El editor de Pre-Textos dijo en La Palma que le “pone” encontrar a alguien desconocido cuya obra le seduce y que la poesía hace mejores ciudadanos. La pérdida de lectores, la política agresiva de los grandes grupos editorales y la falta de crítica cultural tienen que ver con la situación complicada que atraviesa la industria literaria en España aunque empieza a levantar la cabeza
Manuel Borrás con Rafael José-Díaz.
“Trato de editar lo que no puedo olvidar”. Esta es la máxima del editor de Pre-Textos, una de las editoriales independientes más importantes de España, Manuel Borrás, que dio una interesante charla en el Palacio Salazar, invitado por el Cabildo, de su experiencia como editor y de su relación con la literartura, en compañía del poeta y traductor Rafael José-Díaz.
Borrás dijo que el editor literario establece una relación de amistad con la literatura basada en la sinceridad, lo que le ha llevado por ejemplo a no publicar la obra de amigos suyos porque no le gusta precisamente lo que escriben. En esta línea, también manifestó que el editor tiene que ser consecuente con el momento en el que vive, no puede mantenerse al margen. “El editor debe saber oír y saber aplicar un criterio de excelencia”, si bien señaló que “nunca hemos querido ser una editorial de tendencias.”
Otra de las cosas que comentó en su alocución fue que para él editar es una forma de hacer pedagogía y también de seducir al lector. En este sentido señaló que “con los niños puedes hacer una labor maravillosa de hacerles descubrir el largo secreto que tienen los libros”, para añadir que “uno enseñando aprende muchísimo” y que el mejor libro de un editor es su propio catálogo.
Borrás, que también publica poesía, no dudó en afirmar que “la poesía hace mejores ciudadanos”, y que es una responsabilidad que tiene el editor publicar poesía aunque su lectura sea minoritaria. No obstante, indicó que la poesía atraviesa un buen momento en España, que junto Inglaterra, es donde mejor poesía se escribe.
Algo que describe al editor de Pre-Textos es descubrir nuevos talentos literarios al margen de las modas de cada momento. “Si algo me pone es encontrar a alguien desconocido y cuya obra me seduce”, manifestó Borrás que consideró que la edición en España atraviesa una situación complicada por múltiples factores, uno de ellos es que con la crisis hay menos lectores por la pérdida de poder adquisitivo. También indicó que las campañas que se han hecho sobre las excelencias de la cultura virtual, con intereses industriales y empresariales detrás, también ha influido.
Otro hecho que consideró especialmente doloroso de esta crisis editorial es que “los amigos de mi edad han dejado de leer, que era un contingene de lectores importante porque tampoco ha habido un continuum de lectura en este país”, una retracción de lectores que también se ha dado en otros países de Europa aunque no en la proporción que ha tenido en España y a eso hay que sumar “la política agresiva de los grandes grupos editoriales por vender sus productos que además no se venden, como por ejemplo los best-seller, imponiendo su ley a los libreros”. La falta de crítica en el campo de la cultura tambien influye. “Un crítico es un señor que tiene que fijar jerarquías, y ahora el todo vale se ha impuesto“, espetó, para añadir que también se ha impuesto la unanimidad, “lees un periódico de provincias o lees las páginas de cultura de cualquier periódico de Madrid o Barcelona y parece que todos están unánimemente de acuerdo en ponerse de acuerdo en el mismo momento de estar llamando la atención sobre un libro determinado”. ¿Eso es independencia o libertad?, se preguntó Borrás, que dijo que la consecuencia de todo esto es que la mayoría de los jóvenes han salido “pitando” y le dan un crédito mínimo a las páginas de cultura de los periódicos españoles.
Detrás de tantas dificultades en el sector, en definitiva, afirmó, “hay elementos sociales, económicos, de incredulidad ante determinadas actitudes muy pocos pasables, y a los jóvenes, si los queremos incorporar al continuum de la lectura, hay que volverles a seducir”. Compran mis libros, con eso lo digo todo, indicó Borrás, que aseguró que es mentira que los jóvenes no lean, “es otra trola de los sociólogos”. Con todo, la industria literaria está lenvantando cabeza poco a poco.
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