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Aquellos hombres de palabra(modificado por censura)

En la tarde de hoy me encontraba fatigado, por lo que me tumbé, cerré los ojos, y comencé a darle vueltas a mis pensamientos. Comencé a recordar. Recordé aquellos tiempos, en que los hombres éramos leales, y teníamos honor y palabra. Recuerdo que si dábamos nuestra palabra, la teníamos que cumplir, costara lo que costara. Recuerdo eso, que éramos hombres, consecuentes con nuestros actos, y que un apretón de manos cerraba un negocio o trato, sin tener que firmar nada. Teníamos palabra, y valía más que cualquier documento firmado. Por lo menos para mí. Hombres, pienso, mientras se me escapa una pequeña sonrisa. Y aún me considero así, lo que me enorgullece. Luego, después de divagar un rato, enciendo mi ordenador, entro en este periódico y me enfurezco. ¿Dónde están los hombres? Me pregunto al leer este diario. Veo gente sin dignidad, que es capaz de mentir a todo el mundo, sin ruborizarse. Éste es de esta nueva casta de gente, que lo que pretenden es vivir bien, sin hombría, chupando de esa vaca que languidece, que debe dar una buena leche merengada, pienso. Pienso en los que le rodean, de otros partidos, dicen, y luego le van pasando la manita por la espalda, pagan sus desayunos unos, mientras le hacen la pelota y niegan que tuvieran algo que ver con acusaciones vertidas contra él. Así, acobardados. Otros enchufan a sus mujeres a chupar de esa leche merengada que debe de soltar esa vaca nuestra, que todos alimentamos, ahí, en el patronato, y a saber donde está ahora, o donde la enchufarán. Luego la otra, la falsa, la que ha traicionado a sus compañeros, probablemente por un futuro puesto que le haga volver a probar ese dulce sabor de dinero fácil y en grandes cantidades. El otro, la cabeza pensante, ése que es capaz de mentir a todos a la cara, diciéndoles que sí, que el mes que viene entras a trabajar, y cuando llega, que no, que el que viene. Y luego defendiendo lo indefendible, a su secuaz pinocho, el mentiroso. Vuelvo a cerrar los ojos y a recordar, viejos tiempos aquellos, y no tan lejanos. ¿Es ésta la gente que me representa? A mí por lo menos no. No me veo en ellos. No. No con mi voto. (Se han retirado algunos comentarios, otra vez, por seguir censurado por los moderadores)

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