“El asunto tiene su gracia. Que el campeón del laicismo, el hombre que parece empeñado durante seis años en poner contra las cuerdas a la Iglesia Católica -y, en general, a todos los creyentes-, la versión naif del anti-Cristo, tenga que acudir nada más y nada menos que a un Desayuno de Oración en Washington, y que además ese acto lo organice un lobby que reúne las dos condiciones que más puede odiar Rodríguez -cristiano y conservador-, y todo por hacerse una foto con Obama, es para estarse partiendo de la risa durante un mes seguido.”
(Federico Quevedo)
“Dice de la Vega –agárrense- que “el presidente se siente honrado de COMPARTIR una tradición tan relevante para la sociedad norteamericana”. Es decir, que ZP siente distinguida y ennoblecida su persona con su inclusión en la dicha oración, vamos, que se licua por participar en la sagrada costumbre norteamericana. ¿Y cómo se compatibiliza ese alto respeto activo a la tradición del prototípico país capitalista, con la suma incomprensión, cuando no con el airado desprecio hacia las más sentidas y muy mayoritarias históricamente creencias y tradiciones de la propia sociedad a la que se representa? ¿Por qué no se siente entonces ZP honrado en compartir o respetar “relevantes tradiciones” para la sociedad española?”
(José Antonio del Pozo)