El Centro de Conservación y Restauración de Documento Gráfico del Cabildo Insular de La Palma ha finalizado las tareas de restauración del Libro de Cuentas del Pósito de San Andrés (1790) perteneciente al Fondo de los Antiguos Pósitos del Archivo Municipal de San Andrés y Sauces. En un sencillo acto privado, la consejera insular de Cultura y Patrimonio Histórico, Jovita Monterrey, ha entregado hoy el libro restaurado al alcalde de San Andrés y Sauces, Francisco Paz, que acudió a retirarlo acompañado por la archivera municipal.
Esta acción da continuidad a la estrecha colaboración entre el Centro de Conservación y Restauración del Documento Gráfico del Cabildo de La Palma con el Ayuntamiento de San Andrés y Sauces, que desde hace años se presta para la conservación de sus importantes fondos documentales.
Jovita Monterrey ha destacado que “el Centro de Conservación y Restauración del Documento Gráfico del Cabildo de La Palma realiza un excelente trabajo que prácticamente no tiene parangón en Canarias. Son muchas las instituciones públicas que se interesan por la calidad de su trabajo y realizan encargos, tal y como ocurre con el ayuntamiento saucero o, por ejemplo recientemente, con el ayuntamiento de la Villa de Teguise, en Lanzarote. Quiero felicitar a los trabajadores del Centro del Documento Gráfico por esta labor que tanto significa para la recuperación y conservación del patrimonio en La Palma y Canarias”.
En cuanto al trabajo realizado para el ayuntamiento de San Andrés y Sauces, se trata en realidad se trata del segundo Libro de Cuentas del Pósito, pues ya se restauró un primero, anterior a este, que databa de 1690. Después de la supervisión y revisión de los fondos más importantes del archivo, los documentos con mayor antigüedad y relevancia histórica fueron los que corresponden a este Fondo de los Antiguos Pósitos Agrícolas.
Se trata de diversos libros que recogen de forma detallada la contabilidad de entrada y salida de cereales. Todos ellos manuscritos en papel verjurado hecho a mano con encuadernaciones de piel gofrada con motivos geométricos. Todos ellos tienen similares características, variando en fechas, tamaño y número de páginas, presentando un degradado estado de conservación provocado por suciedad general, rozaduras, humedades, microorganismos, acidez, tintas metaloácidas y pérdidas de soporte, como es el caso.
En el Centro de Conservación y Restauración del Documento Gráfico del Cabildo, el cuerpo del libro ha seguido un minucioso proceso de restauración, donde el ataque de microorganismos había descompuesto gran parte del su perímetro, complicando extremadamente la separación de hojas y trozos muy pegados entre sí, llegando a peligrar todo el soporte original, así como toda la grafía contenida en él.
Ha sido posible salvaguardar su encuadernación original, siendo tratada en su totalidad, así como la reconstrucción de sus cabezadas y cintas de cierre. El libro se presenta en una caja de conservación elaborada para su perfecta preservación. Todos los datos recogidos en el proceso de restauración quedan archivados en la base de datos del Centro.
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Creo que es un gasto innecesario de recursos públicos restaurar libros de papel en el siglo XXI.
Si estamos en la era de la modernidad, la tecnología, el conocimiento científico, el transporte y las telecomunicaciones no vamos a estar añorando la forma de vivir en siglos pasados.
Ahora la información se guarda en archivos digitales, no en libros de papel.
A los archivos se le hacen copias de seguridad y se guardan en varios servidores distribuidos por el planeta Tierra y así es más difícil que se pierda la información. Seguramente dentro de poco habrá servidores de datos ubicados también en La Luna y en el planeta Marte por eso de no guardar todos los huevos en la misma canasta.
Usando el formato digital se evita la pérdida de datos por si algún imprevisto destruye algún libro.
Antes, por ejemplo, si en el siglo XVI aparecía de la nada el pirata François Le Clerc, alias Pié de Palo y le pegaba fuego a Santa Cruz de La Palma se perdía toda la información que estuviese guardada en papel, pero ahora, en el siglo XXI se echa mano de una copia de seguridad y como si nada hubiese pasado, la información queda intacta. Esa es la diferencia de vivir ahora o en siglos pasados.
Una copia digital de un libro sale gratis o muy barata. Puedes hacer todas las copias que te de la gana pulsando el botón de un ratón y distribuir copias del libro a la velocidad de la luz a lo largo y ancho de todo el planeta.
Restaurar un libro viejo supongo que cuesta un ojo de la cara y parte del otro y me pregunto ¿para qué ese gasto? ¿Acaso sirve de algo tener delante de ti el libro original en lugar de los datos que contiene?
Estas cosas no las entiendo, es como si el continente fuese más importante que el contenido.
Bueno, algunas personas se beneficiarán con esto, pero no me parece justo gastar dinero del patrimonio público en estas cosas, no sé.
Estoy seguro que a mucha gente que siente añoranza por el pasado, por ejemplo si envías ahora mismo a una persona del siglo XXI a vivir en el siglo XVI, no pasa de una semana que se muere de asco.
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lagarmero
Como me gusta salir en las fotos…
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Un 10 para el Equipo. Están haciendo maravillas.
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