Esta tarde, y después de mis divagaciones, me dio por darme un homenaje. Rompí mi cerdito con ranura, para hacerme con unos euros que satisficieran mi antojo de bocadillo de ternera y un refresco. Mientras disfrutaba del placer en mi paladar, del que es muy probable que no vuelva a repetir este año gracias al Mister Bean español, ese que tenemos de presidente, me puse a leer el diario de avisos. Vaya sorpresa, pensé, a la vez que seguía ojeando sus páginas. ¡Kec casualidad! Pensé. Justo el mismo día que dicha empresa se transformaba en multiusos, recibe la invitación del alcalde para pujar en varios concursos suculentos. ¡Kec casualidad! Luego comencé a atar cabos, cual Sherlok Holmes, enlazando personajes y favores, uniéndola con la información de ese diario . Aunque sinceramente, hasta Torrente sería capaz de semejante investigación. ¡Kec casualidad! Un amigo que me acompañaba me dijo “tú tranquilo, que todo lo que sube baja”. Seguí degustando mi bocata, y tras pensar en sus palabras, lo que me salió por la boca fue “la mierda ni se transforma ni desaparece, solo salpica cuando no quepa más, como en el paro”. Mi amigo me miró y replicó “Pues termina ya ese bocata y escóndete, que aquí hay mierda para rato”. Pues es cierto pensé, y la verdad, nunca dejaré de sorprenderme, no por los chanchullos de esta gente, sino por la forma chapucera, descarada y evidente como lo hacen.