Manuel Poggio ingresa en la Real Academia Canaria de Bellas Artes reivindicando la figura de Bordanova

El Teatro Chico de Santa Cruz de La Palma acogió este sábado el acto solemne de incorporación del investigador palmero y cronista oficial de Santa Cruz de La Palma Manuel Poggio Capote, como académico de la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel. En un brillante discurso de ingreso, Manuel Poggio habló de la vida del artista madrileño Ubaldo Bordanova en La Palma (llegó a la isla en 1895, donde murió en 1909), mientras que el académico de honor Eliseo Izquierdo Pérez, fue el encargado de pronunciar la laudatio, en la que trazó algunas pinceladas de la figura del investigador palmero de 50 años (1969). “Como miembro de más edad y más antigüedad de esta corporación abro las puertas a uno de los académicos más jóvenes”, dijo de Manolo Poggio, de familia de origen genovés.

Izquierdo Pérez destacó la “excelente formación académica” de Poggio Capote, licenciado en Documentación por la Universidad de Granada y Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid. Otro aspecto que subrayó es su tarea de investigación que se cifra hasta el momento en una decena de volúmenes publicados y más de un centenar de artículos de investigación en revistas científicas y de investigación, tanto regionales como peninsulares e internacionales. Puso también en valor su fecunda tarea al frente de la editorial Cartas Diferentes fundada en el 2008.

El rigor y la metodología de sus trabajos fue también elogiado por el académico de honor, que no quiso silenciar su empeño, el de Manuel Poggio, en el engrandecimiento de las fiestas barrocas de Canarias, como la fiestas lustrales de la Bajada de la Virgen de las Nieves con su Minué, Carro Alegórico, Loa, Danzas y Corales, y con ese objetivo promovió en el año 2012 el Foro Cívico, un colectivo que “ha sido fundamental para mejorar los renombrados festejos”.

“Con tan densa obra y tantos méritos, se entiende lo acertado del acuerdo adoptado por el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma en 2010 de nombrarlo Cronista Oficial de Santa Cruz de La Palma”, dijo, para recordar además que Manuel Poggio dirige el Archivo General de La Palma, es funcionario técnico del Cabildo Insular palmero, y presidente de la junta de cronistas de Canarias.

La Palma, dijo, es la razón de su trabajo de investigación y de estudio. “Si nos asomamos al trabajo intelectual de nuestro académico, su obra de estudio e ilustración, comprobaremos cuánto y cómo ha rescatado Manuel Poggio del maremágnum de más de medio milenio de historia de esta isla. Sus incursiones en campos tan diversos como la etnografía, el folclore o la historia naval, la mitología o las artes dan la medida de su vocación y de su preparación”, destacando, dijo, los trabajos dedicados a artistas plásticos palmeros de la segunda mitad del siglo XIX, o los estudios realizados con otros investigadores sobre el arte de la fotografía en La Palma, o los dedicados al urbanismo y a la arquitectura militar y civil de la isla.

En su intervención, además de felicitar a Manuel Poggio, recordó a todos los académicos que la Real Academia “espera lo mejor de su saber, de su espíritu altruista y de su generosidad; de su talante humano y de su amor a todas las artes; su disposición a involucrarse en la labor que la Real Academia tiene encomendada en el ámbito de nuestra Comunidad Autónoma”.

Poggio señaló en su discurso que la “devoción y trabajo por La Palma de Ubaldo Bordanova en la quincena de años que se asentó en esta isla brillan por una contundencia incostestable”. Bordanova, recordó, “murió justo hace 110 años, en el inicio del otoño de 1909; había llegado a La Palma para unas fiestas lustrales, las de 1895; hoy, nos encontramos en una antesala de la Bajada dela Virgen, esperemos que el respeto y la admiración ante un hecho festivo tan original y excepcional refrendada en la mirada desplegada por un extraño y que poco después llevó a la práctica en unas aportaciones singulares, inteligentes y cargadas de sensibilidad, continúen perservando en el tiempo”.

Esta ha sido la segunda vez que la Real Academia de Bellas Artes de Canarias se traslada a la Isla Bonita; en 1993 lo hizo para recibir en su seno como académico numerario al compositor y musicólogo Luis Cobiella Cuevas, para quien Poggio Capote tuvo también palabras de recuerdo y gratitud. Fue en el año 93, la primera que vez que la Real Academia se constituía fuera de la isla de Tenerife, rompiendo así un tradición secular e iniciaba un proceso de descentralización de sus actividades. Sin embargo, no fue Luis Cobiella Cuevas el primer palmero que accedía a esta Real Academia. Poco después de establecida la corporación en la entonces capital de Canarias en mayo de 1850 y de haber completado casi la nómina de sus primeros numerarios, se reunió en sesión plenaria el 28 de diciembre de dicho año para elegir los primeros miembros honorarios, 13 en total, y uno de ellos fue un palmero insigne: el clérigo, político progresista y artista polifacético, Manuel Díaz Hernández, también conocido como el padre Díaz.

Tras las intervenciones, Manuel Poggio, recibió la Medalla de la corporación y un diploma de manos del presidente de la Real Academia de Bellas Artes de Canarias, Carlos Millán Hernández, en medio de los aplausos del público asistente, entre los que se encontraban los también académicos palmeros María Victoria Hernández y Jesús Pérez Morera, junto con autoridades, familiares y amigos de un hombre excepcional, por su valía humana e intelectual.