Yo, que visito con frecuencia el País Vasco, tengo la certeza de que los gamberretes de la famosa kale borroka son ni más ni menos que nuestros gamberros del botellón y el destrozo de fin de semana, pero con más publicidad, más atención de los medios y con la chapita de intencionalidad política. Es la única explicación lógica a la plaga de destrozos e incendios de mobiliario urbano en el municipio de Los Llanos los fines de semana, sin que nada salga a la prensa ni a otros medios. En todo lo largo de la Enrique Mederos, al final de la Velázquez en Argual, por los aparcamientos Ramón Pol, junto a los cines Milenium y, este fin de semana, en la calle Wangüemert, son incontables los contenedores de basura, de reciclaje de cartón, envases y vidrio, y alguna cabina, que han sido quemados y destrozados. ¿Cómo es posible que teniendo esto lugar en zonas habitadas, no se haya trincado a algún gamberro de éstos, ni la prensa se haya eco de estos sucesos? En Euskadi se decía que había tolerancia cómplice de la Ertxantxa. ¿Y aquí, quién es cómplice?