La autodenominada comunidad internacional lleva desde el 19 de marzo bombardeando Libia. Sin escrúpulos ni vergüenza alguna, nos dicen que están protegiendo al pueblo Libio de los bombardeos de Gadafi. Sin embargo, hace más de 2 meses que Gadafi no tiene aviación y sus carros blindados han sido destruidos por los “aliados”. Pero la OTAN sigue matando. Sabemos también que los llamados “rebeldes” no son de los que celebran manifestaciones populares sino que prefieren las batallas con armamento pesado. Hemos visto por internet cómo los rebeldes ejecutaban a personas maniatadas. Pero lo que no hemos visto todavía en los mass media es a ninguno de los que han muerto a causa de las bombas liberadoras de la OTAN. Hemos visto, eso sí, asépticas imágenes de los bombardeos aliados iluminando el cielo nocturno de Trípoli. ¿Acaso esas explosiones continuas no están matando civiles? ¿Por qué no nos dicen cuántos muertos ha habido? Por lo menos, que reconozcan que ha habido muertos, que es posible que haya daños de esos que llaman colaterales… Pero no, ni siquiera eso. ¿Será que ahora a los muertos los llaman liberados?, o ¿Será que unas bombas matan y otras no?
Mientras tanto, en lugares como Bahrein, los amigos de los aliados (nuestros amigos), más de 600 manifestantes siguen en régimen de tortura y prisión. Más de 2000 personas han sido despedidas, entre ellos muchos médicos y enfermeras que cometieron el crimen de atender a los manifestantes atacados por el ejército de Arabia Saudí. Los desaparecidos son incontables. Mujeres que salen a la calle a pedir reformas democráticas son violadas sistemáticamente por la policía, pero ni el reino de España ni ningún otro de los que están “liberando” Libia parecen tener opinión al respecto. Será que la democracia, los derechos o las libertades aplicables a Bahrein no son los mismos que en Libia. Cuando el capitalismo habla de defender los derechos humanos se refiere bajar el precio del barril de petróleo.
Al gobierno de España ni a ningún otro de la coalición le importa, tampoco, que Israel asesinara este domingo a 22 refugiados palestinos que se manifestaban pacíficamente por su derecho universal al retorno al hogar del que fueron expulsados. Pero bombardear a Israel para defender la democracia en Palestina no entra en los planes de los muy humanitarios gobiernos occidentales. Con Israel se usa un método diferente al de Libia: se le convierte en socio preferencial de la Unión Europea, se le convierte en miembro de la OCDE, se le permite participar en las competiciones deportivas europeas, o en Eurovisión, se evita hablar de imponerle sanciones, se denuncia y persigue a quienes promueven el boicot, con el argumento de que “sería perjudicial para el proceso de paz”.
Sólo por poner dos ejemplos, aunque hay muchos más:
El gobierno de España y sus cómplices mantienen una política hipócrita. Denuncian y declaran la guerra a los gobiernos que no les son útiles, a los que les son incómodos. El primer paso es denunciar la tiranía de un gobierno que ayer era amigo y el siguiente paso es bombardear a su población, so pretexto de liberarla. Mientras, en la más absoluta impunidad, tiranos y asesinos mantienen su estatus de socios y amigos. No lo decimos por decir, no nos lo inventamos. El que quiera comprobarlo que busque las fotos de Juan Carlos de Borbón abrazando entre carcajadas al rey de Arabia Saudí, el mismo que encarcela mujeres por conducir un coche o por comer en un restaurante con un hombre que no es su marido. El mismo que asesina a los manifestantes de Bahrein, el que apoya al presidente de Yemen para que asesine a una población que se levanta contra 30 años de dictadura. A ese rey absolutista petrolero lo llama “amigo”.
En esa hipocresía, los gobiernos occidentales están apoyando una guerra civil en Libia sin decir quiénes son los rebeldes, sin hablar de sus vínculos con el islamismo radical o sin explicar por qué muchos de los miembros del Consejo Nacional de Transición son ex-ministros de Gadafi. El Estado español ya ha creado una oficina diplomática en Bengasi antes de resolver el conflicto. Ha reconocido al gobierno rebelde sin proceso democrático previo y le compra un petróleo que debería pertenecer a todo el pueblo Libio y no sólo a unos pocos. Además de asesinando personas en Libia, la OTAN ya lleva semanas robando al pueblo libio.
PARAD LA AGRESIÓN EN LIBIA.
PARAD EL ROBO, LAS INJERENCIAS, LAS INVASIONES.
PARAD EL APOYO A LA REPRESIÓN CRIMINAL DE LAS REVUELTAS POPULARES.
PARAD LA FABRICACIÓN Y EL COMERCIO DE ARMAS.
NO A LA GUERRA.
DEJAD QUE LOS PUEBLOS DECIDAN