El pastoreo está acorralado. Las normas ambientales, algunas absurdas, y el ataque de perros al ganado impiden que sea un trabajo rentable. Jose Ángel es uno de tantos cabreros que siente cómo su forma de vida se tambalea, sin que nadie escuche los gritos que piden ayuda. http://www.eldia.es/2010-03-21/PALMA/3-vida-pastor.htm