada de Rock… todo folclore, todo miedo al sabor de lo rompedor.