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Cultura
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Antonio Tabares, dramaturgo

“Escribo para sobrevivir, para intentar sobrellevar tantas cosas del mundo que no entiendo"

  • El autor de la "Punta del Iceberg" vive uno de sus momentos más emocionantes
  • "No soy una persona que le exija demasiadas cosas materiales a la vida"
  • "Me gustan los escenarios urbanos y el teatro tiene mucho que ver con la ciudad&#

Antonio Tabares, dramaturgo. Foto de Israel de Carlos.

El dramaturgo palmero Antonio Tabares está viviendo uno de los momentos más emocionantes como autor porque en muy poquitos días, el 26 de febrero, se estrena en el teatro La Abadía, de Madrid, uno de los más importantes de España, su obra La Punta del Iceberg con la que ganó el Premio Tirso de Molina 2011 y Premio Réplica 2012. Todo un sueño para este autor teatral de asombroso talento, que se muestra feliz en esta charla mantenida con elapuron de lo que está viviendo porque "yo no me esperaba nada y de repente todo lo que está pasando es muy emocionante". "Hay gente que está toda su vida trabajando para poder estrenar en un teatro con estas condiciones y a mí realmente me han venido a buscar", ha dicho el autor teatral del momento y también compañero de profesión pues trabaja como responsable de prensa en el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma.

-Faltan pocos días para que se estrene tu obra La Punta del Iceberg en La Abadía, uno de los teatros más importantes de España, ¿cómo te sientes?

– "Con los lógicos nervios, con muchísima ilusión y me alegra especialmente que alguien como yo, un autor que hace su trabajo en Canarias y más concretamente en La Palma, vaya a tener un estreno nacional. Además se da la feliz coincidencia de que justo un día después estrena José Padilla, un autor de Tenerife, en una sala en Madrid, así que vamos a tener dos autores canarios estrenando a la par, lo cual para el teatro que se hace en las islas es una muy buena noticia. Y yo he tenido la suerte de estar viviendo este momento y el privilegio, primero, de contar con un equipo artístico impensable cuando escribí la obra, con la dirección de Sergi Belbel, que es un autor, en este caso director, al que he leído desde principios de los 90, y cuya trayectoria he seguido toda la vida, con un reparto de autores excepcional y luego en un teatro como La Abadía; además, he conocido a José Luis Gómez, una persona que, aparte de toda la sabiduría escénica que tiene, ha tenido la generosidad de apostar por un autor al que nadie conoce fuera de las islas y por este texto entre los miles que se le pueden presentar para hacer en su teatro".

-¿Qué tiene La Punta del Iceberg que gusta tanto, porque fue Premio Tirso de Molina 2011 y Premio Réplica 2012 y ahora se presenta en unos de los teatros de referencia en nuestro país?

– "Si yo lo supiera (se ríe). Bueno, yo creo que es una obra que habla de nosotros en este momento. De la relación de los seres humanos en un entorno que es el trabajo, donde pasamos la mayor parte del día y que condiciona nuestra manera de entender la vida, del día a día con los demás. Personas que no hemos elegido porque no hemos querido hacer un proyecto de familia con ellas pero que están ahí y que te condicionan; a veces llegamos a casa cabreados porque hemos tenido un día malo en el trabajo y yo creo que por eso, aunque la obra transcurra en una multinacional, realmente podía ser una empresa pequeña, no es algo suscrito a una gran corporación. Todos estamos sujetos a las mismas presiones, a las mismas amenazas de perder el trabajo, a la presión de los compañeros; en mayor o menor medida es un tema que nos va a tocar. Desgraciadamente es muy actual, en el sentido de que todo el mundo puede verse identificado y esa es la gran virtud del teatro, que nos devuelve la imagen, distorsionada o no, en la que nos vemos reflejados y nos identificamos y nos reconocemos. Cuando Delirium estrenó La Punta del Iceberg, un amigo de la compañía la fue a ver porque venía de una situación en el trabajo en la que se había reconocido mucho, y cuando vio la obra le dio las gracias porque le había ayudado a ratificarse en la decisión que tomó de  abandonar su empleo. A mí eso me satisface más que cualquier premio o reconocimiento, el hecho de que un espectador que no tiene nada que ver conmigo ni con la compañía se pueda ver identificado hasta ese punto".

– ¿Esta es la obra con las que más te identificas, de la que te sientes más orgulloso?

– "No solo no, sino que en estos días me he acordado mucho de una frase de Chéjov, que a cuenta de Tio Vania le escribe una carta a un amigo y le dice "Tio Vania se está representando con éxito en todos lados, es curioso porque uno nunca sabe cuando gana o cuando pierde, yo no esperaba nada de esta obra", y yo de La Punta del Iceberg no esperaba nada y de repente todo lo que está pasando con ella es muy emocionante, quizás también por ser inesperado. Uno escribe una obra y cuando vienes a La Palma renuncias a unas cuantas cosas, entre ellas a que se te estrene en Madrid en estas condiciones, así que esto ha sido como un regalo y realmente si alguien me dice cuando escribí la obra, no ya que se fuera a estrenar en La Abadía, sino que fuera a ganar el Tirso de Molina o que la fuera a montar Delirium, no me lo hubiera creído. Como tampoco me gano la vida con el teatro, no voy presentando mi obra a los directores para que la estrenen y realmente no esperaba nada. No estoy en condiciones de decir si es mi mejor obra o no, yo además tengo algunas reticencias como autor, aunque con lo que sí estoy contento es con los diálogos porque creo que están más o menos conseguidos, tienen mucho ritmo y eso ayuda a que la obra se reciba bien".

– Evidentemente estás especialmente satisfecho de que se represente en La Abadía pero también se va a llevar al cine, ¿te hace ilusión?

– "Lo veo como un un proyecto más lejano porque también he estado más al margen y lo de La Abadía es tan inminente que ahora mismo no pienso más allá. Pero sí es cierto que hay quien la ha leído, que la veía en términos cinematográficos y surgió esta oportunidad. La verdad es que no me he querido implicar ni siquiera en la redacción del guión porque me parece un medio ajeno, no me desenvuelvo muy bien en el cine ni soy muy cinéfilo, pero bueno, a través de José Amaro Carrillo y de David Cánovas, espero que el proyecto llegue a buen puerto y que salga una buena película".

– Escribir teatro es complicado, hacerlo desde una isla pequeña como La Palma más y que se te reconozca, me imagino que debe ser lo máximo. ¿Qué tiene Antonio Tabares para que todo el mundo hable bien de ti y para que muchas de tus obras sean reconocidas y premiadas?

– "No te creas, tengo unas cuantas en el cajón (se ríe). Me siento incapaz de contestar a esta pregunta. Realmente no lo sabes, no existe una fórmula porque si fuera así harías siempre una obra maestra y no es así. Yo intento contar historias que me producen desazón, a mí el mundo me produce cierta extrañeza de por qué la gente se comporta de la manera en que lo hace y con la escritura lo que trato no es de entenderla pero sí de ayudar a sobrellevar ese extrañamiento que me produce la realidad y, no sé, tal vez haya gente que se sienta identificada; muchas veces no sabemos dónde estamos ni qué es lo que nos pasa ni por qué. Sería pecar de pretencioso decir que manejo claves que garantizan que un texto mío puede ser mejor o peor porque no lo sé, cada vez que me enfrento a una nueva historia es partir cero y me siento con más inseguridades que al principio porque ahora tengo más nivel de exigencia y, de hecho, ahora que estoy empezándole a dar vueltas a un nuevo texto, espero que esta historia de La Abadía no me suponga una losa a la hora de sentarme a escribir porque es lo que me gusta, y no me gustaría verlo como una imposición. Afortunadamente tengo unas cuantas obras escritas de antes y todo esto no me pilla demasiado joven, que puede desestabilizarte un poco aunque también vivir en La Palma me da cierta perspectiva, hace que ponga las cosas en su sitio".

Bueno, es que tú eres demasiado modesto porque esto le pasa a otra persona y …..

– "Yo estoy disfrutando del momento. Me mandan cosas y no puedo evitar emocionarme pero tampoco hay que sacar las cosas de contexto. Es verdad que hay gente que busca este momento, que está toda su vida trabajando para poder estrenar en un teatro con estas condiciones y yo no era algo que buscaba sino que realmente me han venido a buscar y eso también me apabulla un poco, pero trato de disfrutar de este momento como si fuera una fiesta".

– Comentaste que ya has estado en los ensayos, ¿cómo lo has vivido?

– "Probablemente uno de los momentos más emocionantes como autor ha sido entrar en La Abadía, un teatro donde yo iba mucho cuando vivía en Madrid y donde suelo ir siempre que puedo porque los espectáculos que llevan son de muchísima calidad, y bueno ver que estás allí protagonizando ese momento de un proyecto que empieza a caminar y que espero que tenga larga vida, es impresionante, y luego está la sensación de tener una fortuna inmensa de que ha habido una conjunción astral para que se dé este director, ese teatro, ese reparto de actores con un nivel fantástico y que venga lo que sea (se ríe). Ahora, estoy viviendo etapa a etapa, pero sobre todo al principio la sensación era de vértigo, ¡Dios mío!, porque de repente pasar de estar estrenando en las islas, que más o menos se te conozca, a Madrid, eso puede desestabilizar a cualquiera aunque ahí están mis hijos para que no ocurra, porque la merienda, el baño y la cena no hay teatro Abadía que me los quite (y se ríe de nuevo)".

– Dijiste que estás trabajando en nuevo texto, ¿puedes avanzarnos algo?

– "Bueno, es un proyecto muy bonito porque es una colaboración con otros dos autores canarios, José Padilla, de Tenerife, e Irma Correa, que es una autora de Las Palmas, y vamos a hacer una obra en la que cada uno hará un texto relacionado con la condición de insular y cómo se recibe al de fuera. Se enmarca en el proyecto "Canarias escribe teatro", de fomento de la escritura teatral y ahora nos veremos en Madrid, empezaremos a darle vueltas al tema y lo estrenaría la compañía 2RC, que es la que ha impulsado que nos reunamos; es un estímulo para sentarse a escribir y trabajar en colaboración con otros autores está muy bien".

– ¿Y tú cuándo escribes porque por la mañana trabajas en el Ayuntamiento y con tres niños…?

– "Cuando estoy escribiendo no duermo, y si tengo que terminar un texto, porque me marco un tiempo, le pido a mi mujer que se lleve a los niños de casa (se ríe). Generalmente escribo a salto de mata y me intento marcar una disciplina pero es muy difícil por la vida familiar y demás, pero si estoy en un proceso creativo saco el tiempo de donde sea y si no me hago el remolón para sentarme a escribir porque cuesta empezar cuando te vas a meter en una historia. Al principio la coges con muchas ganas pero la parte del medio es complicada".

– ¿Qué opinas del teatro español?¿Se hace buen teatro?¿Se escriben buenas obras?

– "Yo creo que hay un momento buenísimo a nivel creativo de autores, de interpretación, de espacios que se están abriendo, lo que ocurre es que el sector está como están los demás, pero a nivel artístico noto mucha efervescencia, mucho intercambio y en Canarias también, lo que ocurre es que aquí tenemos que vencer el tema de la insularidad, los transportes, quizás eso haga que haya menos colaboración entre equipos pero bueno esa es la realidad y hay que hacer de la necesidad virtud. La ventaja de ser escritor en La Palma es que siendo el teatro un oficio colectivo, la escritura la puedes realizar solo, es quizás la más solitaria de las partes de ese oficio colectivo. A mí me gustaría trabajar a pie de escenario con la compañía, ensayar una escena, pero como no lo puedo hacer, no me como la cabeza y lo que sí hago es estar en contacto con otros autores, nos intercambiamos textos y opiniones. Para eso Internet ha venido muy bien y viviendo en una isla como La Palma es una salvación, y para conseguir textos que no encontrarías o para ver en la web espectáculos que no vas a ver nunca, y eso vale para el teatro y para cualquier cosa".

– Antes decías que no vives del teatro, pero entonces por qué lo escribes, porque es algo minoritario que tampoco tiene un reconocimiento. Como bien apuntaste, mucha gente lo busca toda la vida y no le llega…

– "Cada autor debe saber sus motivaciones, en mi caso, para sobrevivir, para intentar sobrellevar tantas cosas del mundo que no entiendo; por ejemplo, en La Punta del Iceberg no entiendo que tengamos ese gen autodestructivo con nosotros mismos y con los demás".

– ¿Y desde el punto de vista del autor, cómo ves este mundo?

– "Hombre, es un mundo con muchas zonas oscuras y muchas heridas abiertas y no cicatrizadas, quizás yo más que a los grandes episodios históricos, voy más a las historias de las personas pequeñas, y bueno me parece que la historia de los seres humanos es muy cíclica; cometemos los mismos errores, por eso la Tragedia Griega sigue siento tan actual, y luego tenemos cosas fantásticas que hacen que merezca la pena vivir. Claro, avanzamos dando un paso y retrocediendo dos y cada vez la capacidad de autodestruirnos es mayor. Hay zonas oscuras pero hay tantas zonas de luz y el teatro juega con esas dos cosas, y el arte en general; a mí no me gusta escribir para hacer un teatro de denuncia, intento mirar el corazón de la gente y entender por qué hacen lo que hacen porque muchas veces actuamos sin saber por qué lo hacemos y ese tipo de mecanismos me interesan mucho en escena y también en la vida. No todo lo que hago está relacionado con el teatro, intento que haya empatía con todos los personajes, que es uno de los retos del autor, ponerte en el papel del otro para intentar entenderlo, incluso para intentar entender su error. Me preguntas cómo veo el mundo, como los vemos todos, a veces quieres que se pare para bajarte y otras te asomas por la ventana y dices que visión tan fresca hay en este viaje. Hay que aprender a convivir con eso".

– ¿Te sientes satisfecho de lo que has hecho hasta ahora como dramaturgo?

– "Sí, porque no tenía ninguna pretensión y espero que si las tengo no sean demasiadas. Todo lo que ha venido lo he recibido como un regalo. Y, bueno, en el fondo todo escritor tiene su vanidad y cuando una obra no me sale bien me siento triste un par de días y luego ya estoy con la neura de volver a escribir. Tampoco soy una persona que le exija demasiadas cosas materiales a la vida aunque sí me gusta querer a la gente y que me quieran y en ese sentido no me va mal".

– ¿Tienes pensado escribir sobre La Palma porque esta Isla es un filón…?

– "Estos días he pensado en eso porque la única obra mía que es palmera cien por cien fue la primera, La Sombra de Don Alonso, que la escribí en Madrid. Quizás para escribir de La Palma tuve que distanciarme un poco, también me gusta que La Punta del Iceberg haya sido la única obra que escribí íntegramente aquí porque eso rompe muchos tópicos de qué se puede hacer y qué no se puede hacer en esta Isla. Tampoco me lo impongo como una obligación, si la historia pide que pase aquí, pasará, y si no, no me siento obligado a escribir de La Palma. Me gusta escribir sobre personas, sobre gente a la que le pasan cosas vivan aquí o en cualquier lugar del mundo y, por supuesto, este es un lugar del mundo como cualquier otro aunque a mí me gustan mucho los escenarios urbanos, me parece que el teatro es una expresión artística que tiene mucho que ver con la ciudad y me gustan las escenas que pasan en el metro o en grandes museos, pero el día que aparezca una historia aquí tampoco tendré ningún prejuicio para escribirla, de hecho es posible que esta historia que te comentaba pase aquí".

 

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