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A LOS CANARIOS QUE MIRAN PARA OTRO LADO...

Manuel de Paz Sánchez. Catedrático de Historia de la Universidad de La Laguna
´Usamos el odio al godo para justificar nuestra incompetencia´

"Levantar el velo del falso independentismo para justificar las tropelías en el ámbito local me parece tan infame…"

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Manuel de Paz la opinion

Preocupado por la manipulación de la historia, Manuel de Paz Sánchez, catedrático de Historia de América en la Universidad de La Laguna, se atreve con todo en estas declaraciones: da un repaso al resurgir del antigodismo, a la manipulación de la historia y los sentimientos identitarios con fines políticos, o a los orígenes históricos de la corrupción en las islas.

FRANCISCO POMARES | SANTA CRUZ DE TENERIFE
– Acaba usted de publicar un nuevo libro sobre piratería en Canarias. Algunos de sus libros anteriores han sido muy polémicos. Recuerdo el trabajo sobre la esclavitud blanca…

– Bueno, este libro no va a serlo, es más divulgativo, es un texto escrito para un lector medio. En cuanto al de La esclavitud blanca, fue un ensayo que acordamos hacer en la Universidad de La Habana Manuel Hernández González y yo, sobre las condiciones del emigrante canario en Cuba, obligado a trabajar en unas condiciones muy similares a la esclavitud. La presión a la que es sometido en su llegada, el hecho de que su contrato se venda entre los terratenientes…

– El profesor Antonio Macías no estaba muy de acuerdo…

– Y algunos otros colegas tampoco. Macias pertenece a una escuela economicista que mira a los historiadores clásicos –yo me considero un historiador clásico– como una antigualla. Yo creo que se han equivocado. El principal argumento que esgrimían era el de cómo iba a emigrar miles de canarios si la situación era esa. Yo creo que el mejor ejemplo lo tenemos con los miles de personas que llegan todavía hoy a nuestras costas, sabiendo lo que les espera.

– ¿Cree usted que hay un rebrote de la xenofobia en las Islas?

– Respecto de la negritud yo creo que no. Pero quizá sí se dé más a nivel de emigrantes del Magreb.

– ¿Y el antigodismo de algún periódico tinerfeño?

– El antigodismo no es exactamente xenofobia, sino un juego moralmente criticable, pero poco creíble. Yo creo que lo que se vive en Tenerife es algo muy poco representativo. Que se resucite artificialmente el antigodismo me parece muy ridículo, un sainete.

– ¿Le perece un debate superado?

– No, lo que pasa es que hablamos mucho de la crisis y así parece que la crisis es mayor. Levantar el velo del falso independentismo para justificar las tropelías que se cometen en el ámbito local me parece tan infame que prefiero no prestarle atención. Usamos el odio al godo para justificar nuestra propia incompetencia, nuestra poca capacidad de superación. Nos decimos que más vale ser canario y tonto que foráneo y listo. Es un debate que no vale nada.

– ¿Cree usted que esa técnica ha sido utilizada frecuentemente?

– Históricamente se ha dado mucho esa situación. Pero eso no quiere decir que la identidad cultural de nuestro pueblo no deba ser analizada y estudiada. Somos el único pueblo europeo que tiene una base indígena, mezclada con otras muchas europeas, castellana, normanda, portuguesa, andaluza…

– ¿Somos los canarios –como se dice vulgarmente– hijos de mil leches?

– Ja, ja… Somos un grupo étnico surgido de la mezcla de distintas procedencias y ubicado en un espacio marítimo, abierto a muchísimas influencias. Y eso marca diferencias. Tengo un colega que dice que ser de aquí es como ser de Cuenca, y yo siempre le digo que si a uno de Cuenca le preguntas si se siente más conquense que español, te va a mirar sin entender la pregunta. Y esa pregunta si tiene sentido aquí: estamos a dos mil kilómetros de mar y fuimos una colonia.

– Nunca existió contrato colonial en Canarias.

– Exacto: fuimos una colonia en el sentido tradicional del término: el de hijos de establecidos en…. En Canarias jamás existió el contrato colonial; fuimos siempre territorio de derecho común y compartíamos el derecho de los madrileños o los de Cuenca, no el de los americanos, que sí eran sujeto de derecho colonial. Villalba Hervás, carteándose con Patricio Estévanez, ya lo decía: "Todavía no se han enterado en las islas que somos de derecho común y de derecho colonial". Él era entonces –en 1897– diputado por Matanzas, Cuba, y lo tenía todo claro. Y también lo dijo León y Castillo en una frase gloriosa: "Maura y yo somos los únicos capaces de entender la necesidad de darle autonomía a Cuba, porque somos insulares". Maura era mallorquín.

– Hay una especie de percepción social de que la historia de Canarias son sólo los guanches y luego Gaceta de Arte. No he escuchado nunca a un político canario hablar de La Ilustración o del Siglo de Oro, dos de las mejores etapas de nuestra historia. ¿Eso responde a las dos formas de entender el nacionalismo en las islas, un modelo –el guanchismo– basado en la reivindicación del pasado y otro –las vanguardias– basado en la modernidad?

– Es un análisis muy certero. Le pongo un ejemplo: la piedra Zanata, por ejemplo, nos ha hecho muchísimo daño. En muchos aspectos fue una operación política. No se ha podido demostrar su autenticidad y ha vuelto a colocar en el ámbito de lo chocarrero el problema de nuestra cultura prehispánica, que es una asunto que hay que rescatar como una herencia cultural, sentando en esta silla que está vacía al abuelo guanche, y en aquella al abuelo conquistador, y al flamenco, y al normando, como elementos de nuestra identidad, sin exagerar y sin cuentos. Porque en la medida que se oculta la verdad se produce una deformación. Y la otra base del debate es la de "frente al guanchismo, vanguardismo; frente a las momias, André Bretón". Y ese es un debate paleto y falso. Nuestra historia es infinitamente más rica. En el Siglo XX tuvimos a dos científicos dignos de Premio Nobel –Juan Negrín y Blas Cabrera– que perdimos por culpa de la guerrita de esta gente.

– Todas las tonterías que escuchamos a diario decir a muchos políticos sobre nuestra historia, ¿no evidencia un profundo desconocimiento?

– Desde luego. Ni conocemos nuestra historia ni la asumimos tampoco. Y hay que asumir la historia. Las cosas son muy complejas, y en el presente se ven con mucha simplicidad. Hay que conocer mejor la historia de Canarias, y la de España, y la relación entre ambas. Y analizar los mecanismos de la manipulación histórica, que en Canarias se pueden detectar con frecuencia cuando se trata de construir un sentimiento nacionalista. Que luego resulta que no es tal, sino sólo insularista, de defensa de lo más cercano, basado en una visión de espacios insulares de poder. Es como un puzzle en el que las piezas no encajan. Por eso lo que se hace es crear un imaginario irracional y falso. No quiero una sociedad que se declare canaria pero luego se gobierne desde la injusticia, la falta de democracia o la soberbia. Prefiero exiliarme en Salamanca, ja,ja.

– ¿Sigue siendo Canarias una sociedad gobernada por el caciquismo?

– Pues sí. Aunque ahora hay caciquismos nuevos, como el de la construcción, o el político. Yo creo que hay hábitos importados de América, pero en Canarias siempre tuvo mucha importancia, mucha base social, todo lo que tenía que ver con los tráficos ilícitos, el contrabando… Sin duda, esa cultura del contrabando se traduce en un mayor porcentaje de ilegitimidad en los comportamientos públicos. Todas las democracias tienen un porcentaje de ilegitimad, de tráficos de influencia, de corrupción. La sensación que tengo es que en Canarias es más alta, quizá vinculado al turismo, la especulación…

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