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cuando la naturaleza de la Isla no era sostenible

Esto de la biodiversidad sostenible, es acojonante. Hace años, cuando empezaron a domesticar la Isla, dejé de caminarla. Este, he vuelto a la Caldera. Como siempre, impresionante, mágica, con su anfiteatro acunado por el rumor de multiples arroyos… pero ha dejado de ser salvaje. Ya no es o aparenta ser un paraiso, todo está encauzado, controlado, designados los lugares donde dormir, los senderos que poder transitar, las noches que pasar. Tienes que comer en mesas y lugares indicados, dejar de hacer ruido a partir de determinada hora, escribir cartas o en letrinas habilitadas para la ocasión y respetar varias prohibiciones, pero es que además se han construido edificaciones para facilitar la estancia a grupos…. …. …… Durante años visité este, para mí, especial lugar varias veces al año, en verano e invierno para pasar dos, cinco o quince días. Caminar el canal y subir el reventón te abría las puertas de un mundo salvaje, sin prohibiciones, sin controles, a solas con la naturaleza y tu cuerpo…. …… …… Pero es que además visitas cualquier otro punto natural de la isla y te pasa lo mismo, por todas partes señales, controles, permisos necesarios para pasar la noche en el monte (que alguien me explique la necesidad de solicitar un permiso para pasar la noche al raso en los montes. Que yo sepa, la naturaleza, como el aire, no pertenece a nadie) o pagar para visitar algunos otros. Menos mal que aún quedan sitios poco "comerciales", pero me temo que hemos acabado de controlar la naturaleza salvaje de nuestra isla. Cada vez es menos espontánea, la encorsetamos y vendemos como una postal.

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