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Principios del cine en La Palma

Tutilimundi en la Plaza Mayor de Madrid, según grabado de Francisco Ortego publicado en la revista española El Museo Universal, el 28 de julio de 1861.

Una de las primeras referencias conocidas documentalmente de la proyección de “sombras chinescas” con “linterna mágica”, antesala del cine, en Canarias la aporta el tinerfeño Juan Primo de la Guerra quien dice que el domingo 15 de octubre de 1809 en La Laguna, Tenerife, los “Los franceses prisioneros que hay en aquel pueblo han dado allí la diversión de títeres de sombra o sombras chinescas”.

Unos cinco años después ya aparecen, debidamente documentadas, las sombras chinescas en La Palma, aunque pudieron estar con mucha anterioridad. En los festejos de la Bajada de la Virgen de 1815, en ese año coincidían con la festividad de N.S. de Candelaria en los primeros días mes de febrero, en la monografía Descripción de todo lo que pasó en la Bajada de Nieves en La Palma año de 1815 (Jaime Pérez García-1997) recoge que en la calle de Los Molinos en el día de la víspera de la subida de la Virgen “para su casa, hubo sombras chinescas”.

Con anterioridad, finales del siglo XVIII, Antonio Lorenzo Tena en la revista canaria de patrimonio documental Cartas Diferentes (2007) da a conocer la existencia en La Palma de un curioso artilugio de visión de imágenes conocido por Tuti-Li-Mundi, especie de gran caja portátil callejera en la que con lentes y luz se veían por un visor figuras en movimiento o en relieve. Uno de estos curiosos artilugios fue propiedad del palmero Santiago Fierro (1718-1772), figurando inventariado entre sus bienes que fueron adjudicados entre sus herederos en 1795. Evidencia que algunos palmeros debieron disfrutar en el siglo XVIII de lo que fuera antecesor del cine. Hoy curiosamente se sigue escuchando en La Palma la voz italiana tutilimundi en referencia a “todo el mundo”, mucha gente.

Tira de sombra chinescas (1790-1810). Editadas por Facundo Fierro, 1985.

Tira de sombra chinescas (1790-1810). Editadas por Facundo Fierro, 1985.

En 1985 en una edición facsímil Facundo Fierro edita y publica en Las Palmas, suponemos de la colección documental de la familia, unos fragmentos de tiras realizadas en La Palma por artistas locales para su proyección de un “espectáculos de sombras con la linterna mágica” en los festejos de la Bajada de la Virgen, citada en Lustrum-2018, titulada: Bajada de la Virgen (La Palma-Canarias). Diálogo Castillo-Nave, siluetas de los años 1790-1810. Aunque no conocemos crónica descriptiva de la proyección de estas tiras con linterna mágica en las Bajadas de 1790 a 1810 su sola existencia y aún más con temática concreta y expresa de la Bajada de la Virgen aporta unos antecedentes importantes para la historia del cine en La Palma y Canarias. Bien pudieran tratarse de las mismas “sombras” proyectadas en 1815 en la calle de Los Molinos en la víspera de la subida de la Virgen “para su casa, hubo sombras chinescas”, ya referidas en este trabajo.

En 1863 en La Palma ya estaba arraigado el espectáculo que ofrecían las llamadas “sombras chinescas” y “linternas mágicas”. En este año en los festejos de Nuestra Señora del Rosario en San Andrés, municipio de San Andrés y Sauces, el periódico palmero El Time de 25 de octubre de 1863 en una crónica del corresponsal en la zona dice: “La víspera 3 del corriente por la noche se iluminaron perfectamente la plaza y torre de la iglesia, se expusieron al público sucesivamente multitud de sombras chinescas, y se quemaron fuegos artificiales de magníficos y variados colores, fabricados al intento por D. Miguel Pestana, que tuvieron el buen éxito que era de esperar de su notoria inteligencia”.

Pestana residía en Santa Cruz de La Palma y recorría con sus fuegos artificiales otros municipios de La Palma y apuntamos la posibilidad que fuera este empresario el que llevara a los festejos de San Andrés, San Andrés y Sauces, las “sombras chinescas”.

El siglo XIX se despedida de La Palma con las primeras proyecciones de cine, dos años después de la presentación en 1896 el cinematógrafo en Madrid, por la iniciativa del fotógrafo palmero Miguel Brito Rodríguez (1876-1972).

Era el mes de abril de 1898 cuando los palmeros se asombraban de ver el movimiento de personas y objetos proyectados en una pantalla en el teatro Circo de Marte por una máquina del Cinematógrafo Lumiere que daba vida a las películas Los siete pasos de Jesús, Lección de baile, La Borrachera y Carnaval de París.

La periódico-revista palmera El Pancista pág. 10, da cuenta de ello en su sesión “Agenda de “El Pancista”, reseñando cuatro paces los días 14, 16, 17 y 20 de abril. No llegamos a entender la contradicción entre la fecha de cabecera del periódico y la publicación en la “Agenda” de eventos anteriores a la fecha del rotativo.

El Pancista se muestra muy crítico por el anuncio de la “Inauguración del Cinematógrafo Lumiere, con perjuicios del alumbrado público y privado; cosa que no sabemos hasta que punto debe consentirse”. Comentario que nos hace deducir que debió existir una desviación de potencia de la corriente eléctrica que suministraba la empresa Electrón con destino a la proyección de las primeras proyecciones, en el Circo de Marte, de Cinematógrafo Lumiere en La Palma y una “baja” momentánea de la potencia del alumbrado público y privado de la ciudad.

Una cosa nos lleva a otra. Evidentemente la existencia de luz eléctrica, con fuerza hidráulica, desde el 31 de diciembre de 1893 en Santa Cruz de La Palma, una de las primeras instalaciones en España y la primera de Canarias, nos llevó, sin lugar a dudas, a ser también Santa Cruz de La Palma pionera en las proyecciones del Cinematógrafo Lumiere en las islas. Una cosa llevó a la otra.

A principios del siglo XX La Palma se incorpora al gran espectáculo del cine que en pocos años se multiplican las películas y se comienzan a comercializar por el mundo. Los espectadores llenaban las salas y se asombraban de ver que un cañón de luz reflejaba el movimiento de personas y objetos en una sábana o en una pared blanca.

En los salones del Casino Aridane, Los Llanos de Aridane, se hacían proyecciones de “Cinematógrafo” en 1907. No sabemos los títulos de las películas. La expectación fue importante y económicamente rentable. Por el alquiler de los salones de la sociedad por nueve funciones el Casino Aridane ingresaba 90 pesetas y pocos días después otras 20 pesetas por otras dos. El contrato determi­naba que se daría una función a beneficio de la sociedad. La recaudación alcanzó la cantidad de 108,45 pesetas, considerable cantidad para la época que apunta un precio de entrada alta y un número considerable de espectadores. En el año 1900 Los Llanos de Aridane contaba con 6.638 habitan­tes. Siete años después no superarían los 7.000 lo que da idea de la expectación de estas proyecciones de cinemató­grafo.

El cine despertaba hacia una nueva y desconocida industria con resultados económicamente rentable. En Los Llanos de Aridane se llenaban la sala de proyección. El 3 de enero de 1908 continuaba las exhibiciones en el Casino y el 5 se daba una función a beneficio de la Banda de Música de Tazacorte.

Desconocemos quien era el propietario de este aparato de cinematógrafo. Apuntamos que bien pudiera ser Miguel Brito que al menos entre 1901 y 1909 se encontraba con regulari­dad y domiciliado en Los Llanos de Aridane donde contaba con un estudio fotográfico en La Placeta, y tuvo extra-matrimo­nialmen­te con la aridanense Dolores Hernández Martín (1877-1955) dos hijas, Josefa y Ena. En la familia de la segunda se conservan fotogra­fías de su padre e incluso de sus dos hijas obtenidas por Miguel Brito.

En 1908 la prensa insular daba noticias del pase de películas en Santa Cruz de La Palma diciendo: “Las últimas funciones que en el Circo de Marte ha dado la Empresa de Cinematógrafo Cinema-Ibérico, han estado más concurridas en las primeras, pues parece que el público se va dando cuenta de lo bueno que este aparato es y de la variedad de las películas”.

Si esto se publicaba en diciembre de 1908 en enero de 1909 continuaba diciendo: “La empresa Cinema-Ibérico dueña del Cinematógrafo que se viene exhibiendo en el circo de Marte, continua con sus funciones con más concurrencia que las anteriores. El público sale cada vez más impresionado de la importancia de las películas que se exhiben y del buen resultado del aparato”.

El cine se convierte en un espectáculo cotidiano para los palmeros como lo prueba que, en octubre de 1909, la prensa reflejaba que se “Continúa en nuestro Circo de Marte, dando funciones el Cine que con gran éxito viene exhibién­dose entre nosotros” y especifi­cando los títulos: “… se estrenó la película científica Las operacio­nes del Doctor Doyen, que agradó a la concurrencia. Prepárense nuevos éxitos entre ellos: La guerra de Melilla” y continuaba comentando que “De ellos merece espe­cial mención: La hija del Armador, La Obrera, El Submarino, Viaje a Suiza y otras más que el público ha acogido con sumo agrado”.

Esta crónica termina con un llamamiento y un curioso comentario, cargado de propaganda, que dice: “Si vais al Cine, viajaréis por Suiza, Ceylan, Italia y otros países, contemplaréis dramas hermosos que os dejará grandes sensaciones en el alma; y os reiréis con las películas cómicas lo mucho y lo bueno”. El éxito de estas proyecciones estaba haciendo profunda mella entre las gentes de la isla.

Por esos mismos años ya se encontraba una nueva empresa cinematográfica en Santa Cruz de La Palma el Cinema Velox. El periódico La Razón 4 de junio de 1910 publica un amplio artículo, de sumo interés documental que decía: “La empresa del Gran Teatro Velox ha continuado en las noches del 28, 29 y 31 del pasado mes de mayo y 2 del actual sus funciones en el Circo de Marte de esta ciudad, en la que la concurrencia, a excepción del día 31, en que se exhibió por segunda la hermosa y aplaudida película de La Vida, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, no ha sido tan numerosa como era de esperar dadas las importantes películas que ofrece y la variedad que a las mismas imprime las secciones cinefónicas en las que se ven y oyen celebres artistas nacionales y extranjeros.

El redactor de periódico La Razón continuaba con un consejo no falto de publicidad y reclamo de público: “Nosotros nos permitimos aconsejar al público no pierdan esta ocasión que se les presenta de admirar y oír a grandes artistas que de otra manera no llegaran a ellos.

Para esta noche anunciose por última vez la exhibición de la grandiosa película de La vida, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, que tanto ha agradado a la concurrencia y lo ha aplaudido.

El Cinéfono por su perfección maravillosa, nos exhibieron nuevas películas cantantes, que, con la seguridad más completa, según nos informan, han de agradar al público selecto que allí acude. Nuestra enhorabuena a la empresa y en particular al simpático e inteligente operador y propietario de esta máquina aparato sin oscilaciones Sr. Augier, que parece poseer abundantes conocimien­tos en la materia”.

Esta larga y detallada crónica denota que los palmeros ya tenían conocimiento y opinión sobre la calidad de las proyeccio­nes, evidentemente por el conocimiento de otras anteriores, al decir el crítico columnista que el aparato no producía “oscila­ciones”.

Unos días después continuaban la prensa publicando otros relatos en la que se recogía “que en la noche del 4 del corrien­te, conforme anunciáramos en el número anterior, la Empresa del gran Cinema-Teatro Velox exhibió por última vez en el Circo de Marte la bonita película La vida, pasión y muerte de Ntro. Sr. Jesucristo, atrayendo una regular concurrencia, como también en la primera sección en que se ofrecieron meritísimas películas, algunas de ellas, combinadas con el Cinéfono”.

La vida de Jesucristo, junto a Ben Hur (1907), fue uno de los más atractivos temas en los principios del cine. Cuando los hermanos Lumiere rodaron “una reconstrucción de la Pasión de Horitz en 1897 su mayor rival” Richar G. Hollaman, rodó su propia interpre­tación de la Pasión en el tejado en el Gran Central Palace de Nueva York. En 1902 Zecca y Nonguet filmaron 18 escenas sobre la vida de Jesús a las que les añadieron diez más entre 1902 y 1904. Esta última película se siguió exhibiendo hasta el año 1925. Los años iban pasando y la filmoteca de la vida de Jesús seguía creciendo con una versión británica en 1905, en 30 escenas y en 1906 La Vie du Christ de Víctorin Jasset.

La versión de los hermanos Lumiere, Los siete pasos de Jesús, se proyectó en La Palma en 1898 por Miguel Brito y con el título de La vida, pasión y muerte de Ntro. Sr. Jesucris­to se proyecta­ba, por Augier en el año 1910. Suponemos que esta sería otra versión diferente a los de los hermanos Lumiere, sin que podamos saber a que director correspondía, aunque dado el éxito y las décadas que duró en pantalla bien pudiera ser la versión de Zecca y Nonguet.

De esta manera La Palma y los palmeros entraban, con muy buen pie, en la corriente de la vanguardia internacional admirando, proyectadas por medio de un chorro de luz, personas y naturaleza en movimien­to que se convirtieron en un gran espectáculo y una importante industria del siglo XX y XXI.

* Cronista Oficial de la ciudad de Los Llanos de Aridane (2002), miembro de la Academia Canaria de la Lengua (2009) y de la Real Academia Canaria de Bellas Artes San Miguel Arcángel (2009)

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