A los cazadores serios y responsables no les cabe en la cabeza, pero lo cierto y verdad es que más del 40% de los perros que se recogen en centros de Gran Canaria y Fuerteventura pertenecen a la raza del podenco canario, un animal que, entre otras excepcionales características, tiene la de ser absolutamente fiel a su amo.
Esta triste realidad, que está ahí y de la que pueden hablar largo y tendido los responsable de esos centros, se agrava con el hecho también constatable de que cada día abundan más los podencos abandonados en nuestras medianías y cumbres desde que empieza la temporada de caza. Este es el caso de la perra Carola, que lleva casi tres años en la zona del Mirador del Pico de las Nieves, donde parió recientemente cinco cachorros que escapan gracias a los buenos oficios y buen corazón de Koki Santana, que mata sus soledades al frente de un camión-tienda que vende aloe vera, refrescos y bocadillos en verano y aloe vera, bocadillos y ron miel, en invierno.
Según Koki, en tiempos de veda abierta pasan por la zona numerosos animales, siendo contadas las ocasiones en que sus dueños vuelven a buscarlos. Es el caso de Carola y lo es desde ayer el de Negra, un animalillo desnutrido y cojo que anda tratando de superar la furia de su compañera de infortunio para conseguir lo que le echan del camión o un poco del pienso que cada semana les sube un matrimonio italiano, que está entre el asombro y la indignación ante el abandono de estos animalitos.
Desde las sociedades de cazadores consultadas no se da crédito a este alarmante incremento de abandonos de ahora, que se une al que ya venía de atrás, pero entre los veterinarios, responsables de centros y de albergues de acogida y ciudadanos de los pagos cumbreños se constata que, efectivamente, por las razones que sean, cada día son más los podencos que se dejan abandonados en los campos, donde quedan a su suerte, expuestos a una muerte cruel por hambre o sed.
Algunos incluso añoran la práctica de antaño, cuando un cazador era capaz de gastarse tres mil euros en obtener un perro bueno y un cartucho para librarse de otro que no apuntara bien o se asustara de los tiros. En el Albergue de Bañaderos, por ejemplo, sus portavoces afirman que de la cantidad de perros que le llegan diariamente, raro es que no hayan dos o tres podencos, un perro difícil de adoptar, como no sea por alemanes.
http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=180196