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El talento de Antonio Tabares “conquista” Madrid

  • Los críticos se rinden a los pies del dramaturgo palmero

El responsable del Teatro La Abadía, el actor, José Luis Gómez, con el equipo de La punta del iceberg.

El dramaturgo palmero Antonio Tabares ha conquistado Madrid con su obra La Punta del Iceberg, que se estrenó el pasado miércoles en el Teatro La Abadía, dirigida por Sergi Belbel, con gran éxito de público y con una crítica rendida a sus pies.

"Antonio Tabares. Aparece un autor en el firmamento equipado como un astronauta para esta era de oxígeno escaso o de baja calidad. Llega como un asteroide: humilde, pero con una gramática impecable. Sabe a qué atenerse acerca del mundo y sus reglas perversas e inocuas. Tiene unas orejas más sensibles que las de la Agencia Nacional de Seguridad, pero mucho más inteligentes a la hora de discriminar entre la paja y el trigo porque aprovechó las clases de ética y deontología humana como si en vez de dramaturgo hubiera estudiado para médico (…) ", así empieza su artículo "Antonio Tabares se atreve con el suicidio, tan temido" el crítico teatral Alfonso Armada en su blog El mirador, de la revista digital Fronterard, para describir el talento del genio palmero.

Este reputado crítico que ha trabajado en El País y en el ABC, y que es autor de numerosos libros, no escatima elogios para el dramaturgo palmero, del que dice que su triunfo no tuvo más repercusión en los medios y "en nuestros fervorosos aplausos (tenía que haber salido por la puerta grande) porque ya estamos hechos a todo: a la pesadumbre y a la renunciación". Dice de la obra de Tabares que es una indagación dramática en las causas del suicidio. "Sí, justamente, ese mal de nuestra época del que los periódicos no decimos una palabra. Una de las demostraciones más palmarias de nuestra miseria moral, de nuestra inutilidad, de nuestra miopía" (…).  Es, afirma, "una radiografía de la explotación, de la degradación de las condiciones de trabajo, de vida, de existencia, tan común aquí, y que los más cínicos y preclaros de los servidores (nuestros políticos, nuestros gestores) esgrimen todavía como priviliegiada frente a "los chinos", por no hablar de "los africanos", o de "los latinoamericanos", es el modelo que ahora, con la "deslocalización" (palabra que brilla en la noche del teatro con un fulgor tóxico), gana enteros. Es como si el autor hubiera leído bien al Zygmunt Bauman que recuerda que "La distancia entre pobres y ricos está agrandándose a un ritmo sin precedentes". La de Tabares no es solo una impugnación del capitalismo realmente existente, sino también de nuestra propia historia reciente, aquí y en el país de France Télécom, en Estados Unidos, en China, en México y en Bangladesh".

Y lo remata diciendo que "ayer, por el miércoles, nació, entero y verdadero, un autor en el teatro español, un tal Antonio Tabares. Y también, por lo tanto, un verdadero animal político capaz de mirar como un toro lúcido y tierno al tendido social, a los ojos atroces de nuestra época".

También Javier Vallejo en El País habla del estreno de La Punta del Iceberg en su crónica "El postfordismo y la producción intelectual en cadena", y la tilda como una "comedia dramática con pespunte trágico, original de Antonio Tabares, joven autor canario cuyo nombre, a tenor de lo visto, sonará pronto fuerte y seguido".

"Mediante nueve entrevistas entre una alto cargo y empleados de una multinacional en la que se han producido tres suicidios en cinco meses, Tabares habla con humor corrosivo y precisión quirúrgica de las relaciones de poder en el seno de la empresa, de la pérdida de control del trabajador especializado sobre procesos de producción que fueron de su dominio, de la incomunicación entre niveles y departamentos, de la contaminación recíproca entre vida personal y vida laboral, y, en el fondo, de la ruptura unilateral del pacto entre clases sociales que condujo al estado de bienestar", indica Vallejo.

La obra, que puede verse hasta el 30 de marzo en el Teatro La Abadía, está dirigida por Sergio Belbel e interpretada por un gran elenco de actores elogiados por ambos críticos, y aborda con gran maestría un tema de máxima actualidad, los suicidios, la presión en el trabajo y la frialdad con las que las empresas tratan a sus empleados, pensando solo en la cuenta de resultados. Una historia con la que mucha gente se siente identificada.

 

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