La invitación
PEDRO POLICARPO FRANCO DEL BRITO (*)
Estoy esperando con impaciencia la invitación del alcalde de Fuencaliente a la inauguración del Centro de Visitantes de la Fuente Santa. Los días se me hacen años y las semanas siglos, cada día miro en el buzón, ¿llegará hoy la tan esperada invitación del alcalde a los fastos de la inauguración? Y cada día mi gozo va a parar al pozo de la desesperación. Hoy tampoco ha llegado, me quedan veinticuatro horas de congoja, de zozobra por ver si mañana llegará al fin el papel del convite, mi pasaporte para el gran día, el despertar de un nuevo mundo, mi vida cambiará con solo ver una carta. Tengo el anhelo desmadrado.
Y aquí estoy desgranando el tiempo, desmenuzando los segundos y desmigando los minutos. Esto más que un vivir es un sin vivir. Esperando la invitación parezco a la Santa cuando decía que “…vivo sin vivir en mí y de tal manera espero que muero porque no recibo…” Queda menos de un mes para el maravilloso acontecimiento y yo estoy aún sin recibir la invitación, cada vez que lo pienso la ansiedad se agolpa en mi pecho, la incertidumbre me golpea con mano torva y la congoja me oprime el espíritu. Tengo que hacerme un catéter.
Miro la calle escudriñando las aceras, interrogo con la mirada a todos los transeúntes esperando tener noticias del cartero. Este funcionario se ha convertido en mi ilusión, en mi impaciencia, en mi esperanza; es el mensajero alado de los dioses que ha de traerme la invitación del alcalde, mi pasaporte hacia el maravilloso acontecimiento donde se podrá apreciar en toda su inmensidad la gran obra del Cabildo, la contribución tan esperada desde hace ocho años de la corporación Insular hacia la que fue la mejor fuente del Atlántico. Tengo que comprarme un traje.
Cuando por fin llegue mi invitación a la inauguración del Centro de Visitantes, ¿sabré valorarla en su justa medida?, seré capaz de apreciar que ese papel conlleva el descubrir un mundo nuevo y presenciar la magnificencia de una obra bien proyectada, mejor construida y útil como ninguna otra en esta isla, tanta será su utilidad que competirá por esta distinción con la Laguna de Barlovento. ¿Cuál de las dos magnas obras será merecedora del galardón? Del mundo vendrán para apreciar su fermosura, sus escuetas formas, su integración en el paisaje, su famosa ventilación que dicen las lenguas que es expelente e impelente, el hombre ya se desenvuelve desenfadado entre enigmas y prodigios. Mejor será que vaya con sombrero a la galería para cubrirme de tales corrientes y así preservar mi incipiente calva. Tengo que buscar un panamá.
¿Y la historia que me van a relatar, me dará tiempo a asimilar todo ese cúmulo de datos que seguro me expondrán y que abarca el increíble periodo de los últimos quinientos años? ¿Serán capaces de contarme en el tan esperado Centro de Visitantes todos los pormenores y vicisitudes por los que pasaron aquellos intrépidos que pretendieron encontrar la Fuente Santa? Algo me dice que no, ¿qué voz es esta que me cuenta que el libro de la historia de la fuente está maldecido por las fuerzas vivas de La Palma? ¿Es acaso cierto aquesto que insinúan?, ¿Que el autor está proscrito?, ¿Qué será entonces de la maravillosa historia? Dicen que en vez de esto y con el verbo fácil que le caracteriza a Francisco nos relatará, a cambio, las virtudes y vicisitudes de la perla del Llobregat. Tengo que limpiar el audífono.
¿Qué os diré?, ¿Qué sensaciones tendré cuando recorra maravillado ese mundo subterráneo que alberga la famosa fuente y que ahora dicen que la han arreglado como si fuera la gruta de Fingal?, ¿Qué explicación me darán cuando en vez de las tan afamadas aguas calientes que un día conocí toque las tristes aguas frías que hoy dicen que manan y corren por las charcas?, ¿Qué haré con la explicación?, ¿la creeré?, ¿no la creeré?, ¿pregunto?, ¿me callo? Lo mejor creo que es no oír, no tocar, casi no ver tampoco, y así evito el desastre, mejor me aíslo llevando el Ipod, siempre tengo el recurso de oír a Mozart. Tengo que llevar los cascos buenos.
¿Y luego…? ¿Qué hago yo luego, una vez que sepa que el agua de la fuente caliente ya no es caliente, que la fuente santa ha dejado de ser bendita? ¿propongo que la llamen Fontefría? Como la de la poesía “…do todas las avecicas van tomar consolación…” aunque en esta en vez de tortolicas viudas y sin amor lo que me puedo encontrar son murciélagos. ¿Propongo que la calienten?, caro es pero no deja de ser una solución.
Propondré una moción para que el alcalde cree una comisión intermunicipal, cuyo alcance supere el ámbito comarcal, con amplio espectro insular, de carácter archipielágico, superando el espacio nacional, con Integración Europea y Repercusión más que Mundial y que asuma el compromiso del sentir del pueblo, que no es otro que mantener las aguas de la Fuente con la temperatura que les corresponde por su fama y por su buen nombre. Estoy empezando a expresarme como los políticos. Tengo que controlar esta cuestión, puede ser preocupante.
Pero estas comisiones suponen dinero y ahora ya no hay de donde sacar, además, corremos el peligro de que lo poco que den tenga que ser administrado por el alcalde. Mejor entonces me callo no vaya a ser que también lo enfríe. Me tengo que acordar de acordarme de que tengo que callarme.
Pero… ¿si la fuente tiene el agua fría que hacemos? ¿Pero no había quedado conmigo en que me iba a callar?
Sí, pero si es así mejor no voy. Y si no voy… ¿para que quiero la invitación?
Entonces… ya sé, me quedo y no desespero más. Ya está claro, por fin no tengo nada que hacer.
¿Y ahora que escucho: ¿el concierto nº 20 de piano o el concierto de clarinete? Difícil elección.
(*) Articulista y experto
Bayto
¿De que va esto?
Pero una cosa si es cierta, ¿que pasa con el centro de visitantes?
Leer más
Moderado
Muy bueno, me ha gustado la ironia. hay momentos muy buenos, como cuando dise que habla como los políticos.
Mi enhorabuena a Pedro Policarpo
Leer más
acebino
No se preocupe que seguro que ya le llegará la invitación. ¿Y al resto? ¿Nos van a invitar? ¿Nos van a enseñar el agua fría que sale de la fuentecaliente? ¿Vamos a seguir permitiendo que como todo esta isla el Cabildo lo eche a perder? ¿Para cuándo la moción de censura?
Leer más
taguluche
No es mi escrito, el escrito es de PEDRO POLICARPO FRANCO DEL BRITO
Leer más