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El montaje ‘Tal vez soñar’, inspirado en un texto de Antonio Tabares, se estrena el 30 de noviembre en el Circo de Marte

La obra, que dirige por Mario Vega, está interpretada por Marta Viera, Miguel Ángel Maciel y Quique Fernández

Marta Viera y Miguel Ángel Maciel en 'Tal vez soñar'.

El Teatro Circo de Marte de Santa Cruz de La Palma estrena el día 30 de noviembre, en una única función que tendrá lugar a las 20.30 horas, la nueva producción de Factoría Unahoramenos, ‘Tal vez soñar’, que cuenta con dirección de Mario Vega y se inspira en un texto escrito por el dramaturgo palmero, Antonio Tabares.

La obra, una comedia iluminada que aborda la estrecha línea que separa la vida de la muerte, está interpretada por la canaria Marta Viera y los argentinos Quique Fernández y Miguel Ángel Maciel. Tras su paso por el recinto escénico palmero será estrenada asimismo en el Teatro Cuyás de la capital grancanaria los días 15 y 16 de diciembre.

Las entradas para el mencionado montaje ya están a la venta al precio de 6 euros en la página de venta on line www.entrees.es La presentación en la capital palmera de la obra es posible al programa de movilidad cultural del Gobierno de Canarias denominado ‘Canarias Crea Canarias’, impulsado en colaboración con la compañía Binter, la Fundación CajaCanaria y Obra Social La Caixa, orientado a facilitar que los artistas residentes puedan llevar sus creaciones a cualquier isla del Archipiélago. El objetivo de esta iniciativa, cuyo presupuesto este 2017 ha contado con 200.000 euros, es favorecer la circulación de las propuestas culturales de cualquier disciplina artística en todos los territorios insulares, especialmente hacia las islas no capitalinas.

La producción del que quizás está considerado como el más notable de los dramaturgos canarios contemporáneos, ofrece en su hora y cuarto de duración, un poético flujo de teatro torrencial sobre la paradoja fascinante de la existencia y los miedos que nos provoca la pérdida.

Al compás de ‘Moon River’

El texto de Tabares fue escrito por encargo de Mario Vega y se adereza con paisajes sonoros que se articulan alrededor de la repetida melodía del celebrado tema de Henry Mancini, ‘Moon River’, que han versionado para esta producción media docena de arreglistas de las islas y que ha grabado a las órdenes de José Brito, la Orquesta Universitaria Maestro Valle de la ULPGC. Además, Mario Vega vuelve a trabajar con el creador Juan Carlos Cruz, quien se responsabiliza de los hologramas generados durante la función.

‘Tal vez soñar’ es la cuarta gran dirección que acomete Mario Vega tras ‘El crimen de la perra Chona’, ‘Me llamo Suleimán’ y ‘Los Malditos’, que estuvo nominada en los últimos Premios Max a tres categorías: Mejor Espectáculo Revelación de la temporada, Mejor Autor Revelación al autor del texto (Antonio Lozano), y como Mejor Diseño de Espacio Escénico, concebido por el propio Vega.

Tabares, que posee el Premio Tirso de Molina 2011, el Premio Réplica 2012 y dos nominaciones a los Max como Mejor Autoría Teatral, reconoce que en su texto existen referencias personales que ha ido colectando para levantar esta fábula que se desarrolla a partir del fallecimiento de Inma en un quirófano durante una complicada intervención. ¿Es la muerte un sueño? ¿Sueña Inma que estaba soñando? ¿Cómo sueñan a Inma los que la apreciaron y se resisten a olvidarla? ¿Y si todo es un sueño e Inma jamás ha estado muerta?

Un trío de actores de lujo

Gran parte del pulso del montaje descansa sobre la lanzaroteña Marta Viera, que ganó el Réplica 2016 a la Mejor Interpretación Femenina con ‘Me llamo Suleimán’ y a la que hemos visto también este año en los montajes ‘Las raíces cortadas’ de la compañía La República y ‘Siempre Alice’, dirigida por el canario Víctor Formoso, obras nominadas a la próxima edición de los Premios Réplica 2017.

“He creado mi personaje desde esa distancia que me permite entender a Inma sin que su espíritu llegue a confundirme”, mantiene Viera. “Inma pasa por multitud de estados y situaciones a lo largo de la función: llora, ríe, se enfada, se entusiasma… es un personaje con mucho color, muy rico y diferente a los papeles que he interpretado anteriormente”, señala.

Los diálogos que cruzan la obra en la hora y cuarto que dura son certeros y la interpretación de Viera, Maciel y Fernández hace que el público respire casi al mismo ritmo que ellos, porque las pausas y las intensas embestidas dialectales que se producen están medidas con sutileza. Es ahí cuando el público reconoce la verdad en una réplica, en un silencio, un movimiento.

El actor argentino Quique Fernández repite producción con Unahoramenos tras su participación en ‘Los malditos’. Nacido hace 46 años en Mar del Plata, Fernández, sostiene que la obra trata “muchas analogías con la vida cotidiana. Se viaja a un mundo reconocible en el que los encuentros son siempre posibles y resultan sanadores”.

También de Argentina es Miguel Ángel Maciel, otro conocido de la escena regional desde que en 1977 fijó su residencia en Canarias. En ‘Tal vez soñar’, asume un papel que estaría a camino entre un oráculo y Papa Noel, como él mismo advierte. “Mi personaje comparte dosis de misterio y sabiduría. Se muestra paternal y tierno con Inma y esas dos cualidades ha costado mucho trabajo equilibrarlas interpretativamente”, agrega el actor de 57 años.

Sin miedo a la muerte

Parafraseando a Michael Ende, el director de ‘Tal vez soñar’, Mario Vega, sostiene que si los hombres supieran lo que es la muerte ya no le tendrían miedo. Y si ya no le tuvieran miedo, nadie podría robarles, nunca más, su tiempo de vida.

A buen seguro que el dramaturgo palmero volverá a sorprender con este texto, porque Tabares (‘La punta del iceberg’ o ‘Una hora en la vida de Stefan Zweig’) es nuestro autor de referencia más prestigiado y premiado dentro y fuera de Canarias, de cuya mano surge con maestría una escritura siempre reflexiva que apela a los conflictos íntimos, a incidir en esa sucesión de azarosos acontecimientos complejos y domésticos que se llama vida.

La muerte entrecruza la función desde el inicio. La obra juega en todo momento con la ambigüedad, de lo real, lo soñado, lo onírico… porque como admite uno de los personajes de la obra los sueños forman parte también de nuestra realidad. Por ello el montaje permite ricos juegos simbólicos apartándose del realismo para transitar hacia el surrealismo en algunos instantes”, concluye Antonio Tabares.

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