No deja de sorprenderme el que algunas voces clamen en ciertos medios pidiendo la independencia de nuestras tierras. No voy a comenzar una guerra dialéctica con quien comparte esa idea, podría dar cientos de razonamientos en contra, pero hoy solo voy a nombrar la primera y más evidente e importante razón en contra, nuestros gobernantes. Para gobernar haría falta unas cabezas pensantes lo suficientemente lúcidas para sacar a esta región de la decadencia laboral e industrial en la que estamos, y nuestro gobierno no hace más que hundirnos año tras año. Mientras unos hábiles vascos se sacan en cada votación de presupuestos nuevas competencias de autogobierno, nosotros, con el magnífico trío Rivero, Oramas y Perestelo, nos hemos traído la denominación del mar territorial. ¡Que alegría! Ahora nos meamos en nuestro mar, porque no creo que sirva para otra cosa, y nos lo venden como oro. ¿Qué harán ahora nuestras cabezas pensantes?, ¿Mandarán a nadar hasta San Borondón a los que estén en la cola del INEM para acabar con el altísimo índice de paro que tenemos, o tendremos que opositar para la festipol, guanchancha o como quiera que se llame ese estúpido, carísimo e innecesario disparate político para patrullar por esas extensas aguas que ahora nos pertenecen? Pues eso, que cuando sean nuestras, me mearé en ellas, pero tendré que seguir soportando ver a mis allegados engrosar la cola del paro, y todo gracias a nuestros excelentes representantes regionales. De todas formas, no me imagino al Rivero de Rey de la República Platanera, porque otra cosa no nos queda