En un reciente desplazamiento por Tenerife, pude observar una alta variación de precios de combustible según el punto de la isla en el que se estuviera (concretamente, el gasoil, que es el que yo repongo, llegué a verlo desde 0,98 hasta 1,16). Es evidente que el hecho de que Tenerife tenga más de 10 veces más población favorece bastante que existan esas opciones para los consumidores. En La Palma no podemos aspirar a tener un horquilla tan amplia, pero ni tanto ni tan poco. Aquí pademos casi el mismo precio, céntimo arriba, céntimo abajo, en cualquier punto de la isla. Por lo que tengo entendido más de la mitad de las estaciones pertenecen a la misma empresa. ¿Para qué haya tanta norma, ley, directiva o plan de fomento de la competencia?