Por un deporte sano

No soy nadie importante, solo un palmero cualquiera al que le gusta disfrutar de un buen rallie, un partido de fútbol o uno basket de vez en cuando.

He asistido a todo tipo de eventos deportivos desde que tengo uso de razón, no solo de equipos de la isla como pudieron ser el UB o el Mensa, sino también me he interesado por el deporte local en el que los chavales día a día luchan y ponen todo su empeño en mejorar y llegar más alto.
Hace poco tuve el placer nuevamente de presenciar un partido, no mencionaré que deporte ni equipo, dado que no quiero dar mucho detalle y posiblemente meterme en algún tipo de problema por mencionar a los que no quieren ser mencionados, sobre todo en esta isla. Solo diré que ocurrió en algún lugar de San Pedro un viernes 12.
Dos equipos de la isla, como cada fin de semana, jugaban para ir sumando puntos en su equipo. Nada más, y solamente. El visitante, equipo de jóvenes promesas del lado Este de la isla, iba perdiendo.Reconozco que ha tenido días mejores pero como ya habré dejado claro, para mí, y para seguramente los jugadores, lo importante son las ganas y la ilusión, la perseverancia y seguir luchando.

No nos desviemos. Casi a final de partido, uno de los jugadores previamente expulsado de otros equipos por actitud totalmente chulesca, agresiva y ofensiva, de ni más ni menos entre 35 y 40 años de edad, fue capaz de agredir (tengo que destacar que no hubo derramamiento de sangre, por suerte esta vez) a uno de los chavales del equipo visitante que no pasaría de los 20 años de edad. Comentarios de los que visualizaban la escena atónitos desde las gradas llegaron a mis oídos tales como: “deja al chaval, que tienes 20 años más’’, ‘’ese chico no debería ser fichado en ningún equipo porque está loco”.
Pero mi sorpresa fue que al ocurrir tales agresiones, el árbitro no fuera capaz de expulsarlo. Motivo por el que además a final de partido cuando el chaval se disponía a darle la mano en señal de “buen rollo, esto es solo un juego”, este tipo que podría ser su padre le atizó un cachetón, y como sigo recalcando, nadie hizo nada. Bueno sí, algo sí: EVITAR QUE LA VICTIMA SE DEFENDIERA DIGNAMENTE. Mi gracia también fue ver que algún concejal cercano al equipo del agresor incluso defendía esta actitud mientras el agresor continuaba con comentarios amenazantes hacia el chaval y su humilde equipo. Deplorable, totalmente.

No quiero miembros en nuestros partidos políticos que defiendan este tipo de violencia, no quiero que en nuestros equipos el estadio se convierta en un campo de batalla, no quiero árbitros de pago, no quiero que se siga promoviendo la violencia, ni de género, ni ninguna otra, ni aquí ni en la península ni en la Conchinchina.
Señores, ¡el deporte es deporte! Tenemos muy buenos equipos en nuestra isla, equipos grandes, y equipos pequeños de chavales que quieren mejorar, aprender y pasar un buen rato entre canastas. Por favor, promovamos un deporte sano y eliminemos de nuestros equipos aquellas actitudes ofensivas. TODOS SOMOS UNO, TODOS SOMOS UN EQUIPO. JUGUEMOS SANO.

Mdf.