Fue hace ya un año y algunos meses, 22 de diciembre del año 2009, esta fecha a muchos no les dirá nada; para nuestra familia fue el dia en que una tormenta decidió llevarse nuestros recuerdos, nuestro esfuerzo de años y nuestras ilusiones barranco abajo.
Salvando la vida de milagro (por lo cual damos gracias dia a dia) nos quedamos en la calle, con lo puesto, gran parte de nuestra vida se la llevó un barranco, borrando de un plumazo treinta años de esfuerzo. Durante aquellos días de nerviosismo e incertidumbre muchas fueron las palabras de apoyo por parte de caras que ahora están borrosas, y dicho sea de paso, mucho fue también el esfuerzo de quien se volcó en ayudarnos sin dudarlo, echando una mano en lo que hiciera falta. Después vino el vacío; a partir de ese dia en que todo eran poses para la foto de portada y palmaditas en la espalda (“no te preocupes”, “todo se solucionará”, “nos tienes para lo que haga falta”, decían) NADIE; ni ayuntamiento, ni cabildo ni mucho menos el Gobierno de Canarias ha hecho NADA por nosotros. Al contrario, todo han sido trabas legales, papeleo, puertas cerradas y donde dije digo, digo diego. Evidentemente, como para todo en esta vida, son necesarios ciertos trámites, engorrosos y largos pero no se les ha visto ni un atisbo de esfuerzo por echarnos una mano, por facilitarnos un poco el camino, y ahora vienen a rogarnos un voto; el colmo de la poca vergüenza.
Tiempos de crisis, “la cosa está chunga” le dicen coloquialmente, pues más chunga se va a poner como nuestro presidente siga viniendo en helicóptero a poner la primera piedra de una guardería en Tijarafe, o como se siga mandando dinero a Sudamérica para que los hogares Canarios en el exterior se hagan trajes típicos o monten asociaciones culturales; que no digo que esté mal la cooperación internacional y el apoyo a los emigrantes Canarios, pero no entiendo porqué tiene más derecho un residente en una ciudad cualquiera de Sudamérica a hacerse un traje típico que nosotros a recuperar un hogar que nos costó treinta años construir. (para los más incrédulos consultar el BOC nº24 del 3 de Febrero, página 11)
Ahora, en esta época electoral en que todo son abrazos y apretones de manos, en que todos los políticos adquieren una simpatía empalagosa, me gustaría escuchar cada una de sus propuestas y decirles a la cara que no me las creo, que necesito hechos porque las palabras ya me las han dicho todas y han resultado ser todas mentira, que queremos soluciones porque ya está bien.