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Como evitar las abusivas tarifas de exceso de equipaje de las compañías aéreas, y más ...

Creo que el Cabildo yerra sus pasos. Se adentra en una cuestión sobre la que no tiene ninguna autoridad, una empresa establece una tarifa, abusiva sí, en libre comercio y de acuerdo a derecho.
A partir de este punto, nosotros los consumidores, somos los primeros afectados y debemos intentar ni un céntimo de euro más en nuestros desplazamientos aéreos.
Aquí van una serie puntos sobre los que reflexionar antes de gastar un céntimo de euro adicional al precio ya pagado en el billete. Todos asumimos el hecho de que nuestro proveedor es la compañía aérea con la que hemos decidido viajar, pero no debemos olvidar que cuando decidimos hacer un desplazamiento aéreo, AENA es también uno de los principales actores en la materialización de la sangría económica a la que nos vemos abocados. AENA – Compañía aérea buen tándem para atraer a nuestros euros.
La compañía aérea nos castiga: nos ha impuesto una tarifa escandalosamente alta por exceso de equipaje, una suma desproporcionada si nos atenemos al hecho de que, para la compañía, el diferencial de coste es casi inexistente, dicho de otra manera, cada tramo de exceso de equipaje que nos cobran, a la compañía le puede suponer un coste adicional de no más de del 0, 1% (esto es una estimación mía, sin datos objetivos, pero que no creo que esté muy lejos de la realidad).
Por otra parte, todos debemos ser conscientes de que una parte de los también abusivos precios que nos cobran por los distintos servicios que nos ofrecen en los aeropuertos: cafeterías, tiendas, máquinas de bebidas, máquinas de chucherías, embalado de equipajes, etc., son para, por un lado, engrosar las arcas de AENA y por otro, proporcionar pingües beneficios a los empresarios que, pagando unos alquileres leoninos, se han establecido en las terminales aéreas.
Dicho esto voy a enumerar los prometidos puntos de reflexión:
¿Debemos dar a las compañías aéreas la posibilidad de cobrarnos por exceso de equipaje?, Decididamente, NO, evitémoslo por todos los medios, recordad, nuestro equipaje siempre debe estar por debajo de esos 23 kilos franquiciados. No les demos oportunidad a que nos metan mano en la cartera.
Si finalmente nos pasamos de peso, ¿pagamos y nos olvidamos?, si no abusamos, decididamente, NO. Siempre nos van a obligar a pagar, pero si no abusamos, si el exceso de equipaje está entre un 10 y un 15%, reclamemos alegando falta de confianza en exactitud de la balanza. En definitiva, si estimamos que vamos a pasarnos peso, lleguemos al aeropuerto con tiempo suficiente como para poner una reclamación formal, eso sí, si nuestro exceso de equipaje no es muy alto (tampoco vamos a perder el tiempo por algo inútil).
¿Consumir productos en el avión?, si normalmente lo hacemos, debemos pensar que, aquí tenemos la posibilidad de ahorrarnos unos eurillos; te has dado cuenta ¿verdad?, el precio de cualquier alimento o bebida en el avión, vuelve a ser descaradamente alto. Decididamente, NO CONSUMAMOS, ahorrémonos esos euros, nos vienen muy bien para otras cosas, estamos en crisis. Los bocadillos, frutos secos, galletas (dulces o saladas), chocolates, llevémoslos con nosotros desde casa, no los compremos ni en el avión ni en el aeropuerto. La pena es que con la bebida no podemos hacer lo mismo, ya se sabe, “motivos de seguridad”. Bueno, tampoco está de más dejarles algo: la bebida, sólo la bebida.
Por último, no consumamos en el aeropuerto más de lo imprescindible, pensemos que los productos consumidos en los aeropuertos son de los que con mayor margen comercial cuentan, es una forma que tienen de aprovecharse de los muchos minutos, incluso horas, que debemos desperdiciar en esperas, retrasos y demás incidentes que pueden surgir hasta el embarque. Debemos de tener claro que el tan aclamado “duty free” (libre de impuestos) no es más que un reclamo para nuestro subconsciente, es una sutil forma de proporcionarnos bienestar haciéndonos pensar que los gobiernos no recibirán un duro de nuestras compras. El “duty free” lo utilizan los comercios para gravar los productos con márgenes comerciales que rozan en la avaricia.
Ahora bien, tampoco seamos quijotes, si estamos convencidos de que tenemos ante nuestros ojos una verdadera oferta, aprovechémosla, no la dejemos escapar, tenemos que mirar por nuestros intereses y no vamos a perjudicarnos por el simple hecho de no darles a ganar un euro, pero, estemos seguro de nos encontramos ante un verdadero chollo. Si el ahorro es poco, antes de dejar nuestro dinero en manos de multinacionales, con las que no tenemos relación alguna, salvo esa tan efímera que proporciona el parné, pensemos en las pequeñas tiendas de nuestros pueblos, ciudades o barrios, regentadas por personas conocidas, que en la mayoría de los casos sobreviven con sus pequeños negocios.
Como decía al principio, creo que desde el Cabildo de La Palma se equivocan al querer ponerle coto al monte, es más efectivo ayudar al ciudadano a protegerse contra esta clase de abusos.

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